El Inicio

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 Por James:

Baaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah. ¡Por Dios! ¿Quién viene a joder a estas horas?

- ¿Qué mierda quieres Leo? – grite con rabia. Odiaba con todo mi ser que hiciera esto todos los días.

- ¡Abre! - me respondió. Volvió a tocar la puerta con sus nudillos en un tono irritante.

- ¡Chinga tu madre maldito! - contesté. Me estaba irritando.

- ¡Apresúrate pendejo o vamos a llegar tarde! - siguió gritando.

- ¡Es domingo!- dije. ¿Qué clase de persona te levanta tan temprano un domingo? Leo.

- ¡Domingo fue ayer imbécil! ¡Levántate! ¡Y ábreme la maldita puerta! - ¡Ay no! ¿Por qué a mí?

- La llave esta donde siempre, sírvete.- le dije.

 Oí la puerta abrirse. Leo Thomas entraba a mi maldita habitación de mi casa. . . perdón, nuestra casa para llevarme como todos los días a mi lugar favorito: la preparatoria.

- Estoy algo cansado de hacer esto todos los lunes Matthews.- dijo Leo. Sonaba preocupado.

- Tú me amas primor, dame cinco minutos.- le respondí. Leo rió bajito y negó con la cabeza. 

Era cierto. Leo era gay y estaba enamorado de mí desde hace unos años. Lo descubrí pero no podía ponerlo en vergüenza sin ponerme a mí también, así que podría decirse que es lo más cercano a un mejor amigo que tengo. A decir verdad lo aprecio mucho y lo estimo pero yo voy con mujeres. Y no cualquier mujer. Voy con LAS mujeres. En lo que iba del curso me había tirado a la mitad del equipo de porristas del instituto y a sus primas. . . y hermanas. . .

Sí, este maldito hijo de puta con suerte soy yo.

- Apresúrate por favor. Es tarde.- me dijo sentándose en el puf de mi habitación y tecleando algo en su teléfono.- James algún día voy a dejarte solo ¿sabes?

Sonreí. Salí de mi cama y me dirigí de frente a la ducha. Abrí el grifo y me metí debajo de la caliente agua, pase el jabón por mi perfecto cuerpo y algo de gel con olor. En tres minutos termine y cerré el grifo, salí de la ducha y seque un poco mi cabello con la secadora de pelo, iba secando mi cuerpo con la toalla y practicando mis sonrisas para las chicas de hoy. Ese era mi lema “Un nuevo día y una nueva conquista”. Si dieran trofeos por las novias más bonitas debería tener miles, millones.

- ¿Ya estás listo? – dijo Leo tras la puerta.

- ¡Ya salgo! ¡Leo pásame el jean negro y la camiseta roja! - grite.

- ¡Se te olvidan las palabras mágicas!

- ¡Chinga tu madre! - contesté riendo.

- ¡La tuya mal nacido! - dijo riendo. La puerta se abrió y Leo me dejo la ropa sobre el retrete.

-Gracias Leo.- sonreímos y el salió. También me había traído calzoncillos y un par de medias. Típico de Leo. Me puse la ropa interior y me tome un minuto más para admirar mis abdominales: perfectos. Me puse el jean y la camiseta y empecé a arreglar mi peinado. Siempre lo traía en copete. Era sedoso y suave. Me tomo otros cinco minutos terminar de arreglarme el pelo de la manera correcta. Salí del baño y corrí a ponerme las zapatillas a juego. Listo. Volví al baño a cepillarme los dientes mientras echaba perfume a mi ropa. Escupí y enjuague. Listo ahora sí para irme.

- Ahora sí podemos irnos Leo.- cogí mi mochila (que no traía más que unos pocos libros viejos) y salí corriendo para dejar a Leo atrás y poder conducir.

- Tú no tienes remedio, de todas maneras es tu auto. Vamos rápido.

Asentí y empecé a conducir hacia el instituto. Leo se veía normalmente nervioso por la tardanza, no sé por qué se preocupa. Lo he sacado tantas veces de aquel castigo que no me molesta llegar tarde o temprano, un par de billetes convencen hasta al más débil. Era hijo de Ryan Matthews y de Caroline Forks, los representantes y productores del momento. Había salido de casa el año pasado y papá me pagaba el piso donde vivía con Leo, por supuesto Leo también pagaba su parte del piso. Su papá trabajaba en una emisora muy conocida y siempre íbamos cada vez que algún cantante famoso daba entrevista, si es que no lo conocíamos ya.

HatersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora