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NARRADOR EXTERNO.
-Amaia tienes que irte ya, vas a perder el tren. - le avisó su hermana desde abajo.
Hoy volvía a Barcelona para ensayar el concierto que tenían mañana, y por supuesto, para volver a ver a Alfred. Esta vez le dijo de primeras que la esperaría en la estación, ya que su tren llegaba una hora antes que el de ella.
Los nervios la comían por dentro, estar una semana sin él se había convertido en algo realmente difícil, el placer que sentía cuando ambos estaban en una cama no se podía comparar con el que sentía estando ella sola.
Alfred por su lado ya había cogido el tren camino a Barcelona, no estaba nervioso, más bien estaba impaciente. Había estado componiendo algunas letras y grabando alguna canción que iba a formar parte de su primer disco. Una vez llegó a la estación decidió dar una vuelta por allí hasta que el tren de Amaia llegase y poder ir a su casa directamente.
-...El tren procedente de Pamplona va a efectuar su llegada en la vía 6.
Se movió en seguida de su asiento y fue a la puerta que habían indicado para esperarla.
La vio bajar del tren, ella aún no le había visto pues iba mirando el móvil mientras andaba y pasó cerca de su lado sin fijarse en él. Alfred fue detrás suyo.
-Oye, creo que te estás dejando algo. - le dijo a su espalda cambiando un poco la voz.
-¿Perdona? ¿El... - no terminó la frase, al girarse y verle allí saltó a sus brazos dejando caer la maleta que llevaba en la mano.
Se quedaron unos minutos abrazados sin decir nada.
-Has venido. - le dijo ella emocionada, separándose un poco.
-No te iba a dejar tirada. - contestó acercándose a ella y dándole un beso en la mejilla.
-Oye que soy tu novia, no tu hermana. - dijo ella haciéndose la molesta. Sonrieron en seguida y se acercó a él para poder besar los labios que tanto había echado de menos esa semana.

NARRA AMAIA.
Cogimos un taxi que nos dejó en la puerta de su casa, durante el trayecto su mano había pasado de estar en mi rodilla a llegar casi a la ingle y en los dos se podía notar las ganas que nos teníamos.
Llegamos a su casa y dejamos las maletas en su habitación, él fue a darse una ducha para despejarse un poco. Mientras, estuve buscando en su habitación algo que no encontré, no podía creerme que no tuviese justo el día que volvíamos a vernos. Unos minutos después salió de la ducha y volvió a la habitación.
-Me ha parecido ver una farmacia en esta calle, voy a comprar unas cosas y vuelvo en seguida. - le dije poniéndome el abrigo. Le di un beso muy corto y salí de casa para buscar la farmacia. Cinco minutos después ya tenía lo que buscaba y estaba recorriendo el camino de vuelta a su casa. Abrí la puerta y volví a la habitación, él seguía tumbado en la cama únicamente con la toalla, lo que facilitaba bastante el trabajo.
-¿Qué has comprado? - me preguntó dejando el móvil a un lado.
Saqué la caja de preservativos de la bolsa que traía y los dejé encima de la mesilla de noche.
-No he visto que tuvieses por aquí, y no me apetecía esperar mucho más. - le dije tumbándome a su lado en la cama.
Él se río y se puso encima de mi apoyándose con sus manos a ambos lados de mi cabeza.
-Pues no te voy a hacer esperar más. - se acercó a besarme. Primero muy despacio, poco a poco el beso iba yendo cada vez a más, se deshizo de mi jersey y mi pantalón rápidamente. Me miró de arriba a abajo mordiéndose el labio y volvió a besarme, más intensamente esta vez.
La toalla que le cubría acabó en el suelo, al igual que mi ropa interior, cogió de la mesilla la caja de preservativos sacó uno y se introdujo en mi rápidamente.
Caí rendida una vez terminamos y nos quedamos tumbados en la cama tapados con la colcha.
-Mierda Amaia, habíamos quedado para comer en diez minutos. Me acaba de avisar Ricky. - dijo levantándose de la cama y empezando a vestirse.
Yo hice lo propio, me cambié de ropa y, como era habitual en nosotros, llegamos tarde al lugar donde habíamos quedado.
-Qué raro, la única pareja y los únicos que llegan tarde... - se burló Cepeda cuando llegamos al restaurante.
-Cállate anda... Que hemos tenido un retraso con el tren... - mentí riendo.
Volver a comer los 16 juntos estaba siendo algo increíble, y aún más increíble era el saber que mañana era el concierto en el Palau y que las entradas estaban agotadas. Estaba sumergida en mis pensamientos cuando Roi me sacó de ellos.
-¡Alfred! Venga dinos ya, ¿qué vas a hacer en tu cumpleaños? - dijo levantándose para estar al lado de Alfred.
Yo aproveché el momento para llevarme a Aitana al baño del restaurante.
-Aiti te necesito, no sé qué hacerle a Alfred por su cumpleaños. Me ha dicho un montón de veces que no quiere una fiesta ni cosas así, pero quiero hacerle algo especial, aunque sea solo él y yo.
Cinco minutos después estábamos las dos fuera del lavabo y yo ya tenía más que claro que iba a hacerle el día de su cumpleaños.
Volvimos a la mesa con el resto y nos incorporamos a la conversación que mantenían los 14.
-¡Chicos! Tenemos que irnos, el ensayo es en menos de una hora. - nos dijo Manu acercándose a nuestra mesa.
Todos nos levantamos y salimos del restaurante para dirigirnos al Palau. Yo subí el coche con Alfred, pero antes de que arrancara me acerqué mucho a él, este supo en seguida a que me refería y me dio un dulce beso. Duró más de lo que teníamos en mente y cuando quisimos darnos cuenta, ya íbamos a llegar tarde.
-Somos lo peor Amaia- dijo Alfred entre risas mientras arrancaba el coche.

Después de las 2:36. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora