Ahí estaban... Justo frente a sus ojos.
Morinaga Tetsuhiro y una deliciosa comida que le hizo dudar por un momento si realmente aquello era un sueño.
Uno muy raro, demasiado real y ¿delicioso?.
Decidió disfrutarlo, la fiesta de sabores en su boca y la plenitud en su pecho le evitaron pensar; ya desde antes se había percatado de que el hambre y él no daban buenos resultados, pero se había acostumbrado a no hacerle caso; no había forma de saciar esas ganas de probar algo que ya no estaba, un sazón que el nunca tendría, y sin embargo ahí estaba...
Y aunque fuera un sueño, no lo despreciaría...
Así que devoró... Devoró todo lo que pudo, pocas veces había comido tanto, como en ese momento... Pero siempre era debido a ese sazón.Cuando sintió el hambre aplacarse, comenzó a hacer caso a su alrededor, sus sentidos se agudizaron y hacía observaciones lógicas.
Aquella acogedora cocina y la calidez de las personas con las que la compartía; era como si hubiera estado con ellos desde siempre, no podía negar que sentía una extraña, pero cómoda, familiaridad. Se sentía en casa, aunque no terminará de entender porqué o cómo es que eso era posible.
Se dedicó a devorar todo el curry con arroz que su estómago fue capaz de soportar; un sabor tan delicioso que logró desconectarle por al menos tres platos de aquel manjar.
Mientras esperaba por su cuarta porción, se percató de la mirada que los niños le dedicaban.
Ambos chiquillos ponían sus ojitos infantiles sobre aquel hombre de cabellos largos de vez en vez; suspicaces, ingenuos, fuertes, intimidantes... Acusatorios.Miradas intensas, para nada infantiles, pero que seguían siendo puras e inocentes.
Los niños parecían saber algo que Souichi desconocía y eso le había inquietado; desde su primer encuentro en la habitación supo que entre ellos sabían la respuesta a su problema de identidad, pero se acusó de tonto de solo pensarlo... Eran solo niños después de todo.
Se dedicó a observar con más calma, su cabeza estaba más enfocada, pero por más que se había pellizcado no había despertado de ese sueño; fue entonces que decidió que tendría que encontrar respuestas y la salida de aquel mundo en el que lo habían metido.
Miró primero al pequeño de cabellos azules...
Era el vivo retrato de Morinaga, sus pequeños cabellos cubriendo sus grandes ojos color miel, sus pequeñas manos jugando con la comida y haciendo batidillo en su sillita. Lo miró con el ceño fruncido al ver todo el caos que hacía, ganas no le faltaron de regañarlo o llamar su atención, pero se detuvo... Una mirada retadora le enfrentó.
— Pero que demo... — un infantil duelo de miradas se dió en aquella mesa, uno intentando corregir y el otro imponiendo sus encantos para evitarlo.
Los tiernos y sinceros ojos de aquel peliazul ojimiel le enfrentaron, pero no fue eso lo que paro en seco al pelilargo, sino lo que le hizo sentir, lo que entendió con solo verlo: Ceño fruncido, mirada temible y un puchero.
Podía ser Morinaga versión miniatura, pero el carácter de ese pequeño no era para nada el del peliazul, era un pequeño y territorial tirano, y Souichi lo entendió... Era él, con el rostro de su kohai.Morinaga había dicho que era suyo, de ambos pero ¿cómo?...
¿Qué mundo raro era ese?... ¿Dos hombres pueden tener hijos?
Morinaga estaba loco por decir qué él había parido a esos niños...— Yo... Yooo… agggggggh — humo parecía salir de su cabeza.
Mientras él tenía un corto circuito en su cerebro; los demás en la mesa dejaban al pequeño Yura hacer su voluntad, ya luego del desastre se dejaba alimentar o asear, mientras él se divertía haciendo figuras con su papilla, ya era costumbre.

ESTÁS LEYENDO
Un hombre exitoso
FanfictionSouichi Tatsumi, es un hombre exitoso... Socio de una empresa farmacéutica, jefe de miles de trabajadores; su rígido carácter y orgullo lo han hecho distante, intolerante y hasta cruel a la vista de todo el mundo. Un hombre con mirada de hielo y dec...