18.

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Estaba consciente de que hacía ya casi un mes desde que habían perdido el contacto luego de una discusión, pero de igual forma sentía que no perdería nada al volver a hablarle, y aprovechar el lugar en el que estaba.

Se estiró en la cama, tomó su celular y abrió el chat del menor, mirando su foto por milésima vez en la semana.

"Estoy en Seúl".

Respiró, tratando de encontrar tranquilidad en alguna parte de la habitación. Chanhee estaba en línea, por lo que vio el mensaje a los segundos después de que Seokwoo lo había leído.

A los pocos minutos su celular comenzó a sonar, indicándole que tenía una llamada del menor.

—¿Seokwoo? —se escuchaba nervioso, por lo que sabía que debía tener cuidado al decirle sus planes.

Extrañaba escuchar su voz diciendo su nombre.

—Chan, supongo que leíste el mensaje —suspiró, tratando de encontrar las palabras correctas para decir—. ¿Cómo has estado?

—Deberíamos contarnos esas cosas cuando nos veamos. Es por eso que me mandaste el mensaje, ¿no es así?

Sentía que no podía respirar. Estar hablando con Chanhee, y sentirse a tan poca distancia del mismo le ponía totalmente nervioso, como si no tuviese el suficiente espacio para pensar con tranquilidad.

—Sí... Teníamos un partido, y nos vamos mañana temprano, así que... pensé que sería buena idea que nos viéramos.

—¿Puedes estar como a las 5 en la plaza?

La respuesta debía ser afirmativa, por lo que volvió rápidamente al hotel en el que el equipo se alojaba para prepararse.

4:42 pm.

Estaba casi listo. Corría de un lado a otro, calculando cada segundo para llegar puntual a las 5. Después de todo, el hotel estaba muy cerca de la plaza, por lo que sólo debía caminar una calle para llegar.

—Oye, Pingüino, ¿a dónde vas tan rápido? —le preguntó uno de los miembros del equipo, que debía compartir la habitación con él.

—Tengo que estar a las 5 en la plaza. Después te explico.

—Pero, hey, cálmate —lo detuvo, captando la atención de Seokwoo—. Avisaron que tenemos que volver a la cancha por la reunión con el entrenador. Estabas justo junto a mí cuando lo dijeron, ¿no te acuerdas?

Sentía que el corazón se le salía. ¿En qué momento habían avisado que debían volver a la cancha? Tal vez había estado demasiado preocupado de estar listo para ver a Chanhee, y olvidó que debía poner atención a lo que los encargados decían.

¿Qué hacía ahora?

—Sam, ¿a qué hora nos vamos a la cancha? —preguntó, esperando una respuesta rápida.

—Dijeron que el bus estaría aquí entre 5 y 5:30... ¿alcanzarás? ¿Por qué no llamas a tu compromiso y le dices que se cancela?

No podía cancelar.

Miró su celular.

Estaba totalmente descargado, por lo que ni siquiera podía llamar. Tomó sus cosas, y salió rápido por la puerta, corriendo lo más rápido que podía para llegar a la plaza.

No logró pasar de la recepción sin que el entrenador lo detuviera.

—Rowoon, ¿a dónde vas? —lo tomó del brazo, deteniéndolo por completo—. Saldremos en pocos minutos.

—Yo... volveré en seguida. Hay algo que tengo que hacer.

Al menos pensaba que podría llegar a la plaza para explicarle a Chanhee y luego irse, pero los planes del entrenador eran diferentes.

—No puedes salir, el autobús ya está aquí.

—Pero... sólo serán 15 minutos y listo. ¿Qué tiene de malo?

—Que no te podemos esperar.

¿Y para qué esperarlo?

Lo miró directamente, esperando que esta vez la respuesta fuese positiva a toda costa.

—Prometo que sólo serán unos minutos. Estaré aquí luego, no tiene de qué preocuparse, de verdad.

El entrenador lo miró nuevamente con inseguridad, expulsando un fuerte suspiro para seguir mirándolo.

—Lo siento mucho, pero no podré dejarte salir. Tienes que arreglar tus cosas para viajar.

¿Qué hacía ahora?

No podía llamarlo, y no podía salir a avisarle. Ya eran las 5, y no le quedaban opciones.

Volvió arriba y conectó su celular, esperando a que pronto tuviese al menos un poco más de carga para poder llamar a Chanhee. Esperó sólo dos minutos, y llegó uno de los miembros del equipo a avisar que el bus ya se iba.

Arregló todo rápido, y subió al bus con su compañero. Marcó el número mientras el bus salía del estacionamiento.

5:23 pm.

Marcaba el número sin recibir respuesta. El bus paró entre ambas veredas, esperando a que ningún vehículo viniera desde ningún lado de la calle para seguir su camino.

Miró por la ventana como si en ella encontrara una solución.

Y la encontró.

Chanhee contestó el celular, y se llevó el mismo hasta la altura de sus oídos, todo en frente del bus en el que Seokwoo parecía estar privado de libertad. Lo miró detenidamente, sin poder procesar el hecho de que estaba frente a él, y aún así el menor no lo veía dentro del bus.

Miró el celular, y posterior a eso miró las ventanas del bus, encontrándose con la mirada fija del mayor en él.

Se quedó perplejo, mirándolo con un leve aire de confusión y decepción, mientras Seokwoo sólo pensaba en cómo arreglar las cosas.

Las palabras no le alcanzaban para poder expresarse. Ambos permanecían quietos, mirándose el uno al otro como si se tratase de estar viendo al ser más extraño del universo entero.

Se veía distinto. Notaba que en 5 meses el menor no había crecido ni un poco, pero sí lucía más maduro, al punto de verse realmente como un universitario.

Era tan adorable como lo recordaba.

Sólo atinó a tomar su celular, y marcar el número del menor antes de que el bus siguiera su camino.

—Chanhee, yo...

—Ten un buen viaje, Seokwoo.

Cortó la llamada en cuanto el bus comenzó a andar de nuevo, retomando su camino por las calles hasta llegar a la carretera.

Más que deseos de buen viaje, eso había sonado como una declaración de guerra.

Se sentía mal, y nuevamente vacío al no haber tenido el tiempo para poder verlo y hablarle en persona, pero por otra parte le reconfortaba el siquiera haberlo visto a través de la ventana, mirándolo con odio como solía hacer.

No sabía si el menor querría volver a hablarle luego de eso, porque ni el mismo Seokwoo perdonaría una irresponsabilidad así.

Sólo sabía que quería volver a verlo, a pesar de estar a tantos kilómetros de él.

Por decisión propia [RoChan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora