CATARSIS [PAUSADA]

V

Constantemente soñaba con golpes violentos anunciando la entrada de una fuerza oscura. Yo estaba al otro lado de esa fuerza descomunal que reclamaba su derecho de estar en la misma habitación. No podía moverme; manos salían de mi espalda y me abrazaban en un rincón del cuarto, impidiendo que pudiese huir. Mientras la puerta seguía crujiendo a causa de los golpes, un lamento surgía en mi oído y luego otro le seguía y otro... sollozos incontrolables y voces pidiendo que la fuerza oscura se marchara. Las súplicas quedaban en un susurro una vez que la puerta cedía ante la furia de una figura oscura de presencia imponente. Las manos me agarraban con más fuerza, sentía que encogía escuchando el terror acechando en cada paso que la figura daba.

»Los sollozos se transformaban en gritos desesperados. La figura de gran tamaño se detenía frente a mí, enseñando unos dientes amarillos y chuecos. Trataba de esconder mi cabeza entre ambas piernas y bajo mis brazos, algo siempre me dijo que esa figura deseaba hacerme daño. Temblaba bajo la sombra de su enorme mano dirigiéndose en un camino tortuosamente lento para agarrarme. Pero cuando estaba a punto de lograr su cometido, despertaba.

La mañana en que reviví mi pesadilla, desperté cubierto de una capa de sudor frío y pegajoso. El cigarro que fumaba antes de quedarme dormido se había desvanecido en el suelo. Moví mis dedos notando que tocaba las finas cenizas acumuladas en el suelo y un paquete de condones abierto.

Me moví en la cama y no hallé a ninguna chica durmiendo a mi lado, lo que significaba que de nuevo me las había dado de salvavidas con Shadow.

Dowin Sharp se presentó en Taller de Introducción Profesional como "Shadow" y todos nos acostumbramos a llamarlo por dicho apodo. Es la imitación más engorrosa de Shaggy de Scooby Doo. Está falto de muchos tornillos que lo hacen hablar largas horas sobre temas políticos o sociales. Algo que le encantan son los debates... Y las chicas.

—¿Qué tal la noche?

Shadow se servía un café el instante en que alzó las cejas, asintió y empezó a reír como un demente.

—Debiste aceptar el trío, amigo —acusó.

—Tu concepto de "trío" se resume en ti metiendo tus dedos a todos.

Casi escupe el café. Dejó la taza sobre la mesita de centro y empezó a mover sus dedos en mi dirección.

—Estos dedos mágicos deben usarse para algo.

Me eché hacia atrás en el sofá con un gesto asqueado.

—Prefiero que los uses en el bajo.

Shadow como bajista era un demonio. Admiraba su entrega con la música y el que tuviese un humor tan campante por la mañana. También me gustaba que fuera un hijo de papá a quien le pagaban todo, incluyendo el departamento donde vivíamos.

El sitio no se caracterizaba por sus lujos, mejor dicho, porque de milagro cabían las camas en las habitaciones; esto le daba un acogedor ambiente hogareño. Al entrar lo primero que se te chocaba se trataba del semimuro que dividía el pasillo de la cocina, es decir que el desastre de loza apilada en las encimeras y lavaplatos no dejaba nada a la imaginación, tampoco las paredes verdosas de toda la casa que le daban un aspecto vomitivo. Un zapatero se encontraba junto a la puerta, mas nunca se usó. Unos pasos del zapatero se veían las puertas de nuestras habitaciones. Una cañería rompía el colmo del patetismo antes de avanzar a la sala, la mierda de tubería sonaba todo el maldito tiempo; también goteaba, lo que nos obligó a poner un balde porque el agua carcomía el piso de madera. Entre la cocina y la sala de estar no existía división alguna, todo lo que hacías en la cocina era visible para quien estuviese viendo televisión en el LED pequeño que se encontraba contra la pared, encima de un mueble lleno de trofeos que pertenecían a Shadow. Un sillón doble fue la cama de muchos compañeros que se quedaron después de juntas en compañía de la fiel cerveza. Yo prefería no sentarme ahí, demasiada esperma acumulada y marcas de vómito.