Capítulo 6

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  Narra Lourdes

  - Dos meses después -

  Pasaron dos meses eternos. En los que salía muy poco. Sólo para trabajar. La mayor parte del tiempo la pasaba en mi casa. El resto, trabajando. En estos dos meses, veía muy poco a los chicos. A veces con Mel, ayudábamos a Ámbar con todos los preparativos del casamiento. Ellos harían un civil. Y sería hoy Sábado 7 de Abril. El momento más esperado por mi amiga, había llegado finalmente. Estaba muy feliz por ella.
  Desque aquella noche, no había vuelto a ver a Guido. Le había dejado muy en claro que no quería verlo, y por lo visto entendió. Pero ahora, lo necesitaba más que nunca.

  Me estaba preparando para ir directo al Registro Civil. Tenía el honor de ser la madrina de Ámbar. Y por lo que me habían contado Guido el padrino de Gastón.
  Nos volveríamos a encontrar...

  Llevaba puesto un vestido hermoso en dos piezas, el mismo constaba de, abajo una falta rosa suave con una pequeña cintura llena de perlas y pliegues que le daban una caida super natural. Arriba un top de espalda semi abierta, encaje, cuello cerrado e infinidad de perlas bordadas en todo el corset. En los pies unos zapatos al tono.
  Me maquillé de acuerdo a mi vestimenta. Me recogí el pelo y me puse unos aros de perlas.

  Salí de casa y tomé un taxi directo al Registro Civil. Llegué y allí estaban Mel, Pato, los niños, Gastón y Ámbar que se los notaba muy emocionados. Los padres de los Sardelli y los de mi amiga y... faltaba Guido.
  Los caballeros se habían puesto traje, estaban muy guapos. Mel se había puesto un vestido color miel, hermoso. Su pelo estaba ondulado. Ámbar, estaba hermosa, feliz... su vestimenta constaba de un vestido color blanco, largo hasta casi las rodillas, lleno de pliegues. Arriba estaba bordado. Una especie de cinto finito dorado que le daba el toque. Su pelo morocho, ondulado. Una princesa.
  Mis sobrinos estaban muy lindos. A Solange le habían puesto un vestidito hermoso color coral. Junto con una vincha al tono. Y a Máximo le habían puesto traje también. Morí de amor.

  Bajé del taxi, no sin antes pagarle al taxista y fui donde se encontraban los chicos. Los saludé y nos quedamos charlando.

  - Estás hermosa, amiga -me dijo Ámbar. - ¿Todo bien?
  - Gracias, vos más. Sí, tranquila. Che, ¿y Guido? -le susurré intrigada.
  - Ahí viene tu príncipe... -dijo con una sonrisa señalando para la carretera. Yo di media vuelta y lo vi bajar del auto. Llevaba traje, corbatín, zapatillas Converse negras -imposible hacerle poner zapatos-. Justo se acomodaba el traje. Estaba hermoso Dios. Moría por correr y darle un beso. Pero no podía...
  - Buenas a todos -dijo saludando en general. Me miró a mi y me guiñó el ojo. Yo le sonreí.
  - Ya pueden entrar -anunciaron. Todos los presentes entramos y nos ubicamos en nuestros respectivos lugares. En mi caso, junto con Ámbar. Y Guido, con Gastón. Durante la ceremonia, nos mirábamos con Guido y sonreíamos. Ambos sabíamos que nos necesitábamos.

  Una hora duró todo. Los invitados salimos primero y nos ubicamos a los costados para tirarles arroz a los recién casados.
  Al salir y festejar, Ámbar y Gastón nos comunicaron que nos esperaban en su casa. Que esto recién empezaba.

  - ¿Nos vamos juntos? -dijeron detrás mío. Di la vuelta y me encontré a Guido sonriendo.
  - ¿Tengo otra alternativa? -sonreí y tomé su mano.

  - En el auto -

  - ¿Y tu novio? -preguntó.
  - Ex querrás decir...
  - ¿Qué pas...
  - Largo de explicar. No tengo ganas de hablar de eso. Espero entiendas.
  - Te entiendo.
  - Me parece bien entonces -me encendí un cigarrillo y dejé al aire el brazo.
  - ¿Aún no lo dejaste? -preguntó refiriéndose al anteriormente mencionado.
  - ¿Estoy embarazada y no me enteré? -respondí con otra pregunta.
  - Perdón, prometo no hacer más esa pregunta -dijo riendo.
  - Mejor así -respondí.
  - Te extrañé tanto... -dijo de la nada. Lo miré, sorprendida ante tal confesión y él me miró. - Estos dos meses fueron fuertes para mí. No verte sabiendo que estabas acá... pero aún así respeté tu espacio. Espero algún día entiendas el amor que siento por vos...

  Nos mantuvimos callados durante el resto del viaje. Llegamos a la casa de los chicos y nos bajamos.

