EPÍLOGO

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Ocho de la noche con cuarenta y ocho minutos.

La tarde se había ido pesada realizando los trámites para el entierro de los ahora ex miembros de las respectivas bandas.

Amigos, colaboradores y familiares se habían reunido ya en la capilla para velarlos a ambos.

Los dolientes se yacían sentados sobre los sillones de piel sintética del lugar.
Carlitos y Txus posaban frente a los féretros de sus amantes, admirándolos en el mas espectral de los silencios. Ya no quedaban lagrimas para llorar.

--¡Estúpidos periódicos amarillistas, malditos sean todos y cada uno de ustedes! --gritaba Moha encolerizado mientras lo detenían Manuel y Tete.

--¡Hombre ya, compórtate! --ordenó Tete--. Estás en un velorio ¡Respeta!

--¿¡Como quieres que me comporte!? --gritó encarando al Saratoga--. ¿Ya viste esta mierda!? --espetó lanzándole la revista en el pecho.

El fornido tomó la revista y admiró la portada.
El trágico suceso estaba siendo la comidilla de España a escasas horas de haber pasado todo eso.

 El trágico suceso estaba siendo la comidilla de España a escasas horas de haber pasado todo eso

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--Que asco --se limitó a decir al admirar la pose desinhibida del asesino.

--¡Te lo estoy diciendo, pero dices que no, que soy un exagerado! --espetó cabreado.

--Venga ya, ya --interrumpió Manuel--. Es lamentable que hagan esto, ¿pero que quieres que hagamos? ¿Qué quememos su editorial del horror? --increpó--. Ya hombre, deja que se alimenten del dolor ajeno, pronto sentirán en carne propia lo que es ver en ese estado a alguien que quieren.

--Alguien que quieren --musitó relajándose y recordando--... La gente yo que quise ya murió.

Manuel lo seguía sujetando con firmeza del brazo, cosa que habría de molestar sin por qué aparente al violinista.

--¡Suéltame, gilipollas de mierda! --renegó soltándose con hostilidad.

--¡Moha! --exclamó Tete molesto.

--Déjalo --dijo Manuel con calma--. Él también está sufriendo mucho con esto. Sus mejores amigos, sus cómplices, están muertos. Se siente solo y abrumado.

--¿Y solamente él se siente así? --preguntó viendo a Manuel con extrañeza.

--No --respondió cruzando los brazos--. Todos nos sentimos horribles, incapaces; culpables de todo. Fue como haberle dejado a Zeta todo un banquete en bandeja de plata. Sufrimos tanto, hicimos de todo, ¿para tener este final? --culminó alzando su mirada hacia el de media cabellera lacia.

--Lo siento --se disculpó--. Nunca imaginé que las cosas fueran tan así de graves. Yo solo sabía que Zeta estaba obsesionado con Txus, pero pensé que sería algo como muy pasajero, ¿sabes? De esas cosas que si no te suceden en la adolescencia, te suceden ya viejo... pero ya veo que fue mucho peor.

Desde Mi Cielo (Mägo de Oz Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora