Capítulo 7

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  Narra Lourdes

  Pasó una semana del casamiento de Ámbar y Gastón. Una semana difícil para mí. Había estado con muchos mareos, vómitos... me estaba asustando. Fue ahí que recordé que con Guido no nos cuidamos... ¿será? No estoy lista aún.
  Hoy le pedí un turno a mi médico y le pedí a Ámbar que me acompañara. Aceptó sin interrogatorios.

  - Una semana de gestación tiene. Felicididades mamá -dijo el médico. - ¿Y usted quién es?
  - La amiga de ella -respondió Ámbar. - Gracias, doctor  -nos fuimos de ahí directo al auto. Arrancó y emprendimos viaje a mi casa. Yo aún seguía en shock.
  - No estoy lista para ser madre tan temprano. No puedo, no puedo.
  - ¿Cuándo pasó esto, Lourdes?
  - El día de tu casamiento.
  - ¿¡Qué!?
  - Como lo escuchaste. Cuando dijimos que veníamos de caminar, en realidad veníamos de tener sexo en el baño.
  - Ah bueno. Yo no lo puedo creer. Gracias al cielo no se me dio por querer ir al baño. No me hubiese gustado ver eso nuevamente. Ya bastante pasó con Morena y Marcos.
  - Extremista -dije riendo sin humor.
  - Bueno, felicitaciones.
  - Tengo que abortar...
  - ¿¡Cómo dices!? -dijo frenando el auto de golpe. La miré.
  - No estoy lista. No sé en que idioma te hablo que no entendés, Ámbar.
  - No podés hacer esto.
  - Sí, puedo. Aún no hay ningún ser viviendo dentro mío.
  - ¿Y Guido?
  - ¿Guido qué?
  - Se tiene que enterar.
  - No puedo. No tengo el valor para decírselo.
  - Hay, amiga. Lo que estás haciendo es muy riesgoso -dijo poniendo en marcha nuevamente.
  - Mira, me duele en el alma tener que hacer esto. Querer abortar a un ser que fue fruto del amor que tengo con Guido. Pero no puedo hacerlo. No puedo seguir adelante con el embarazo. Soy muy chica, además perjudicaría a Guido. Tienen muchos proyectos por delante como banda. Con un hijo, todo se le derrumbaría.
  - El otro día estábamos hablando de eso, ni idea por que salió el tema. Pero Guido dijo que le encantaría tener un hijo con vos. Le harías más feliz la vida. Un hijo sería algo hermoso para él. Fíjate en lo que haces.
  - Todo lo que vos quieras... la que va a llevar al niño en la panza soy yo. Y no puedo con esto. Tengo miedo.
  - ¿De qué?
  - Soy muy chica, no estoy lista, ¡Dios! -dije y me largué a llorar.

  Ámbar no dijo nada, siguió conduciendo.

  - Hey, esta no es mi casa... -dije mirando a los alrededores.
  - Claro que no, necesitas de otras personas para convencerte de que lo vas a hacer no está bien. Por eso vinimos a la casa de Mel y Pato -nos bajamos del auto y tocamos. Nos abrió Mel con Máx en brazos.
  - Hola, que sorpresa. ¿Qué hacen acá?
  - Necesitamos hablar de un tema muy importante -dijo Ámbar entrando a la casa. Nosotras la seguimos.
  - ¿Qué pasó? -preguntó Mel.
  - Muchas cosas -respondió Ámbar. Mel se sentó y nosotras igual. - Contale -me dijo a mi. Yo la miré a ella y estaba esperando atentamente.
  - Es-estoy em-embarazada de Guido... -solté el aire que venía sosteniendo y cerré los ojos.
  - ¡Felicitaciones, amiga! -dijo feliz.
  - Sí, sí. Hermosa noticia. ¿Pero por qué no le contás lo que querés hacer? -dijo Ámbar.
  - Quiero abortar. No estoy lista. No puedo seguir con este embarazo. Soy muy chica. Es mucho para mí.
  - ¿Qué dices? Cómo... no puedes. Es fruto del amor que se tienen con Guido.
  - ¡No puedo, no puedo! Lo único que escucho que es no puedo. Sí, puedo. ¡Y quiero que Guido no se entere! Así que, cierran sus bocas -dije un poco molesta.
  - ¿De qué no querés que me entere? -escuché la voz de Guido por detrás mío. Abrí los ojos cómo platos y maldije en voz baja. Traté de inventar algo - ¡Hablá, Lourdes! -exclamó molesto.
  - Em, eh... que no querías que te enteres de... que estaba organizando una cena... para los dos -di la vuelta y lo miré. Ámbar me fulminaba con la mirada.
  - ¿Eso nada más?
  - Sí, eso... em, ¿me podes llevar a mi casa? -pregunté cambiando de tema.
  - Sí, vamos... -saludé a los chicos y nos dirigimos afuera.

