Matthew P.O.V
—¡Madison! ¡Deja eso!—exclamé quitándole la cerveza y el cigarro de la mano. Ella empezó a reír sin parar—. ¡Joder! ¡Chicos venir!—grité sujentándola ahora a ella que se iba a caer hacia un lado del taburete.
Escuché los pasos de los demás acercarse. Cameron soltó un grito al ver la cantidad de cervezas que se había bebido y la cantidad de cigarros que había tirados.
—¿Que ha pasado? —le susurré a la que, a día de hoy, es mi mejor amiga. Ella seguía riéndose.
—Estoy cansada de todo—habló por primera vez ella alargando la 'o'. Una rara sensación recorrió mi cuerpo al escucharla en ese estado—. Voy a dejar Magcon. Si, eso haré—agregó luego. Yo miré a los chicos con temor. ¿Y si es verdad?
—Voy a llamar a los demás que faltan—dijo Cam mirando a Maddie.
—¿Vamos hacer una fiesta? —Preguntó ella alegremente mientras se soltaba de mi agarre. Se levantó de la silla haciendo que se cayera—. ¿Quien ha puesto este suelo aquí?
—Si que le afecta el alcohol—me susurró Gilinsky, mientras mirábamos a Maddie contar cuantas venas tiene en la mano—. Es peor que...—iba a decir pero Cameron nos interrumpió.
—Voy a tirarle un vaso de agua—nos avisó. Miré a Jack y el asintió. Yo hice lo mismo.
Los que faltaban llegaron, Aaron abrió los ojos sorprendido al ver a Maddie en ese estado, bueno, en realidad, todos. Menos Sam.
—¡Daddy!—gritó Maddie abalanzándose a Sam. Él la sujeto como pudo—. ¿Sabias que me gustas mucho? Pero tu me haces sufrir, mucho. Haces que nunca pasó nada. ¿Es que no sentiste nada cuando casi nos...?—Sam la interrumpió poniendo la mano en su boca y abrazándola fuertemente por los hombros de ella, para que callara. Nosotros lo miramos curiosos.
—¿Alguien me explica? —se cruzó de brazos Cameron.
—Sam, ¿me das un beso?—preguntó ella poniéndose de puntillas. Sam me miró pidiendo ayuda .— Es que no soy lo suficiente para ti, ¿es eso, no? —añadió mientras las lagrimas se acumulaban en sus ojos.
¿Pero que pasa? ¿Va a llorar? No quiero verla llorar.
—No digas tonterías Madison—habló Sam mirándola mientras le acariciaba la mejilla—. Pero estas borracha, no puedo hacer eso, ¿entiendes?
Y de golpe ella cerró los ojos y se dejo caer. Sam la agarró rápidamente y me miró nervioso.
—¿Q-Que le esta pasando?—preguntó Hayes mirándola con miedo al verla casi caer.
—¡Pero queréis hacer algo!—chilló Sam mientras la movía, ella no reaccionaba.
No sabia que hacer. Estaba plasmado mirándola.
Cameron vino corriendo y le tiró un vaso de agua en la cara haciendo que abriera los ojos y empezara a toser. De inmediato Sam la abrazó asustado. Ella seguía con los ojos entrecerrados mientras su cabeza se movía a los lados.
—Llevarla a su litera—ordenó Cam, que era el único que había reaccionado. Se tiró al sofá mientras cerraba los ojos y ponía las manos en su cara.
Sam se encargo de cargarla y hacer lo que Cam había pedido. Miré a los demás.
—Sabia que la iba ver borracha, pero no de esta forma—habló Taylor intentando quitar la tensión. Le miré mal.
—¿Tenéis idea de por que lo hizo?—preguntó en susurro Shawn.
—Dijo algo de que estaba cansada de todo, y que se quería ir de Magcon—hablé por primera vez. Él me miro sorprendido.
—N-No, no puede irse—dijo Shawn negando con la cabeza. Nosotros lo miramos curiosos ante su comportamiento. Él salió del autobús dejándonos confundidos.
—¿Que coño fue eso?—preguntó Gilinsky. Nosotros nos encogimos de hombros.
Escuchamos unos pasos y de inmediato nos giramos para ver a Sam. Lo miramos curiosos.
—¿Nos lo contaras?—preguntó Cameron acercándose a él.
Yo los ignoré y fui directo a donde se encontraba Maddie. La vi tapada hasta la cabeza. Me acerqué a la litera y me senté en la cama. Le corrí el pelo para ver su cara. Se le notaba cansada. Le acaricié la mejilla.
—¿Por que lo hiciste?—pregunté, obviamente sin respuesta—. No lo hagas mas, por favor.
Me levanté de la cama y quise ir hacia donde se encontraban los chicos. Pero alguien me cogió de la muñeca, giré mi cabeza y la vi a ella con los ojos medio abiertos en la cama.
—No me dejes—la escuche decir. Sonreí un poco y me estiré en la cama. De espaldas a ella. Estuvo como cinco minutos dando vueltas en la cama. Hasta que le pregunté.
—¿Que pasa?—susurré.
—¿Puedo abrazarte?—susurró de vuelta. Yo me sorprendí y me puse nervioso, ella lo notó—. O-Olvida lo que dije —tartamudeó.
—Claro que puedes, tonta—le contesté. Escuché como se daba la vuelta despacio en la cama. Segundos después, sentí su delgado brazo rodear mi cintura. Yo puse mi mano debajo de la almohada quedándome dormido.