Drabble
*Pensamiento de Sai*
*La soledad me había acompañado una buena parte de mi vida. Sin embargo, siempre había alguien ahí, dispuesto a estar conmigo y hacerme compañía.
Desde la muerte de mi querido hermano, veía la compañía de otros sin valor alguno, hasta que apareció Naruto.
Naruto es un preciado amigo para mí, así como también Sakura y Yamato-sama, pero no me hacían sentir menos solo.
Todos en la aldea tenían lazos muy fuertes entre ellos, aveces me sentía sobrante, ya que era alguien extraño para ellos y había leído que tomar confianza y aprecio a una persona lleva tiempo.
Los años pasaron y parecía que me había acostumbrado a la soledad. Ya no la veía como algo malo y doliente, sino como un placer. Podía dibujar tranquilamente sin ser molestado, leer por horas, pero siempre terminaba pensando en los lazos que tenía con los demás, ¿qué tan fuertes eran? Aunque sólo eran pensamientos fugaces y sin mucha importancia.
El día en que Gengo me atrapó en su jutsu, mis dudas crecieron, mis dolores del alma se hicieron presentes, habían tomado una forma tan real e importante como nunca lo habían hecho.
Hasta que apareció ella, una luz distante que llamaba mi nombre. Al principio me preguntaba por qué no había ido Naruto o Sakura a mi rescate, creí que eran los más cercanos a mí.
No reconocía a la persona que me llamaba, aunque dijo ser una amiga. Al decirlo en verdad me molesté, he estado solo bastante tiempo y ahora me decían que tenía más amigos, pensé.
Aquella persona se acercó a mí, sin miedo ni dudas. En verdad me sorprendió que alguien estuviera dispuesto a ir tan lejos después de que le amenazara y llamara mentiroso.
Las lágrimas empezaban a salir de mis ojos, en verdad había alguien que se preocupaba por mí. Ella me dedicó una sonrisa y me abrazó, en verdad me sentía bien, recordé a mi hermano en ése abrazo, un agradable calor en mi pecho se hizo presente.
Al despertar de lo que parecía ser un hórrido sueño convertido en una agradable sensación, la observé. Era ella, ella había sido quien me había sacado de la profundidad de la oscuridad, ella había despejado mis dudas sobre mis amigos, ella era mi luz, Ino.
Después de eso, nunca más volví a experimentar sentimientos como la soledad. Ella era tan alegre y cálida, que siempre me hacia sentir bien, me hacia sentir amado.
Y ahora, con nuestro pequeño Inojin en manos, lo único que me preocupa es que él esté bien, que nunca en su vida se sienta solo, que siempre sonría como su madre. En verdad deseo cuidar del par de luces que iluminan mi vida, Ino, Inojin; me siento tan feliz de poder decir que Ino es mi esposa y que Inojin es mi hijo.
La soledad es agradable, pero prefiero la compañía de mi familia, eso es más que agradable.*
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—¿Sai?, ¿estás bien cariño? —irrupción de Ino.
—Sí. —*adoro su sonrisa.*
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