  Me tomó de la mano y así nos fuimos hasta el auto. Nos subimos al mismo y emprendimos viaje a mi casa.

  - ¿Segura que era eso nada más? -sabía que iba a preguntarme eso.
  - Sí, eso era nada más, Guido... quería que fuera sorpresa -esbozé una sonrisa.

  Me dolía tener que mentirle, pero no podía seguir con el embarazo, no estaba lista para semejante responsabilidad a tan temprana edad.
  Quizás le gustaría formar una familia conmigo. Pero aún yo no estaba lista. Además, me daba miedo el sólo hecho de que si Guido se enterara, no lo acepte y me deje...

  - ¿En qué pensabas? -preguntó mirándome.
  - En nada... em, ¿te puedo hacer una pregunta?
  - Sí, claro.
  - A vos... ¿te gustaría formar una familia? -me arrepentí al instante de haber hecho esa pregunta.
  - Sí... con vos. Aunque no estoy listo para ser padre por así decirlo. ¿Por qué lo preguntas?
  - No, por nada... -seguía mintiendo.

  Llegamos a mi casa y me bajé. No sin antes agradecerle. Entré y fui a bañarme. Quería despejarme un poco. Mientras me duchaba, tocaba mi vientre...
  Tiene razón Mel... fruto del amor que tenemos con Guido... pero no puedo seguir adelante. No lo puedo hacer.
  La decisión estaba tomada. Iba a llamar a un especialista.
  Después de bañarme, me cambié asi nomás, de entre casa y llamé al anteriormente mencionado.
  Me dio cita para el sábado próximo a las seis de la tarde. Ya estaba todo listo... sólo restaba esperar el día... dolía, sí. Pero no podía continuar.

  Le mandé un mensaje a Ámbar comunicándole mi decisión. Me quería matar. No podía creer que haya tomado semejante decisión.

  Dejé el celular a un lado y fui hasta la cocina para prepararme un café y merendar.
  No tenía nada para comer. Así que fui para un supermercado que se encontraba a dos cuadras de mi casa. Me cambié y salí para allá.
  Al llegar, me di cuenta de que me faltaban más cosas en mi casa. Entonces cargué: azúcar, galletitas, té, café y para hacer pizzas.
  Mientras compraba, decidí invitar a Ámbar y a Mel a comer esta noche. Así que agarré mi celular y mandé un audio al grupo de whatsapp que tenemos las tres.

  - 🔊Luli: ey, cambien la noche de sexo con sus hombres hoy y vengan a casa a comer. ¡Noche de chicas! Mel, déjale los niños a Pato. Hoy las quiero despejadas. No pregunten por qué. Hay pizzas. Quiero su presencia. Hoy a las 20hs.

  Después de terminar de comprar, me fui a casa. Merendé mirando televisión. Luego de eso, me puse a lavar todo lo que había usado. Eran las 7PM y me puse a preparar todo. Me sujeté el cabello y puse manos en la masa.
  A eso de las 7:30hs la pizza estaba en el horno. Rato después la saqué y la puse en la mesa. Ya estaba todo servido. Sólo faltaban las chicas.
  Tocaron la puerta y fui a abrir. Eran Ámbar y Mel. Traían cervezas.
  Nos pusimos a comer y a tomar mirando Titanic. La vimos como 200 veces, pero no nos cansábamos.
  A eso de las 11PM decidimos llamar para pedir helado.
  Noche sin helado, no es noche.

  Como a las 2 de la madrugada, las chicas se fueron. Yo quería seguir la joda, pero ellas ya tienen una responsabilidad...
  En ningún momento hablamos sobre el embarazo. Y eso lo agradecí. Nos dedicamos a pasarla bien.

  Agarré mi celular, una birra que quedaba en la heladera, bien fría y fui hasta el balcón. Allí me quedé mirando el cielo y seguía pensando...
  Si se enterara Guido, ¿cómo reaccionaría? Eso no lo sabría. Me levanté a dejar la cerveza vacía, y abrí otra. Me dirigía nuevamente al balcón hasta que tocan la puerta. Qué raro. Dije entre mí. Fui a abrir la puerta y...

  - ¿Esteban? ¿Qué haces acá? -qué hacía el boludo este acá la puta madre. Me quedé sorprendida al verlo.

Cicatrices 2 (Guido Sardelli)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora