Jueves, 3:14 pm.
Tenía todo listo. Había dejado su lado del cuarto justo como estaba cuando recién había llegado, y sacó todas sus pertenencias para ponerlas en la gran cantidad de bolsos que tendría que llevar.
Chanhee lo había estado ayudando, reuniendo todas sus cosas para que nada se le quedara atrás. Después de todo, si algo se quedaba, nunca tendría la posibilidad de volver a buscarlo.
Tomó su mochila, en donde llevaba todo lo delicado que no debía perderse entre el equipaje, y tomó una chaqueta.
—¿Llevas audífonos? ¿Tu cargador para el celular? ¿Todo? —le preguntó el menor, sacándole una breve sonrisa.
—Pareces más interesado que yo en el viaje.
Tomaron las cosas y se dirigieron hasta la puerta. Chanhee lo detuvo antes de que pudiese salir, y cerró la puerta tras él. Seokwoo lo miró con desconfianza, preguntándose si alguna vez lo había visto hacer algo como eso.
—Abajo estarán ellas —dejó los bolsos en el suelo, y posó sus brazos en los hombros del mayor, mirándolo directamente—, así que voy a despedirme ahora.
Se acercó lo necesario, y lo besó con ternura, esperando la misma reacción por parte de Seokwoo.
No quería dejar de besarlo nunca.
—¿Por qué no me hiciste algo así antes? —le reprochó, deteniendo el beso.
—Porque es el momento para atreverse —sonrió con ternura, y continuó el beso con decisión.
Tenía ganas de llorar otra vez.
Se abrazaron con fuerza, y nuevamente tomaron los bolsos para salir de la habitación.
Miró una vez más a ambos lados del cuarto, y un millón de recuerdos le vinieron a la cabeza. Habían sido tan sólo 5 meses, pero probablemente los mejores de su vida después de tantos problemas.
Sus primeros días durmiendo en la cama paralela a la de Chanhee, cuando se odiaban y ni siquiera querían verse, o la vez cuando la cama de Chanhee estaba mojada por la lluvia, y tuvieron que dormir juntos por primera vez.
Luego todo había sido cotidiano. Parecían una pareja totalmente normal sólo adentro de aquella estrecha, pero acogedora habitación. Nunca la iba a olvidar, porque después de todo, fue el lugar en el que experimentó muchas cosas nuevas con la primera persona a la que había llegado a amar.
Un taxi esperaba afuera a que ambos, mamá e hijo salieran con sus pertenencias. Chanhee y la señora Kang se quedaron afuera, esperando para despedirse.
—Muchas gracias por todo —se inclinó para agradecerle a Sunhee—. Hizo mucho por nosotros.
La mujer lo miró con ojos vidriosos, escaneándolo de pies a cabeza como la primera vez que había entrado a la casa.
—Ven aquí —lo abrazó con fuerza, dejando caer las pocas lágrimas que tenía guardadas—. Éxito con todo, y por cualquier cosa saben que la casa estará aquí para ustedes.
Suni se despidió de ambos, dejando el paso sólo a Seokwoo para despedirse del menor.
Se abrazaron pasando a llevar a las dos mujeres que los esperaban.
Cualquier apariencia daba igual.
—No te olvides de cuánto te odio por haberte quedado 5 meses —le dijo el menor, aferrándose nuevamente a sus prendas—. Sólo... no olvides que existo.
¿Cómo olvidar a ese pequeño rabioso lleno de amor?
—Imposible olvidarme, estúpido. Prometo volver —lo apartó, y se acercó hasta estar a la altura de su oído—. Te amo, y tampoco olvides lo otro que te prometí.
Le sonrió, dejando que el mayor caminara hacia la puerta y subiera al taxi. Se miraron fijamente hasta que el vehículo partió, dejando a ambos familiares atrás.
Sentía un nudo en la garganta, por lo que decidió no hablar hasta subir al avión. Su celular estaba repleto de mensajes de parte del equipo, que le deseaban un buen viaje, y mucho éxito.
Era como sentirse completo y vacío al mismo tiempo.
—El departamento es muy bonito, y queda cerca del gimnasio en el que entrena tu nuevo equipo —la mujer junto a él le hablaba con emoción, poniéndose cómoda en el asiento del avión—, ¿no es genial? Además tendrás clases de inglés online por una hora cada día, así que aprenderás muy rápido.
Sólo asentía con la cabeza, deseando que todos los días dolorosos que le venían por delante terminaran rápido, y así no tener noción del tiempo que podía pasar.
El avión despegó, y por primera vez podía ver su ciudad desde arriba. Nunca había estado en un avión, por lo que sentía miedo de lo que pudiese pasar al estar en uno.
Comenzaría de nuevo en otra ciudad. Llamaría a Chanhee cada vez que pudiera una vez por semana, por el alto costo de las llamadas internacionales, y esperaría el momento para volver una vez que todo volviese a estar bien.
Sentía que el corazón se le rompía un poco más a medida que se alejaban de la gran ciudad, pero no podía hacer nada para detener el sentimiento más que aceptar todo lo que estaba pasando.
Desde ahí en adelante nada en su vida sería seguro. Ni su éxito, ni sus amistades, ni sus estudios. Sólo estaba seguro de una cosa.
Amaría a Chanhee en cualquier lugar en el que estuviera, y esperaría el tiempo que fuese necesario para volver, aunque él no lo quisiera de esa forma.
Lo único que tenía que hacer era olvidarse de los más de 9 mil kilómetros que los separaban el uno del otro.
Y todo estaría bien.
Perfectamente controlado.
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Por decisión propia [RoChan]
FanfictionSus similares, pero paralelos mundos se juntan, y ocurren sucesos desagradablemente anhelados por ambos. ¿Ambos mundos son capaces de chocar?