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NARRA AMAIA.
Me desperté muy temprano ese día, eran las 7:30 de la mañana y no pude volver a dormir más. Al ver a Alfred durmiendo a mi lado sonreí recordando todo lo ocurrido anoche, había sido algo realmente mágico. Al no poder conciliar el sueño fui a la cama de enfrente que estaba vacía y me acerqué a la ventana para ver un poco del exterior.
Una hora después empezó a sonar la música que indicaba que había que despertarse ya, y unos 10 minutos después sentí unas manos que rodeaban mi cintura. Me giré un poco y vi a Alfred con cara de dormido sonriéndome. Me giré hasta estar frente a él y le di un beso.
-Buenos días -me dijo- ¿Cómo es eso de despertarse  la primera? -siguió y se sentó en la cama vacía.
-Me desperté hace una hora y no me pude volver a dormir.
-Ven a desayunar anda- sugirió él y salió de la habitación, no sin antes darme otro beso.
Me cambié rápido de ropa y salí para encontrármelo en la cocina desayunando.

NARRA ALFRED.
Hoy empezaba el día con mejor actitud, me encontraba mucho mejor que ayer y, realmente, creo que fue por hablarlo tranquilamente con Amaia anoche. Estaba terminando de comer con Ana cuando de repente escuché risas que venían de la zona de los lavabos.
-Creo que la has liado un poco, colega- me dijo Agoney, que salía medio corriendo de donde venían las risas.
-¡Alfred!-gritó Miriam -¡ven, rápido!
Me levanté despacio bajo la mirada atónita de Ana y fui hacia el baño.
Cuando aparecí vi a Amaia con cara de preocupación mientras Aitana y Miriam no paraban de reírse.
-¿Qué pasa? ¿Por qué me llamáis?
Miriam se acercó a mi y me dijo al oído.
-Mírale el cuello a tu novia, yo no sé qué hicisteis pero vaya tela. -cuando acabó ambas se echaron a reír más fuerte.
Fui hacia la pila en la que estaba Amaia y me acerqué para verle el cuello.
-Mierda, Amaia perdón, no quería que se viesen tanto de verdad- no pude evitar reírme un poco, tenía la parte derecha del cuello llena de chupetones y, al ser tan recientes, se veían mucho más.
-Amaia, ¿estás bien? -le pregunté al ver que no contestaba.
-Alfred, te voy a matar. -me contestó ella en voz baja. Aitana, Miriam y yo nos echamos a reír, aunque yo en realidad estaba un poco preocupado.
-Lo siento mucho, de verdad- dije acercándome a ella por detrás- ¿me perdonas?
Busqué sus ojos en el reflejo del espejo y vi como asentía con la cabeza. Le di un beso en la mejilla y me senté en la banqueta del baño.
-No te preocupes Amaia, tápatelo con maquillaje y en dos o tres días no se notarán, créeme.- le dijo Aitana.
Fui a la sala del piano a ensayar y componer un par de canciones, estuve allí hasta que escuché a Amaia ensayando de fondo en la sala de ensayos.

Después de las 2:36. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora