Primer Encuentro

506 37 40
                                    

Zeta se había ido de los estudios a eso de las 2 de la tarde y no se volvió a aparecer nunca más por ahí a pesar de las Miles de llamadas pérdidas por parte de sus compañeros quienes le buscaban para hablar sobre los últimos detalles del disco.
Dejó pasar unas horas más y se dispuso a visitar a alguien, necesitaba hacer una advertencia (que más bien sería amenaza) para poder seguir sin problema alguno con sus ideas tan asquerosas como retorcidas.

Viajó, pues, casi hasta los suburbios de la ciudad haciéndose de ciertas callejuelas para llegar más lento y hacer más tiempo para idear como y qué iba a decir, pues ciertamente, él era muy hábil para hablar de forma improvisada haciendo que sus palabras sonarán lo más articuladas y apropiadas posibles, llegando a sonar amenazante en ocasiones.

Eran las 5:30 de la tarde; el sol comenzaba a ocultarse lentamente. El día se veía tranquilo, se presentaba un clima característico del otoño; el viento se sentía fresco, las débiles hojas amarillentas de los árboles se desprendían con él, en el cielo se presentaba una tenue cortina de neblina, la gente empezaba a usar suéteres livianos pero acogedores.

Por fin, Zeta habia llegado al lugar tan buscado por él: Una privada con casas amplias (no mansiones) y elegantes donde de lejos se podía apreciar un parque ubicado en medio de las casas donde se encontraban niños pequeños jugando.
Zeta estacionó su auto unos metros lejos de la entrada y, sin que le vieran los guardias, entró y corrió ocultándose tras uno árbol que le quedaba cerca.
Miró hacia atrás, nadie lo vió. Continúo moviéndose por aquel jardín hasta que salió de él.
La gente del parque se veía alegre, unos leyendo, otros platicando y alguno que otro grupo de jóvenes conviviendo un rato; Zeta se hizo de una gorra para no ser fácilmente reconocido, pero fue en vano. Varias personas corrían a su encuentro pidiendo lo que todo admirador pide: Una foto y una firma.

No pasó mucho tiempo cuándo Zeta divisó la figura de aquel a quien buscaba comprando un café en un estanquillo a lo lejos. Se alejó rápido de la gente y comenzó a seguir al hombre muy sigilosamente.
En las áreas verdes y de aspecto boscoso del parque casi no había gente, de hecho, era un parque grande y solo habían dos o tres parejas sentadas en las bancas aledañas al camino empedrado.
Hubo un momento en que solo se encontraban ellos dos caminando por la vereda. El hombre se detuvo de golpe, dió un último sorbo a su café y dijo:

- Se que eres tu, Zeta y sé que me habéis estado siguiendo desde que estaba comprando mi café, que para mí mala suerte, se ah acabado.

-Zeta se detuvo también varios metros tras él. Estaba sorprendido por la astucia del hombre, pero no se dejó intimidar- Así es José. Eh estado siguiéndote puesto que necesito hablar algo serio contigo.

-¿Necesitas una colaboración conmigo para ganaros el cariño de los fans? ¿O tal vez unas clasesillas para interpretar esos agudos míos que no podéis alcanzar? .- preguntó en tono burlesco dándose media vuelta para mirar a Zeta.

-Hum, si que sois gracioso, Arroyo.- contestó sarcásticamente mientras le miraba con cierto desprecio. - Dos cosas:
La primera.- Yo no soy Txus para soportaros vuestras bromas tontas.
La segunda.- Si volvéis a acercarte a el, os juro por lo más amado que tengas, que yo personalmente me encargaré de partiros la cara! ¿Os ha quedado claro?.- dijo Zeta alzando la voz con su misma expresión psicópata de siempre.

-¿Ya terminaste?- preguntó José sin inmutarse.

-¿Ah?

- Bueno, si ya terminaste, entonces paso a retirarme. Tengo muchas cosas que hacer y creo que tú deberías ir a hacer las tuyas también. Un gusto saludarte.- acto seguido, se dió la vuelta y comenzó a caminar dándole la espalda a Zeta, quien corrió a interceptar su camino.

Desde Mi Cielo (Mägo de Oz Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora