Infidelidad

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Habían pasado días desde aquella charla con José dónde quedó expuesto su mas grande miedo.

Ese día la tarde empezaba a emanar sus últimos rayos de sol, golpeando sobre el rostro cabizbajo del baterista que escribía una de las nuevas canciones del siguiente álbum.

-¿Y bien, Txus? —dijo Zeta interrumpiendo a Txus.

-¿Bien de que? —preguntó sin despegar la vista del papel.

—¿Ya terminaste con el tipo ese?

—¿Es muy necesario contestar esa pregunta?

—¡Si Jesús, si lo es! —exclamó alterado.

—Llamame Txus, suena mejor para mi.

—¡¡Como sea!! No puedes estar conmigo y estar con él al mismo tiempo— gritaba y manoteaba alterado—¿Con quien mierda de los dos estas jugando?

—No estoy jugando con nadie tío, entiéndelo —dijo soltando la pluma—. Es solo que necesito tiempo para decirle a José que lo nuestro ya no puede ser.

—¿Estás seguro de eso? Porque puedes estar conmigo solo por despecho, Jesús —dijo molesto.

—Venga Zeta —dijo levantándose y tomándolo de la cintura—, tu sabes bien que me encanta estar contigo. ¿Que puedo hacer para que ya no estéis bravo conmigo?

—No sé —dice con falsa seriedad.

—Hmm, creo que ya se cómo.

El baterista giró al vocalista hacía el escritorio, tirando lo que había encima y recostándolo sobre éste.

-Txus... —murmuró.

El hombre de paliacate negro precipitó su cuerpo contra el de Zeta, abrazándolo por la cintura y presionando sus labios contra los del cantante. Era un beso apasionado que estaba llenándose de jadeos por la falta de aire en ambos.
Estaban bastante agitados; sus lenguas se movían al compás de unas manos que, desesperadas, buscaban desprenderse de las ropas que llevaban puestas.

-Ahh...Txus... Este no es el lugar para eso...—dijo Zeta separándose del beso de su amado, recuperando el aire.

-¿Pero si lo es para molestarme con lo de José Andrëa, ehh?

-Callate y cogeme, tio. Que para eso si sois bueno.—entrelaza su brazos tras el cuello de Txus, acercando su rostro al de él.

-¿Solo en eso? ¿Y en que no lo soy?

-Tu sabes, la batería. Suenas muy horrible en los conciertos. Eres insufrible —rió.

-Que cabrón eres.

-¿No piensas defenderte, grandulón?

-Si, pagarás caro por ello, Javier.

En un hábil movimiento, Txus  empezó a desvestir lentamente al que se encontraba recostado.
De forma casi salvaje, Txus había desnudando a Zeta. Prenda por prenda, los hombres se ponían cada vez más y más duros; era una dureza que ya  podía notarse casi a la distancia.

Con el corazón palpitando, la entrepierna dura y con su "
amante ya desnudo, para Txus, resultaba casi imposible seguirse controlando.

-Ahhh... Zeta... Eres tan deseable...

-¿Asi lo crees? A mi me da vergüenza que el lider de Mägo de Oz me vea asi—dijo Zeta con cierta pena.

-Si, así lo creo— dijo Txus volviendo a besar al vocal Me calientas bastante, niño bonito...

-¿Ah?murmuró extrañado.

El armiño se deshizo de la camiseta y se bajó el pantalón hasta las rodillas, liberando su miembro, se acercó hasta el orificio del castaño que le miraba sonrojado.

-Txus, hazlo de una buena vdz...suplicó excitado.

—Esperad, que nadie nos está presionando —dijo seductoramente.

-Txus, por favor. Deja de hacer el tonto, ya no aguanto.

-¿Ya estas listo, eh? —sonrió lascivo.

-Bueno, no esperes que me sienta normal cuando me acaricias y me pones así —contestó—. Vamos, Principe de la Dulce Pena, tomame. Hazme tuyo; aqui estoy para que hagas conmigo lo que quieras.

No era necesario repetirselo dos veces
Txus acercó su miembro duro a la entrada de Zeta, tocando suavemente los plieges con la punta de su miembro.

-¿Estas listo?—Preguntó Txus.

-Para ti, siempre lo estaré.

Así pues, el mismo Zeta tomó con su mano la dureza del baterista introduciendola en su cavidad.
Un leve gemido escapó de sus labios. Estaba muy estrecho. El hombre de paliacate no hacia nada mas que dejarse guiar por Zeta y disfrutar de la sensación de calor que envolvía su miembro.

-¡Ahhh... !—gimió Zeta.

Sin importarle nada, Txus comenzó a moverse dentro de Zeta repetidamente.
Lo disfrutaba bastante; siguió asi durante buen tiempo entre las piernas de Zeta y a la vez, dentro de éste, moviendose al compás de los gemidos y los jadeos nacidos de la excitación.

-¿Te gusta esto, Zeta?

-Ahhh... Txus, quiero gritar tu nombre muy en alto.

-¿Y porque no lo haces?

-No quiero que escuchen lo loco que me tienes...

-Pero si no va a pasar nada... Anda, grítalo... Es mas; gritemoslo juntos, que estoy por venirme dentro de vos.

-Ahh... Ahh~Txus... Que bien lo has hecho, pero me gustaria que...

-¿Que qué, Zeta?

-Me gustaría que te vinieras en mi boca, para probar el sabor de tu semilla.

Ante esa petición, Txus reaccionó con un leve sonrojo y una mueca de asombro.

—Si así lo quieres, está bien entonces.

-No jodas... —musitó incrédulo.

-¿Que pasa?

-¿Cuántos pisos tiene este edificio? —preguntó

-6 exactamente ¿Por qué?

-Mira a la pantalla —dijo serio—. Mira a quién captan las cámaras de seguridad.

Txus giró su cabeza donde la pantalla que estaba conectada a la cámara de seguridad. Estaba espantado, pues era nada mas ni nada menos que la persona menos indicada para ver en ese momento: José Andrëa.

-Maldito moreno de pacotilla... Ven acá, Zeta.— dijo Txus un tanto nervioso.

Txus salió de Zeta y le hizo arrodillarse ante el.

-¿Que harás?

-Mamame la polla...

-¿Que?

-Vamos, solo hazlo...—masturba rapidamente su miembro— estoy que me vengo.

-Esta bien.

Lentamente, Zeta empezó a  practicarle sexo oral a Txus. Éste estaba nervioso por la presencia de José. ¿Que pasaría si los pillaba? La lentitud de Zeta no ayudaba en nada...

-Maldicion, Zeta. Eres muy lento. Deja lo hago yo...

-Pues disculpame por ello —respondió indignado

-Ya callate Zeta, abre la maldita boca —gruñó

-¡No quiero! —espetó

-Por amor de Dios Javier...

-¿Txus? ¿Estás ahí?

-Joder...

Desde Mi Cielo (Mägo de Oz Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora