Narra Lourdes
Las semanas siguientes pasaron y yo llevaba para todos lados a Sarah. Me molesta un poco el que Guido no se haga tanto cargo de ella. Los dos somos los padres y pareciera que no es así.
Entiendo que él tiene una banda, sus viajes y demás. Que no debe dejarlos de lado porque ahora tiene una familia. Simplemente que le preste más atención.
Debido al trabajo sólo estamos juntos en los momentos del desayuno, almuerzo y quizás cena. Hay veces que alguno llega tarde y la hora de cenar terminó hace rato.
Es difícil tener una familia, pero no imposible. Una cosa éramos los dos juntos conviviendo; la otra es vivir como familia.
Sarah es una bebé de apenas un mes. Necesita sus cuidados.
También tengo que tener en cuenta que debí dejar de trabajar para abocarme a mi hija y nada más que a ella.
- Mi amor, entiendo todo lo que me decís, pero yo trabajo de esto y claramente no es un ambiente para traer a una bebé de ni siquiera un mes.
- ¡Pero no puedo con todo! Trabajo y Sarah, Sarah y trabajo -me estaba desquitando con Guido.
- ¿Por qué no te tomás meses de licencia? -él, en cambio me hablaba con serenidad.
- ¿¡Por qué no lo haces vos!? -sos terrible, Lourdes.
- Sabes muy bien cómo es mi trabajo, Lourdes...
- Sí, lo sé... lo siento, estoy bastante estresada -no me respondió, en lugar, se fue hasta la habitación de Sarah.Yo fui hasta mi pequeña oficina y comencé a editar los books que había estado haciendo estas últimas semanas.
Creo que debo tomar esta decisión: dejar de trabajar por estos meses y dedicarme a mi hija.
Terminaría estos books y listo. Hasta nuevo aviso. Porque siendo sincera, no puedo.
Salí de mi estudio improvisado y fui hasta el baño. Tomaría una ducha.
Este último tiempo para los dos cambiaron los horarios. Levantarnos a las cinco de la mañana porque Sarah comienza a llorar y tenemos que amacar o tengo que amamantar para que vuelva a dormir.
La mayoría de las veces despertamos con ojeras, pero hacemos lo posible para no demostrarlo.
Una vez que finalizaron los quince minutos de baño, me vestí ya con ropa de entrecasa.
Con Guido no nos dirigíamos la palabra debido a nuestra pequeña discusión. El clima estaba muy tenso.
- ¿Bañas a Sarah vos o lo hago yo? -preguntó calmado. La pequeña descansaba en sus brazos, y jugaba con sus cadenas. Solté un largo suspiro y hablé:
- La baño yo... -respondí por fin. Acto seguido, tomé a mi niña en brazos y fui hasta su habitación.La dejé unos minutos en su cuna mientras preparaba todo para su baño. En un momento, fui hasta el baño para cargar agua caliente en la bañadera.
Oigo llantos y rápidamente voy hasta su habitación. La levanto y empiezo a meserla en mis brazos.
- Hay, Sarah. Creo que antes del baño, debo cambiarte ese pañal -pongo a la niña en la mesa y empiezo a descambiarla, mientras tanto, busco para limpiarla.
- ¿Todo bien? Oí el llanto desde la cocina -apareció Guido. Atraviesa el umbral de la puerta y se acerca a nosotras.
- Sí, sólo que alguien hizo sus necesidades y necesita una limpieza -hablé en dirección a mi hija, ella sólo se limitaba a reir. - ¿Podes ir a cerrar la canilla? En el apuro, me olvidé. Debe revalsar ya.
- Sí, ya vengo -dijo y se retiró.Nuestra conversación comenzaba a ser más fluída. Sarah nos conectaba. Por más enojados que estemos con nosotros, ella lograba que todos esos sentimientos feos se vayan y que sólo llegue la felicidad y armonía.
Terminé de limpiarla y fui directo a bañarla.
- Puedo... hacerlo yo si quieres -Guido esperaba allí en el baño. Lo miré y traté de reprimir una sonrisa. Me hablaba de una manera tan dulce que era imposible estar enfadada con él siquiera unos minutos.
Asentí lentamente y le di la niña en sus brazos. Creo que se dio cuenta de que estaba realmente cansada.
Salí del baño, cerré la puerta y me fui hasta la cocina. Una vez allí, comencé a preparar la cena mientras veía las noticias.
En un momento, la puerta comienza a sonar.
¿Quién será a esta hora? Pensé. Me sequé las manos y fui a abrir.
Quedé boquiabierta al ver a esa persona parada en la puerta de mi casa. Lo que me llevó a pensar lo siguiente: ¿Cómo carajo sabe donde vivo?
- No... Noah -mi voz se dificultaba al pronunciar su nombre. - ¿Qué haces aquí? -inquiero y cierro la puerta detrás mío.
¿Lo recuerdan a Noah? Probablemente no por el nombre, pero por esas casualidades de la vida, seguro lo dije en algún momento.
En aquellos momentos en los que yo estaba realmente mal, había roto con Esteban y sólo ahogaba penas en fiestas y alcohol.
Una noche, yo no tenía ánimos de nada. De sorpresa, llegaron Mel y Ámbar a mi casa y me propusieron salir. A duras penas, asentí.
La pasamos bien la verdad, especialmente yo, que era la recientemente soltera. Esa noche bebí de más, resulta que un pibe se me acerca y me empieza a coquetear. Yo, con mis cinco sentidos totalmente fuera de orden, correspondí todo lo que él tenía para ofrecerme. Nos fuimos a los baños y fui allí donde todo sucedió. Tuvimos sexo -qué, no lo voy a negar, fue muy bueno- y ese fue el fin de la historia.
Luego de lo sucedido, no lo vi más. Hasta el día de hoy que está parado en frente de mi casa. Que no es solo mía, sino que Guido está ahí dentro seguramente terminando de bañar a Sarah.
Lo que me sorprende, es el hecho de que nuestro único encuentro pasó hace meses y se haga presente tanto tiempo después.
- No sabes lo que me costó encontrarte, Lourdes... -confesó. Tomó aire para hablar. - No sabía que ahora eras novia de un músico... y que sobretodo, tienes familia con él -dentro de todo el chico era correcto y no hablaba obsenamente.
- Sí... de hecho él y yo tenemos una historia bastante larga que me costaría mucho explicar... -fue lo único que se me ocurrió decir. En un instante, la puerta se abre y deja a ver a Guido con Sarah en brazos.
- Ya terminé de vestirla... ¿quién es él? -pregunta.Bien, creo que estoy en serios problemas.
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Cicatrices 2 (Guido Sardelli)
FanfictionBienvenidos a la 2da temporada de Cicatrices. En esta continuación, se encontrarán con nuevas rupturas, dolorosas. Y a la vez momentos felices y de disfrute. Espero que les guste. Y si vienen y no leyeron la 1er temporada, vayan YA que está en mi pe...