Drabble
-Mamá....- se acercaba a la ojiazul, su pequeño.
-¿Qué sucede amor mío?- se agachó a la altura de Inojin.
-¿Crees que a papá le guste el dibujo que hice para él?- le mostraba lo mencionado.
-¡Haz mejorado mucho cariño! Seguro que a papá le encantará.- admiraba el dibujo.
-¿Eso crees?
-Por supuesto, ¿por qué lo dudas? No es común verte inseguro.
-Es que...papá es muy bueno dibujando....y quiero darle un dibujo que esté a la altura de los suyos.
-A mí me parece que los tuyos tienen un estilo único, papá tiene un estilo bueno, pero el tuyo me parece mejor.- le sonreía.
-Gracias mamá.- ahora se sentía más seguro de su dibujo.
-Papá llegará en cualquier momento, así que mejor arreglate.
-¿Hoy podré comer todo el queso que quiera?- comentaba entusiasmado.
-Ya veremos, anda ve a ponerte más lindo de lo que ya eres.
-Si.- se marchó con rapidez a su habitación.
Pasaron tan solo unos minutos, cuando Sai estaba de vuelta
-He llegado.- dijo al entrar.
-¡Bienvenido!- le recibió su esposa con un beso.
-¿Dónde está Inojin?- preguntó dirigiéndose a la sala de estar.
-Subió a acicalarse, le llamaré.- subió las escaleras con camino a la habitación del pequeño.
Inojin se preparaba para la celebración del cumpleaños de su padre.
-¡Inojin! Cariño, papá ha llegado.- entraba a la habitación.
-¡Iré de inmediato!- respondió entusiasmado tomando el dibujo que había preparado para su padre.
-Seguro a papá le encantará tu dibujo.- le comentó su madre mientras bajaban juntos.
-¡Feliz cumpleaños papá!- dijo el pequeño dándole su dibujo.
-¡Muchas felicidades cariño!- comentó la chica.
Sai tomó el dibujo que su hijo le había dado, lo observó por varios minutos mientras sonreía feliz, acción que no paso desapercibida por su hijo.
-Es muy bueno, aunque dibujaste a mamá más delgada.- dijo examinando minuciosamente el dibujo, después de dedicarle una gran sonrisa.
-¡¿Qué dices?! Ese es el mejor retrato de mi.- dijo Ino señalando el dibujo.
-Estoy muy orgulloso de tu talento Inojin.- Sai acariciaba con ternura la cabellera del pequeño.
-¿Te gustó papá?- preguntó sonrojado.
-Es de los mejores regalos que me han dado.
-Pero...entonces eso significa, ¿qué no es el mejor regalo?- dijo cabizbajo.
-No.- dijo sonriente.
-¡Sai!- la rubia frunció el ceño ante lo dicho por su esposo.
-El mejor regalo de todos me lo dio mamá hace seis, casi siete, años.
-¿Te dio algo mejor que un dibujo?- preguntó alzando su rostro.
-Mucho mejor, ella me dio al niño más talentoso de todo konoha.
-Sai...- la rubia le miró.
-Me dio el privilegio de ser tu padre, y ese es el mejor regalo de todos.
-E-Es vergonzoso si lo dices así, papá.- dijo sonrojado, se veía tan tierno que sus padres no aguantaron las ganas de abrazarle.
Al separarse se dirigieron a la mesa para celebrar el cumpleaños de Sai.
-¿Puedo comer todo el queso que quiera papá?
-Por supuesto.- le servía.
-¡Gracias!
-¡Ya te ví Sai!- reprendió la chica al sentarse.
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