—¿Qué te pasa? —alguien se sentó a mi lado rápidamente, haciendo que botara en el sitio del susto—. Perdón, M.
—¿M? —alcé mis cejas. No me hacía falta girar la cabeza para saber quién era—. Matt, a veces tu imaginación es...
—¡No, qué va! M de Maddie, ya sabes —me volteé para entrecerrar los ojos en su dirección. Él sonrío tiernamente.
—¿Qué te pasa? —repitió. Me olvidé de que me lo había preguntado.
—¿Eh? —me hice la desentendida—. Nada, ¿por qué?
Tomé mi batido de oreo y me lo llevé a la boca bajo su atenta mirada, me estaba empezando a incomodar.
—¿Sam tiene que ver? —abrí los ojos sorprendida y me atraganté con el batido. Empecé a toser, él me dio palmaditas en la espalda ayudándome—. Vaya... Me lo tomaré como un sí.
—¿Qué? ¡No! ¿Cómo crees? —aparté la mirada.
Carter estaba sentado en otra mesa. Parecía estar leyendo algo en su teléfono, fuera lo que fuera, tenía cara de concentrado. A su lado se encontraba Taylor. Hablando por teléfono. ¿Es que acaso no podían vivir sin ellos?
Miré mi mano, la cual sujetaba también mi teléfono. Siendo sinceros, yo tampoco podía estar sin él.
—¿Ya? —preguntó de la nada. Levanté la mirada y alcé mis cejas—. Vamos, cuéntame.
—Hemos discutido —solté sin importancia. Él me miró expectante, esperando que continuara—. ¿Qué?
—¿Y ya? —yo asentí—. Ven, sígueme.
Me agarró de la mano y nos alejamos de los demás, a una esquina. Me apoyé en la pared y él se quedó delante de mí con una ceja alzada, yo le miré extrañada.
—¿Te besó?
—¿Uh? —pregunté nerviosa.
—Samuel, que si te te besó —habló obvio. Yo permanecí callada, él suspiró—. Lo sabía.
—No hay nada de malo.
—Lo sé, tan solo no quiero que te haga daño —apartó la mirada—. Entonces, ¿por eso estáis enfadados?
—Supongo —me quedé mirando a Sam desde lejos. Él estaba hablando con Cam.
Matt se alejó sin decir nada más. Me quedé un rato más en mi puesto, pensando.
Me acerqué a ellos después de unos minutos. Shawn me sonrió y me aviso de que nos íbamos ya, yo asentí.
Era la primera de todos, marcando el camino. Alguien se posicionó a mi lado, pero no le tomé importancia. Simplemente solo le prestaba atención al camino.
—Estas hecha un lío —mire de reojo y me sorprendí al ver a Carter hablarme. No contesté—. No es solo Sam.
—No se de que me estas hablando —él mantenía la calma, hablaba con desdén y pausadamente.
—Yo creo que sí —esta vez me miró, y yo también.
—Carter, no sabes nada de mí —retiré la mirada un poco molesta.
—Ya, puede ser. Tampoco tengo intenciones ni de conocerte. Es tan solo que se nota mucho.
No le contesté y sabía que él tampoco iba hablar más. Así que opté por acelerar el paso.
Al llegar, lo primero que hice fue estirarme en mi cama/litera, boca abajo. Escuche a los chicos entrar. Pero uno en concreto, se acercó.
—¿Qué? —hablé contra la almohada.
—¿Estas liada con Sam? —abrí los ojos sorprendida. ¿Es qué acaso lo sabe todo el mundo? Sólo se lo he contado a dos personas.
—No —me gire y quedé boca arriba, así viendo a Gilinsky—. ¿Por qué? —me senté como India en la cama, mirándole.
—Creo que ya te dije al principio de todo que él te haría daño —se relamió los labios como solia hacer.
—Me alejé de él —suspiré cansada de este tema. Él asintió—. ¿Por qué tanta preocupación? O sea, si, lo pillo, porque no queréis que me haga daño pero, no sé. Soy lo suficiente grande como para ser consciente de mis actos, ¿no crees?
—No lo creo —levantó una ceja—. De hecho creo que lo estás llevando mal.
—¿Ah, si? —pregunté molesta, levantándome de la cama y quedando en frente a él—. No creo que sepas nada de ese tema, ni si quiera se como te has enterado.
—Se lo suficiente —habló acercándose a mí.
Me sujetó de la cintura y me apegó a él. Al principio puse las manos en su pecho, haciendo un poco de espacio entre los dos, ¿que estaba pasando? ¿Se volvía a repetir?
—Qué haces —susurré como pude viendo como acercaba la cara.
—Hacer lo que quiero hacer desde el primer momento que te vi.
Acabó juntando nuestras bocas. Empecé una batalla en mi cabeza en si seguirle o alejarle. Pero sin darme cuenta, ya le estaba siguiendo. Pasé mis brazos por su cuello y lo acerqué aún más a mí. Noté su sonrisa sobre la mía. Me cogió de la cintura con más firmeza y con un pequeño salto, me enredé en su cintura con los pies, mientras él me sujetaba por los muslos.
Caminando hacia atrás nos metió en el probador, que tenía cortina, y como pudo la cerró.
—No hagas que me arrepienta de esto —hablé entrecortadamente. Él tan solo rió.
Me dejó en el suelo cuando entramos. Nos seguimos besando hasta que con una de sus manos, levantó un poco mi camiseta, así que le ayudé a ir quitándomela. Cuando estaba por la mitad, se escucharon pasos acercarse, así que paramos al instante. No sabía que hacer, no pensaba en nada. Jack me volvió a coger en brazos y yo enrollé mis piernas en su cintura, para que no se me viese.
—¿Jack? —era la voz de Cam. Gilinsky se quedó callado—. Vamos, te estoy viendo los pies por debajo de la cortina.
Yo abrí los ojos asustada. Jack me miró con calma.
—¿Eh? Estaba con los cascos —habló Gilinsky. Me guiñó un ojo, calmándome tan solo un poco.
Me elevó un poco más, yo subí las piernas para que no viese nada de mí.
—¿Has visto a Maddie? He de hablar con ella.
—¿Has mirado en su cama? —Jack aprovechó que no podia hablar para sujetarme mejor del culo, en vez de los muslos. Le mandé una mirada asesina.
—No está —suspiró—. Bueno, igual ha salido. Luego hablamos, voy a buscarla.
Jack no le contestó y esperó a que se fuese. Cuando ya no escuchamos nada, solté todo el aire que había retenido durante la conversación. Apoyé la cabeza en el hombro de él. Jack rió ante ello.
—No ha pasado nada, ¿ves?
—Deja mi culo —hablé aún en apoyada en su hombro, respirando cerca de su cuello. Él se disculpó y me dejó en el suelo.
Abrí un poco la cortina y no vi a nadie, salí. Jack pretendía salir, así que lo volví a meter.
—Quédate dos minutos ahí, por si acaso —le susurré, él me miró con desaprobación—. Por favor.
—Al menos dame otro beso.
Al principio pensé que lo decía de coña. Pero después me di cuenta de que lo decía en serio. Miré por todos lados asegurándome, y con pesadez le di un beso y me sonrió. Ignoré aquello y me fui de allí rápidamente.
Qué acabo de hacer.