— ¿Que mierda te ha pasado?– Me giré como pude y vi a Carter con un chico al lado. El se quedó mirándome para luego susurrar algo y acercarse a mi.
— ¿A mi? Nada.– Dije volviéndome a girar e intentar caminar hacia donde estaba el bus así ignorando a Carter. El se puso delante mia con la vista puesta en mi rodilla que sangraba mas que antes.
— No puedes ir así.– Habló aun mirando la rodilla, luego la apartó y la posó en su amigo. Cerró los ojos y suspiro.— Ves yendo, ya llegaré.– Comentó aun con los ojos cerrados. Yo fruncí mi ceño mirando a su amigo que me miraba igual de confundido, pero le hizo caso y se marchó. Carter se quedó mirándome.
— Oye, luego hacemos guerra de miradas. Pero dejame ir, esto duele.– Intenté pasar por su lado cojeando.
— No creo que vaya a decir esto...– Dijo al verme caminar.— Sujetate.
— ¿Que?– Pregunté alzando mis cejas.
El suspiro mientras pasaba mi brazo por su hombro.
— Esto se queda entre nosotros.– Remarco el "queda" mientras pasaba su mano por mi cintura.— No comentes nada sobre el tema, ¿entiendes?
— Ajá.– Rodé los ojos. Jamás pensé que Carter iba a ayudarme.
— ¿Que ha pasado?– Dudó en decir.
— ¿Desde cuando te importa?– Bajé la cabeza por el dolor haciendo que mi pelo tapara la mayor parte de mi cara. Me di cuenta que estaba actuando como estúpida, el intentaba ayudarme.— ... Me caí a la carretera llevándome todas las piedras y creó que me corte a parte con cristales que habían por la construcción de al lado. Llevaba una niña acuesta. Casi la atropellan.– Expliqué.
— ¿La ayudaste?– Preguntó mirando mi mano ya que estaba en su hombro.
— No, me tiré porque la carretera necesitaba un abrazo.– Suspire mientras rodaba los ojos. El río, la primera vez que reía por algún comentario mio.
— ¿Y te duele?– Hizo otra pregunta obvia. Yo me paré haciendo que el también dejara de caminar.
— Parece que me he encontrado con míster obvious.– Caminé de nuevo.
No hablamos en todo el camino. En menos de cuatro minutos ya estábamos ahí. Me dejó de agarrar y entramos al bus.
Cameron estaba boca arriba en el sofá con su teléfono móvil impaciente. Aaron daba vueltas. Y Matt estaba sentado en un asiento mirando sorprendido su móvil.
— Hello.– Hablé después de unos segundos sin hacer nada ahí parada. Ellos se giraron y Cam se levantó corriendo para abrazarme fuertemente y acariciaba mi cabeza. Matt hacia gestos sin sentido hacia mi y Aaron seguía ahí parado.
— Joder, que susto nos hemos llevado al ver ese vídeo.– Me acarició el pelo aún abrazados. Se separó pero puso sus manos en mis hombros y me inspeccionó.— ¿Te has hecho daño? ¿Donde?
Señalé mi rodilla y mano. El al verlas gritó y fue corriendo hacia Matt.
— ¡¡Llamen a una ambulancia!!– Gritó señalado una y otra vez mi rodilla.— ¡¿Donde están los demás?!
— "Buscándola"– Hizo comitas con las manos Aaron nervioso, ya que yo estaba aquí.— Ya les avisé, están viniendo.
— ¡¿Esta eres tu?!– Exclamó de la nada Matt levantándose y me mostraba el vídeo del camión.— ¿Estas loca?
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— ¡Ya lo hemos visto mas de veinte veces, Matt! ¡Si que es ella!– Suspiró pesadamente Cameron.— Definitivamente estas mal de la cabeza.
— ¿La iba a dejar morir?– Me senté en un asiento con la mirada en mi mano.
— Voy a por el botiquín, yo te lo curaré.– Dijo Aaron para luego desparecer de ahí. Yo miré con miedo a los dos chicos.
— Eh... Tranquila... El sabe.– Matt me sonrió no muy seguro.
— Voy a morir.– Aseguré.
Me levanté de allí ante la mirada de ellos. Me dirigí hacia mi litera, subí, cerré la cortina y me estiré hacia arriba. Me quedé ahí unos minutos sin hacer nada, ya ni siquiera sentia dolor. ¿Ahora me drogaba? La gente dice que cuando se droga, no sienten dolor, bueno lo pone en Google así que... Mi móvil vibró sacandome de mis extraños pensamientos. Lo saqué del bolsillo y me metí en las redes sociales. Leí noticias sobre lo de la niña; decían que era mi hermana. ¿Por que los medios se inventan tantas cosas?
Escuché muchos pasos afuera. Apagué el móvil y me dispuse a escuchar.
— ¿¡Maddie!? ¿¡Donde mierda esta Maddie!?– No pude reconocer la voz.— ¡Joder habladme!– Esta vez si, Hayes...
— Tranquilo. Creo que esta dormida. Aaron le curará las heridas.– Comentó Cameron tranquilo.
— ¿¡Heridas!?– Gritó esta vez Johnson. Es fácil reconocer su voz.
— ¿Eres estúpido o te haces? Normal, se ha puto tirado a la carretera que estaba en obras. Y cristales, ¡cristales!– Dijo aceleradamente Nash.
— ¿Y donde esta ahora?– Escuché por primera vez a Gilinsky.
— ¿En la litera, tal vez?– Sonó obvio Cameron.
Los pasos se acercaban. Dejé a un lado el móvil y me senté como pude en la litera por la rodilla. Esperé a que abriesen la cortina, mientras me ataba una coleta. La cortina se abrió dejando ver las caras de preocupación de los chicos, que luego se fijaron en mi rodilla y pusieron una mueca de asco. Yo rodé los ojos.
En menos de un segundo alguien ya me había cogido por los hombros, abrazandome con fuerza. Luego sentí muchos más brazos rodeandome, y yo aún sentada en la litera. Si me dejasen así de golpe, seguro que me caería al suelo al estar inclinada hacia fuera.
— También los quiero...– Palmeé una espalda como forma de consuelo.
Mientras los abrazaba, por detrás de sus hombros pude ver a Carter. Al ver que yo le estaba mirando, me sonrió de lado, cosa que yo le imité.
— Fuera ahora. He de curarla.– Los empujaba Aaron intentando posicionarse delante mía. Cuando lo consiguió sonrió triunfante.— A ver la rodilla, querida.– Dijo poniendo voz de interesante. Al instante todos se rieron. El nos miró raro.
— ¿Querida?– Reí.
— Los pacientes no hablan.– Entre cerró los ojos. Yo asentí con la cabeza aun riendo. El cogió el botiquin que creo, que lo habían traído del hotel. Sacó algo de ella, dejando ver... ¿Unas tijeras de cocina? Lo miré confundida.— Mierda.