  - ¿Qué onda que te viniste con Guido? -me preguntó Ámbar.
  - Nada, se ofreció a llevarme y no tuve otra opción -dije mientras lo miraba a él que estaba riéndose con sus hermanos. Amaba verlo así.
  - ¿Volvieron?
  - ¿Cómo se te ocurre?
  - Bueno, existe la posibilidad... -dijo y una leve risa salió de su boca. - Ven, vamos a sentarnos para el almuerzo -tomó mi mano con una sonrisa y nos fuimos a ubicar.

  Con Guido nos encontrábamos enfrentados. Él junto a sus padres, y yo al lado de Mel.
  Almorzamos en armonía, con charlas de por medio y miradas que se cruzaban cada tanto.
  Estaba recorriendo la casa de los chicos. Ya habíamos terminado de comer.

  - Creo que nos debemos un gran encuentro después de tanto tiempo alejados... -Guido me sorprendió hablando por detrás mío. Me acorraló en la pared y comenzó a besarme pasionalmente. No me pude resistir. Le seguí su juego. Necesitaba de él. Nos metimos al baño y cerramos la puerta con seguridad. Allí comenzó a recorrer con su lengua mi cuello. - Cuánto necesitaba de vos... -continuó por desacerse de mi vestido. Yo poco a poco le fui sacando su ropa. Terminamos quedando desnudos, con nuestra ropa desparramada por todo el baño.
  - Guido... te necesito tanto... -confesé mientras lo besaba aún más.

  Media hora disfrutando. Uniéndonos, siendo uno. Para nuestra suerte, nadie vino a interrumpir. Esta vez, nos matamos en el baño...

  - Esto no pasó... -le dije mientras me comenzaba a cambiar nuevamente.
  - Cómo digas... podemos continuarlo en casa... -dijo y su cara de pervertido no tardó en aparecer.
  - Acepto tu propuesta... -dije y sonreí.
  - Te amo... -dijo mientras se cambiaba y yo lo miré...

  Me terminé de cambiar y continué arreglando mi cabello y maquillándome.

  - Salí vos primero. Yo salgo después -me dijo.
  - ¿No sosprecharán?
  - Les decimos que fuimos a... ¿caminar?
  - Espero se lo crean... -salí del baño sigilosamente. Atrás mío salió Guido. - Vení, vamos a la puerta.

  Llegamos a la puerta de entrada, la abrimos y cerramos automáticamente. Luego, fuimos hasta afuera.

  - ¿Y ustedes donde se supone que estaban? -preguntó Pato con Solange en brazos.
  - Fuimos a caminar -dijimos al unísono y nos miramos sonrientes. Él me guiñó un ojo y acto seguido me tomó de la mano.
  - ¿Ustedes no se rec.... -volvió a preguntar Pato señalando nuestras manos entrelazadas.
  - En algo estamos... -interrumpió Guido. Todos sonrieron felices. - ¿Y los viejos?
  - Se fueron. Dijeron que estaban cansados -respondió Gastón.

  El festejo duró hasta la medianoche. Ya estábamos todos cansados. Un día entero de joda.

  - ¿Nos vamos, princesa? -preguntó el pícaro.
  - Vamos...

  Llegamos a casa de Guido. Aquella casa que alguna vez fue nuestra. Seguía viviendo ahí.

  - Sigue todo igual que antes... -dije recorriendo la casa.
  - No... faltás vos, falta tu presencia... tu amor -dijo dejando las llaves en la mesa. Yo lo miré y automáticamente bajé mi vista al suelo.
  - Qué raro que aún no la pusiste en venta.
  - Tenía las esperanzas de que algún día volveríamos a estar juntos... ven -dijo tomando mi mano, - tengo algo que enseñarte -nos dirigimos hasta la habitación.

  Agarró su guitarra y me llevó al balcón.

  - Durante estos dos meses estuve componiendo... y... te lo quería enseñar y que opines al respecto -sonrió.
  - Bueno, dale. Quiero saber qué es -comenzó con un solo y luego a cantar.
  - Deseo que nuestro amor sea tan eterno como el tiempo, y tan bello como un sueño. Deseo que me llames, "Mi amor" y "Mi cielo" mientras yo te digo que te adoro con la vida. Deseo llevarte de la mano y caminar siempre contigo. Deseo ser tu mundo y que juntos, seamos infinito. Deseo pasar las noches enredado a tu cuerpo y dormir entre tus brazos. Deseo un "buenos días" y un "dulces sueños", y que cada día nos besemos el amor sin límite de tiempo. Deseo acariciar tu cabello mientras te digo "te amo". Deseo tu mano en mi mano y toda una vida a tu lado. Pero lo que más deseo, es conseguir vivirlo y al fin poder decir: "eres una bella realidad, no sólo un bello sueño"... -finalizó... gotas saladas inundaron mis ojos.
  - Es... es... hermosa, Guido...
  - Hey, no llores... -se acercó a mi y me secó con su pulgar mis lágrimas.
  - ¿Para quién es?
  - La compuse para vos... -dijo y quedé atónita.
  - ¿En serio? -asintió. - Gracias, me encantó.
  - De la única manera que puedo expresar mis sentimientos... cantando. En esta canción está reflejado todo lo que siento por vos... te amo, mi vida...

Cicatrices 2 (Guido Sardelli)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora