Sueño Lucido

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Bienvenidos a un epílogo dentro de esta historia de "Un hombre exitoso", espero sea de su agrado por lo menos un poco.

ADVERTENCIAS Necesarias:

Mpreg en su totalidad, historia extremadamente cursi, AU, detalles imaginarios de embarazo masculino, SIN LEMON, capítulo extenso.

Si no te agrada el mpreg puedes omitirlo, sí decides seguir sólo te pido no insultes, ni dejes comentarios ofensivos, esto solo es por diversión y nada de los fic es canon así que no dejemos que la pasión se nos desborde.

Si aún así decides darle oportunidad... te lo agradezco de antemano.

Excelente lectura.

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Se fueron a su habitación en silencio; tener demasiadas cosas por decir, sin saber cómo decirlas, no era buena forma de comenzar ningúna conversación. Además no tenía idea de cómo comportarse, no sabía cómo hablarle... no sabía nada de esa vida.

Souichi estaba levemente sonrojado; se sentía mareado, con las ideas revueltas y extrañamente fatigado. Cómo si hubiera corrido demasiado y ahora el cansancio le estuviera cobrando factura, aunque en realidad no había hecho ningún tipo de esfuerzo. Empezó a sudar frío y a temblar levemente apenas y se sentó en la orilla de la cama.

- ¿Te sientes mal de nuevo? - preguntaba Morinaga preocupado, apagando la luz del baño de la habitación, recién terminaba de asearse y se disponía a dormir. Se sentó a su lado en la cama y siguió cuestionando:

- He visto que respiras agitado desde hace un rato... - se acercó más, hizo movimientos precisos tocando su frente y estómago, tal cual hacia con sus hijos cuando enfermaban, era puro instinto, uno muy arraigado en el jóven de verdes ojos - ¿Necesitas que vayamos al hospital?... si es así puedo ... -

- No... No es nada...- alejó esa mano intrusa de su cuerpo.

No es que le disgustara, al contrario, le agradó lo cómodo que se sentía su piel en respuesta a su tacto. Ya antes le había tocado así, pero ahora se daba cuenta nuevamente y a flor de piel de las descargas, escalofríos y de ese cosquilleo tan conocido. Minutos le habían sido suficientes para convertirse en un guiñapo, una gelatina temblorosa y vulnerable; incapaz de pensar lógicamente.

Recordó aquella vez... Y no supo que sintió con exactitud.

Aquella ocasión había sido solo un mes de lejanía (dos si no se consideran los toqueteos que ese pervertido se había atrevido a hacerle estando dormido). Su cuerpo se comportó extraño esa ocasión, era cómo si él mismo no tuviera control sobre su cuerpo; le tocó satisfacerse, pero al contrario de lo que pudo haber sucedido, termino frustrado, confundido y forzado a hacer cosas que no le gustaba hacerse.

¿Cómo era posible que su propio cuerpo no respondiera a su tacto? Era como sí tuviera candado... Uno del que parecía no tenía llave.

Tenía miedo... Pero no de Morinaga, tenía miedo de si mismo. Tantos años de no verlo y aún así su cuerpo todavía no olvidaba ni un poco. Tantas preguntas importantes que debía hacer y el solo podía temblar por un sencillo roce de su mano; y es que a pesar de tantos años, tenerlo así de cerca seguía siendo vergonzoso.

- Lo siento... - se entristeció más todavía el ojiverde, ese tipo de rechazo ya no existía entre ellos, no desde que la tierna presencia de Himawari se asomó en sus vidas.

Un hombre exitosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora