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NARRA AMAIA.
Una de las consecuencias de que tuviese la regla es que era muy borde con todos, en especial con los que más encima de mi estaban, como era el caso de Aitana y Alfred.
El día empezó con Alfred despertándome acariciandome la mejilla, como siempre cuando dormía con él.
-Buenos días titi. - me dijo suave.
Yo sonreí al acordarme de la noche anterior y le di un beso de buenos días.
Teníamos el repaso de gala a las 11 y mi mal día empezó cuando llegué tarde a la clase.
Después de clase fuimos a desayunar y me senté entre Alfred y Aitana. Él me hizo algunas caricias en la pierna durante el desayuno y yo le correspondí con alguna sonrisa forzada. Desayuné una taza de café y, cuando terminé, en seguida fui al sofá a tumbarme.
-Amaia, ¿estás bien? - me preguntó Aitana sentándose a mi lado- te noto rara.
-Estoy bien, es que tengo la regla y me duele la cabeza un montón. -dije cambiándome de postura. -Oye Aitana, ¿Alfred está enfadado conmigo? Es que no le he dicho nada en todo el desayuno y creo que se ha enfadado.
-Yo creo que no, pero vamos, si quieres le pregunto. Aunque creo que está en el piano, ve con él. -dijo Aitana.
Me levanté del sofá cinco minutos después de que Aitana se fuese y fui hacia donde estaba Alfred.
Llegué a la sala del piano y oí desde fuera que estaba escuchando nuestra versión de city of stars.
-... are you shining just for me? - canté cuando abrí la puerta.
-city of stars... - siguió Alfred.
-there's so much that I can't see. -cantamos los dos a la vez mientras yo me acercaba a él.
Nos cogimos de las manos y seguimos cantándola hasta que terminó. Se acercó a mí para darme un beso pero yo instintivamente, giré un poco la cara y el beso terminó en la mejilla. Me arrepentí al instante así que esta vez me acerqué yo y le di un pico en los labios, me miró con cara de sorpresa y yo le sonreí. Se volvió a sentar al piano y empezó a tocar Londres, la canción que me había compuesto hace un tiempo.
-¿Alfred, estás enfadado conmigo? - le pregunté cuando terminó de cantar.
-¿Yo? ¿Por qué dices eso?
-Porque hoy estoy tonta y creo que lo estoy pagando contigo. -le dije y me senté con él en el piano.
-Sí que estás un poco tonta, pero no más que de normal. - me contestó él a forma de broma. Yo me reí y me apoyé en su hombro.
-¿Me puedes tocar otra canción que hayas compuesto?
Así nos pasamos hasta la hora de comer, Alfred cantándome sus canciones mientras yo le escuchaba sentada a su lado.
El tema que me había tocado esta semana no lo tenía muy asegurado, no lo conocía y escucharlo me había asustado un poco.
-Amaia, te toca con nosotros. - me dijeron los Javis desde su clase.
-¿Ya sabes a quien vas a dedicársela? No es nada fácil, es algo muy íntimo, si no quieres no hace falta que lo digas aquí.
-Creo que sí, y creo también que vosotros lo sabéis. -contesté yo con vergüenza mirando al suelo.
-Vamos a hacer una cosa, cuando termines las clases, quiero que vayas a esa persona y se la cantes con todo el corazón que puedas. Y si te da vergüenza pues cántasela a Aitana o a Miriam, que para ellas no es ¿verdad?
Negué a la pregunta y les dije que lo haría, aunque no estaba muy segura de que lo fuese a cumplir.

NARRA ALFRED.
Volvía a notar a Amaia rara desde después de comer, estaba ausente de todas las conversaciones, pero ya me había dicho que se encontraba mal así que decidí no preocuparme mucho.
Después de cenar, me tumbé en el sofá con la esperanza de poder dormir un rato, ya que la habitación estaba cerrada. Pero el sueño me duró poco ya que Amaia me despertó pidiéndome que fuese con ella a un box, ya que quería enseñarme algo.
-Los Javis me han dicho que le cante mi canción a la persona a la que se la dedico- me dijo muy bajito al oído para que no se escuchase por cámaras.
-Vale, adelante. -le contesté yo con una amplia sonrisa.
No pude dejar de sonreír durante toda la canción, lo hacía todo tan bonito que podría estar escuchándola durante horas. Terminó de cantar y estuvimos durante unos segundos mirándonos sonriendo.
-¿Te gusta?
-Me encanta, lo haces tan bonito todo.
Ella se lanzó a abrazarme y yo rodeé su cintura. Poco a poco mis manos fueron bajando peligrosamente hasta acabar en su culo, ella tardó un poco en reaccionar pero rápidamente me subió las manos otra vez a la espalda. La miré riéndome y le di un beso en la mejilla antes de salir.
Volví al sofá con Amaia siguiéndome y me tumbé en la misma postura en la que estaba antes pero ahora con ella a mi lado.
Apagaron las luces y decidimos irnos a la habitación, Amaia se puso el pijama y mientras yo me quitaba las lentillas se acercó y me abrazó por detrás. Yo me giré y nos quedamos cara a cara mientras yo le abrazaba por la cintura.
Me cogió la cara y me dio un pequeño beso en la comisura del labio y otro más en la mejilla, se apoyó en mi hombro y nos quedamos unos segundos así. Ella levantó la cabeza y volvimos a quedarnos cara a cara. Se acercó un poco a mí y me dio un pequeño beso en los labios, acto seguido puso cara de sorprendida y nos fuimos a la habitación.

Después de las 2:36. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora