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NARRA AMAIA.
Cuando acabamos todas las clases era ya la hora de cenar y nos fuimos todos a la cocina.
Estuve toda la cena pensando en la canción y en como tenía que cantarla, estaba tan metida en mis cosas que no me di cuenta de que se habían ido todos hasta que noté que Alfred me abrazaba por detrás.
-¿Estás bien? Te noto un poco ida. - me preguntó dándome besos en la mejilla.
-Sí, estoy bien, solo estaba pensando.
-Alfred - dije llamando su atención, ya que se había ido hacia el sofá- ¿quieres venir un momento al piano y te canto mi canción?
Él asintió con la cabeza y nos fuimos los dos hacia la sala del piano.

NARRA ALFRED.
Ella entró primero y se sentó en la banqueta del piano, yo me senté en el taburete más alejado del piano, pero que estaba justo enfrente de ella.
Empezó a tocar y, como siempre que cantaba acompañada del piano, me hipnotizó por completo.
En el final de la canción noté como se le saltaron un poco las lágrimas, en un principio pensé que era por la emoción, pero cuando no levantó la cabeza y la oí llorar más fuerte me levanté y fui a su lado.
-Amaia, ¿qué te pasa? - le dije poniéndome de cuclillas para estar a su altura.
Ella no levantó la cabeza, solamente se giró y me abrazó muy fuerte mientras seguía llorando.
Estuvimos así un buen rato hasta que noté que se calmó y dejó de llorar. Puse mis manos a ambos lados de su cara para que me mirase.
-Te queda increíble. - le dije dándole un beso en la mejilla. -Y como sé que te pasa algo más y sé también que no me lo vas a querer contar, te digo que si quieres contármelo voy a estar aquí contigo, ¿vale?
Nada más terminar de hablar apagaron las luces, lo que significaba que ya no había canal 24 horas y ya nadie nos estaba viendo.
-Es eso, miedo de no verte nunca más, si es que me pasa lo que dice la letra. Ahora mismo me veo totalmente reflejada, y eso me da aún más miedo. - dijo y volvió la mirada a las teclas.
-¿Y te da miedo no volver a vernos con todo lo que nos viene por delante? Amaia, vienen unos meses en los que ni tú ni ninguno de nosotros va a estar quieto un momento. No vas a tener tiempo de echarnos de menos porque en nada vamos a tener conciertos, firmas, entrevistas... Vas a pasar unos días con tu familia, en tu casa y con tu gente y vas a olvidarte de todo. Y cuando nos volvamos a ver, que no tardaremos nada, vas a ver como esto que hay aquí - dije señalándonos a los dos- se va a hacer mucho más fuerte, créeme.
-Te creo, de verdad que lo hago. Pero me asusta perder el contacto algún día, porque al fin y al cabo estamos las 24 horas del día todos juntos y salir y que no estéis a mi lado todo el día va a ser muy duro. Pero bueno, ¿te gusta la canción?
-Me encanta. - me miró sonriendo mientas se ponía de pie y me cogía de la mano para ir a la habitación.
-Aún tenemos una noche pendiente, no sé si te acuerdas. - le dije cuando entramos a la habitación.
Ella se apoyó en la pared y yo me senté en su cama.
-Mmm... ¿y qué propones? - me preguntó con una sonrisa pícara.
-Pues... te propongo una ducha, muchos besos, nada de cosquillas... ya sabes, lo normal.
Ella se rió bajito tratando de no despertar a nadie y salimos de la habitación para dirigirnos a la ducha.
Nada más entrar se abalanzó a besarme, llevaba demasiado tiempo sin sentirla tan cerca y no iba a desaprovecharlo. Me rodeó el cuello con las manos y yo bajé las mías hasta el borde de su jersey para luego subirlas por su espalda. Noté como se le erizaba la piel y sonreía en mitad del beso. Fue dejándome besos por la comisura del labio hasta llegar al cuello, ni tan siquiera me importó si al día siguiente habría de tapar alguna marca con maquillaje.
Al tiempo que el calor iba apoderándose de nosotros abrimos el agua de una de las duchas, nos metimos dentro y estuvimos bajo del agua un rato bastante largo.

NARRA AMAIA
Movió su boca de la mía a mi cuello y del cuello fue dejándome besos hasta llegar a la clavícula.
-Alfred - le dije y puse mis manos en su pecho. -Alfred, para por favor. - Esta vez si me escuchó, así que se movió y se apoyó en la pared de la ducha.
-Lo siento- le dije bajando un poco la cabeza.
-Ey - me dijo acercándose a mi y levantándome la cabeza con una mano - que no pasa nada, si vamos a tener tiempo de sobra - cogió su toalla y salió de la ducha. Yo hice lo mismo, me vestí de nuevo y le abracé por detrás, nos quedamos así unos segundos y me giré para abrazarle por delante. Escondí mi cabeza en el hueco de su cuello y noté como iba bajando sus manos hasta mi pantalón. Me separé un poco de él riéndome, le cogí la cara con las dos manos y me acerqué a besarle.
Nos quedamos unos segundos mirándonos a los ojos sin decir nada.
-Te brillan los ojos - le dije sonriendo.
-Será de mirarte a ti, porque estás preciosa.
Le abracé muy fuerte y le di besos muy suaves en el cuello.
-¿Vienes a la habitación? - me preguntó saliendo de las duchas.
Yo asentí y entramos en la habitación, nos pusimos los pijamas y nos tumbamos los dos en mi cama.
-Te quiero, mucho. - le dije poniéndome de espaldas a él.
-Y yo, más. - me contestó mientras me abrazaba por detrás.

Después de las 2:36. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora