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NARRA ALFRED.
No pude dormir mucho esa noche, así que muy entrada la madrugada salí de la habitación y fui a la sala del piano para componer alguna canción. Un rato después, volví a la habitación y me acosté al lado de Amaia intentando conciliar el sueño. Cuando ella notó que me volvía a acostar se movió un poco y me cogió el brazo mientras dormía, yo le acaricié el pelo y me quedé mirándola dormir.
-Bendita la suerte que tuve encontrándote- le dije muy bajito, aunque sabía que no me estaba escuchando. Le di un beso en la frente y cerré los ojos de nuevo.
Me desperté con Amaia acariciandome el pelo,
-¿No piensas levantarte? - me dijo sonriéndome.
Miré la habitación y solo quedábamos nosotros dos.
-Bueno, igual tengo un plan mejor- me erguí en la cama y la moví hasta que me quedé encima de ella apoyándome con las manos a ambos lados de su cabeza. Ella se empezó a reír y yo me abalancé a besarla.
Salimos de la habitación media hora más tarde y fuimos a clase.
El día estaba siendo de lo más normal, Amaia y yo tuvimos un pequeño pique a la hora de la merienda, pero nada que un par de mimos y un pequeño beso no pudiesen arreglar, así que en seguida volvimos a estar como siempre.

NARRA AMAIA.
Estaba duchándome junto con Alfred y con Ana, estuvimos un buen rato hablando de nuestras canciones, de la gala próxima y de mil cosas más.
Nada más salí, me quedé en la puerta escuchando la conversación que tenían los dos aún en la ducha.
-¿Qué haces? - me preguntó Aitana.
Me hice un gesto para que se acercase y escuchó conmigo la conversación.
-Es que están hablando de mí- le dije.
Nos quedamos un rato escuchando lo que decían.
-Nunca había tenido una novia ni nada que fuese músico, y es que Amaia es todo música y eso me hace enormemente feliz- escuché decir a Alfred.
Sonreí al momento de escucharlo y Aitana me miró sonriendo también.
Una vez me di cuenta de que lo que estaba haciendo no estaba bien, me moví de la puerta y fui a cambiarme. Cuando vi que Alfred salía de la ducha y se iba al espejo para peinarse, me acerqué a él y le di un beso muy rápido en los labios para después irme corriendo a la habitación.
Dentro estuve hablando con Aitana, ya que me sentía mal por haberle escuchado tras la puerta y se lo quería contar. Estábamos cada una en una cama y cuando Alfred entró, Aitana me hizo una seña para que fuese a hablar con él.
-Alfred, ven un momento porfa. - le dije.
Solo quedaba despierta Aitana, y como no me importaba que nos escuchase nos quedamos en la habitación.
-¿Qué pasa? - me preguntó él sentándose conmigo en la cama.
-Pues... te lo cuento pero porfavor no te enfades.
-No me enfadaré, te lo prometo. - me dijo cogiéndome de la mano.
-Cuando he salido de la ducha, he escuchado que estabais Ana y tú hablando de mí y me he quedado escuchándoos desde fuera. Lo siento mucho de verdad, ha sido un impulso, sé que no está bien espiar a nadie.
-¿Y qué has escuchado? - preguntó sonriendo.
-Pues... desde que le contabas todo lo de tu ex novia hasta que has dicho que nunca habías tenido una pareja que fuese músico y que yo soy música- le dije y agaché la cabeza porque noté que me estaba poniendo roja.
-Amaia tranquila, que no me importa. Es más, agradezco que lo hayas escuchado, porque es lo que pienso de verdad. Así no tengo que decírtelo tan directamente que me da más vergüenza- me contestó riéndose un poco.
-Entonces, ¿no te ha molestado?
-En serio, que no. -dijo y me cogió de las manos. - Eso sí, a la próxima mejor quédate dentro, que podríamos haber aprovechado un poco más- me miró con una sonrisa pícara y yo no pude resistirme a besarlo. Me tumbé en la cama y él se puso encima de mi cadera sin apoyar el peso.
-¿Aitana? - preguntó Alfred cuando nos separamos un poco.
-Yo no os escucho- respondió ella.
Él volvió a besarme, esta vez más lentamente y yo le seguí el beso. Bajó hacia mi cuello y yo puse mis manos en su pecho separándole un poco
-Alfred, que las mesas ya no son excusa.
-Perdón, un impulso. -dijo riéndose.
-Idiota.
-Bueno, pero un idiota que te quiere mucho. - contestó dándome un beso corto.
Se tumbó a mi lado y nos tapó a los dos con el edredón, me subió un poco la camiseta y empezó a hacerme caricias en la tripa.
-Me encantaría recorrerme Barcelona entera contigo- me dijo pillándome por sorpresa.
-Alfred todavía no sé qué voy a hacer, no quiero asegurar nada aún.
-No estoy asegurando nada, solo lo digo para que lo sepas, que en Barcelona vamos a estar mucho todos juntos.
-Hay mucho tiempo aún. - le dije girándome para estar frente a frente con él y acariciandole  la mejilla.
-Hay todo el tiempo que quieras, sin prisa ¿vale? Yo te voy a estar esperando.
-Gracias Alfred.
-No hace falta que me des las gracias siempre por todo titi, ya te lo he dicho.
Yo agaché un poco la cabeza y le pedí perdón muy bajito. Lo llegó a escuchar, ya que con una mano me levantó la cara para que volviese a mirarle.
-Te quiero - le dije.
-Yo también te quiero - me sonrió y yo me perdí por completo. Le volví a besar y al poco tiempo los dos caímos rendidos y me dormí con la cabeza apoyada en su pecho, como muchas otras noches.

Después de las 2:36. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora