Capítulo 2

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  Narra Lourdes

  -Buenos Aires; Argentina - 08:25 AM-

  - Amor, ya llegamos -me avisó Esteban. Yo me había dormido a su lado. Estaba cansada.
  - Bien... -respondí.

  Uf, llegué a Argentina. Volví a pisar el suelo argentino. Bajamos del avión con Esteban de la mano y fuimos a buscar nuestros equipaje. Una vez con ellos en nuestras manos entramos al aeropuerto. Miré a un costado y vi a Mel con Pato y mis sobrinos en cochecito. Corrí hasta donde se escontraban y la abracé muy fuerte.

  - ¡Amiga! Te extrañé tanto -dije sonriendo. - Hola Pato -dije y lo saludé.
  - Nos hacías mucha falta -dijo él. Yo reí.
  - Ay, mis vidas. Qué chiquitos son -dije acercándome a Solange y Máximo. - Son una familia tan hermosa, chicos.
  - Gracias amiga -dijo Mel.
  - Bueno él es Esteban, mi novio. Amor, ellos son Pato y Mel, mis amigos con sus hijos.
  - Un gusto -dijo Pato saludándolo con las manos.
  - Igualmente -dijo él.
  - Un placer conocerte, Esteban -dijo sonriendo Mel. - ¿Vamos a desayunar a un bar?
  - Sí, dale. ¿Vamos? -pregunté mirando a Esteban.
  - Dale, amor -dijo y sonrió.

  Fuimos al bar. Al bar en el que conocí a Guido aquella misma noche en la que me dio su número. ¿El mundo de repente está en contra mío? Increíble pero real.
  Nos sentamos en una mesa los cuatro y al lado de Pato y Mel los bebés.
  Pedimos y al rato la mesera nos los trajo.
 
  Desayunamos, hablamos de todo un poco. Qué había pasado en este último tiempo que no estuve. Cómo conocí a Esteban, entre otras cosas. Por suerte, Guido no estuvo en nuestra conversación.
  Luego nos despedimos de los chicos y nos fuimos a nuestro departamento. Que por cierto ya habíamos mandado a decorar. Teníamos pensado quedarnos un buen tiempo en Argentina. Y cuando nos surgan cosas en Uruguay, iríamos de nuevo allá. Pero el departamento ya era nuestro.
  Una vez allí, nos dedicamos a desempacar.

  - Amor, ¿vamos a comprar algo para el almuerzo? -le pregunté una vez que terminamos.
  - Sí, dale vamos.

  Fuimos hasta el súper caminando. Total quedaba a unas cuatro cuadras.
  Llegamos y compramos todo lo que nos hacía falta y algo para comer al mediodía.
  Luego volvimos a casa y nos pusimos a ubicar todo lo que compramos en sus lugares correspondientes.
  Mientras preparábamos la comida, pusimos una película.
  En un momento mi celular comienza a sonar.

  - Llamada entrante -

  - ¡Hey, amiga! -dijo Ámbar. Reconocí su voz al instante.
  - ¡Hola!
  - Me enteré que estás en Buenos Aires. Y con Cuty queríamos que vengan mañana a visitarnos. ¿Aceptan? -Esteban estaba escuchando la conversación y me hizo una seña de que sí vayamos.
  - Sí, amiga. Mañana por la tarde estamos allá.
  - Me alegro. Los esperamos.
  - Nos vemos.

  - Fin de llamada -

  Cocinamos pizza. A Esteban le salían increíbles. Almorzamos y el resto lo dejamos en la heladera. Lavamos los platos y nos fuimos a la cama.
  Nos levantamos a las 17:20hs, nos bañamos y preparamos para salir. Queríamos ir a recorrer la ciudad. Si bien ya sabíamos cómo era Buenos Aires, no venía nada mal recorrerla, pasear, los dos juntos, ver cosas nuevas, admirar los paisajes...

  La pasamos re bien juntos. A él yo le regalé una camisa que había visto y le encantó. Le debía un regalo. Y él a mi me regaló una cartera para salir con apliques y muchos brillantes.
  Rato después volvimos al departamento. Eran las siete de la tarde y nos habíamos puesto los dos en el sillón para mirar la tele.

  - Amor...
  - ¿Sí?
  - Estaba pensando en poner un estudio fotográfico.
  - Qué lindo, ¿donde?
  - Eso aún no lo tengo definido. Pero creo que sería en el centro. Hoy ví varios locales que estaban en venta.
  - Mañana si querés vamos y vemos, amor.
  - Dale.

  Continuamos viendo la televisión. Rato después yo me dormí encima de él.

  - Amor, vamos a acostarnos. Son las 2AM -dijo despertándome.
  - Bueno, vamos.

  - Al otro día -

  Nos levantamos, nos vestimos, desayunamos y salimos.
  En el centro había varias tiendas en venta. Con Esteban íbamos anotando los números de las inmobiliarias para ir llamando cuando estemos en casa.
  Estuvimos recorriendo como por media hora. Luego volvimos a casa.
  El resto de la mañana nos la pasamos en casa, ordenando.
  Calentamos la pizza en el microondas y almorzamos.
  Terminamos de almorzar, lavamos lo que usamos y nos fuimos a dormir.
  16:25hs nos levantamos y nos fuimos a bañar, juntos. Disfrutaba de sus besos, cálidos...
  Al salir de la ducha, nos vestimos y salimos para la casa de Gastón y Ámbar.
  Veinte minutos de viaje. Llegamos y tocamos timbre. Me abrió Ámbar. Nos dimos un abrazo hermoso y duradero.

  - Te extrañé. Perdón, llegó recién. Juro que no sabía nada. Mi intención no era que se crucen -me susurró y mi rostro empalideció.
  - ¿Está... Guido? -pregunté atónita. Asintió con la cabeza. Cruzaría esa puerta y lo volvería a ver. No estaba lista para esto.
  - Un gusto, Ámbar -dijo Esteban.
  - ¡El gusto es mío! -lo tomé de la mano a mi amor y entramos. Mis piernas se debilitaron. No podía dar un paso más. Traté de disimular y continué caminando.

  Estaba hablando con Gastón en la mesa del living. Apenas aparecí yo, alzó la vista y me vio. Volvimos a conectar miradas después de mucho tiempo. Él también estaba cambiado. Se había cortado el pelo a la altura de los hombros. Estaba más... hermoso. ¿Que estoy pensando? Ay Dios. Yo miré hacia Esteban y esbozé una sonrisa. Cuándo vio que estaba con él tomados de la mano, su rostro cambió rotundamente.

  - ¡Hey, Lu! Te extrañábamos -se levantó Gastón y nos saludó.
  - Yo también los extrañé chicos. Les presento. Él es Esteban, mi novio. Amor, ellos son mis amigos. Ámbar, Gastón y... Guido -a Guido cuándo dije las palabras 'novio' y 'amor' pude notar cómo su corazón de partía en mil pedazos. No entiendo por qué... Si el que me cagó fue él. El que se acostó con otra fue él.
  - Bueno, con su permiso me voy. Nos vemos. Después hablamos, Gusty -dijo esta vez en dirección a Gastón. - Un gusto... Esteban -no me dirigió la palabra en ningún momento. Pasó por al lado mío, me miró de reojo y se fue. Sé que me miró... porque yo también lo estaba mirando a él.

  Narra Guido

  Salí rápidamente de la casa de mi hermano. No quería pasar un minuto más ahí dentro con ese tal Esteban.
  Lourdes... Dios... está hermosa. Ese rubio, su corte y su pelo ondulado le queda hermoso.
  La extraño tanto. ¿Por qué la cagué? ¿Por qué la dejé ir?
  Hoy estaríamos juntos, con los planes de casarnos, felices. Y ella no estaría con el estúpido ese.
  Ahora que sé que volvió, voy a hacer hasta lo imposible para que me dé una última oportunidad. Para que deje que le demuestre que la amo más que a nada.
  Entré al auto, arranqué y me fui a un lugar. Un lugar muy especial para mi. Un campo un poco alejado de la ciudad. Al que siempre íbamos con Lourdes. Más allá de todo, iba a reflexionar, a estar un rato solo, conmigo mismo.
  Llegué y estacioné el auto.
  Caminé hasta donde me sentía seguro. Me acosté en el pasto y miré hacia el cielo.

  Estuve así más o menos por 45 minutos. Mirando el cielo, pensando en Lourdes y en todo lo que perdí en estos cinco meses por estúpido...

  Narra Lourdes

  - Ni te dirigió la palabra, Lu -dijo Ámbar. Estábamos las dos hablando en la mesa del living. Esteban y Gastón fueron al balcón a charlar "solo los hombres" dijeron.
  - ¿Y qué querés que haga, Ámbar? Si le parece bien hablarme o no,  no me tiene que interesar. Yo ya no estoy mas con él. No me tengo por qué preocupar -dije jugando con mis manos.
  - A mi no me engañas... aún no lo has olvidado.
  - No es fácil para mí. Fueron muchos momentos hermosos los que pasamos.
  - ¿De qué hablan? -dijo Esteban apareciendo con Cuty y dejándome un beso en la mejilla.
  - Nada importante, amor -dije y lo besé.
  - Bueno, ¿vamos?
  - Sí, dale. Chicos, un gusto haber estado un ratito con ustedes. Los extrañaba mucho. Ahora nos tenemos que ir. Nos vemos pronto y estoy muy feliz por su casamiento. Felicitaciones, se lo merecen -saludé a cada uno y nos fuimos a casa.

Cicatrices 2 (Guido Sardelli)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora