《Cachorros》

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Capítulo 2 - Cachorros.

El rostro de la heroína, Recovery Girl, se contrajo en una mueca de compasión al observar el estado en el que se encontraba el omega. Realmente ayudar e informarle sobre la situación de su género sería mucho más difícil, y tal vez cansador, que antender a Midoriya o Toshinori.

Lo primero que hizo fue llevarlo a una de las camillas y sentarlo en el borde de la misma. El procedimiento más urgente era verificar que no hubiera sido atacado por el rubio, aunque su vestimenta demostrara que no fue así. No obstante, primero, debía darle supresores para calmar las feromonas que desprendía, y calmarlo un poco.

Una vez logró que el joven bicolor tragara las pastillas, espero a que se relajara y le tendió un vaso con agua. Poco a poco, con ayuda de la medicación y el trato que Recovery Girl le brindaba, Todoroki lograba que su lado consciente le gane al Omega en su interior. Su rostro niveo  habitualmente serio, sumido en vergüenza fue inevitable.

La mano de la enfermera se acercó con pacimornia al cuello de la chaqueta ajena, buscando alejarla de su cuello para inspeccionar el área por alguna posible mordida. Aunque, nuevamente, su vestimenta gritaba que no había marca. La ausencia de sangre impregnada en la tela era firme prueba de aquello.

Dejó escapar un suspiro de sus labios luego de terminar todos los estudios y comprobar que nadie había alcanzado a tocar al muchacho, y, brindandole una sonrisa, se sentó en su silla y prosiguió a explicarle cada uno de los aspectos a los que, desde ese momento, debería prestar fundamental atención.

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La situación en la oficina se encontraba demasiado tensa. El director Nedzu mostraba su habitual sonrisa, mientras que Aizawa y All Might ofrecían miradas de fastidio y preocupación, respectivamente. Frente a ellos,Masaru y Mitsuki Bakugo rodeaban a un Katsuki, aún encadenado por decisión de ésta última. Todoroki Enji, con un semblante que gritaba 'peligro' de solo ver sus cejas fruncidas, y Fuyumi, con una mueca de preocupación, estaban a poco más de un metro se los anteriormente nombrados.

Únicamente faltaba la presencia del heterocromático para dar inicio a la 'reunión'.

La puerta se abrió cortando el silencio de la habitación, dándole paso a Shoto, que cargaba consigo una pequeña bolsa blanca y un collar negro rodeando su cuello.

Luego de que se dirigiera junto a su hermana con la mirada algo agachada, y esquivando a su padre, los adultos comenzaron a discutir lo ocurrido y los castigos que deberían enfrentar ambos muchachos.

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La reunión duró cerca de dos horas. Dos agobiantes horas en las que el segundo mejor héroe no dudó en dejar salir todo la molestia que sentía por la situación.

Dos horas en las que Shoto no podía sentirse más aturdido por toda la información que llenaba su cabeza.

Dos horas en las que Katsuki se mantuvo, sorpresivamente, callado con el ceño fruncido por haber sido detenido cuando estaba a punto de marcar a su, y recalcó, su omega.

Dos horas llenas de gritos, órdenes y debates.

Al final, habían llegado al acuerdo de que el de dos quirks estuviera los tres días de su celo en su casa, lejos de las habitaciones de la UA, lejos de toda la UA, como castigo; mientras que el rubio sólo recibiría una advertencia de parte de los directivos.

Todoroki sintió el resultado sumamente injusto. ¿Él recibía el castigo y Bakugo salía como si nada hubiese pasado? Pero nada pudo hacer, estaba demasiado mareado con todas las cosas que pasaron ese día. Algo asqueado por la situación, se dirigió hacia su salón, guardó sus cosas y, así como entró, salió, en sumo silencio, caminando detras de la imponente espalda de su padre.

Al llegar a su 'querido' hogar, corrió a su antiguo cuarto y se encerró todo lo que restaba de la tarde allí. Durmiendo hasta ya entrada la noche.

Despertó con su rostro perlado de sudor.

En el fondo de su mente, allí donde se hacía presente su lado omega, no paraban de reproducirse sin interrupción las escenas de lo que había pasado en el baño con Katsuki, y lo que hubiera sucedido si Eraser Head no los hubiera encontrado.

Los supresores que había tomado parecían perder  su efecto, haciendo que su cuerpo se vuelva a sentir caliente y su entrada húmeda. Intentó ignorarlo, respirar pausadamente y calmarse, incluso intentó pararse para sacar más supresores de la bolsa que le dio Recovery Girl, pero se la había olvidado en la entrada, y no saldría en ese estado. Simplemente se recosto en el futon y se quedó inmóvil el mayor tiempo que le fue posible.

Ya desesperado y con su entrada rogando por ayuda, se permitió recordar cada detalle de su momento con Katsuki. Recordó la sensación de sus labios uniéndose con fiereza, las manos ajenas recorriendo cada centímetro de su cuerpo para terminar en su trasero y apretarlo entre ellas. Recordó la sensación del roce de los dientes en su cuello, a punto de marcarlo, a punto de proclamarlo suyo. Recordó el intento de quitarse los pantalones que había hecho, lo bien que se sentían sus besos, lo mucho que quemaban los dedos sobre su piel y lo palpitante que estaba su entrada al ser presionada con el miembro de su no pareja. Recordó todo lo que pasó antes de que Aizawa llegara.

Los simples recuerdos bastaban para sacar suspiros y jadeos de sus labios.

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El resto de la noche se mantuvo despierto atendiendo a su cuerpo, con el rostro pegado a una almohada paea evitar que los sonidos que provocaba salieran a la luz, y llamando a Katsuki en su mente, una y otra vez.

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Al día siguiente, despertó recostado sobre las sábanas pegajosas y su cuerpo sucio. Fruncio el ceño al observarse y bufo por el estado de su cama y ropa, ni siquiera se había quitado la ropa el día anterior.

Se levantó y dirigió al pequeño baño que tenía aledaño a su habitación, donde tomó una ducha para quitar todo rastro de semen y lubricante que quedaba en su cuerpo. Luego, se dirigió con paso apresurado a la entrada para recuperar la bolsa con sus supresores, anticonceptivos y un par de collares antimarcas.

Regresó a su habitación huyendo de la mirada preocupada de su hermana, y una vez que colocó el seguro en su puerta, sacó todas las cajas con medicamentos que había recibido.

Un mal sabor se instaló por unos segundos en su boca, producido por su omega al ver las pastillas anticonceptivas. No debería usarlas porque no llegó a tener sexo y, por ende, no podía preñarse, pero aquello lo entristecio un poco.

Una parte de él quería tener a los cachorros de Bakugo en su vientre, quería sentirlos crecer, tenerlos en sus brazos,  formar una familia con el rubio.

Era demasiado descabellado pensar en eso teniendo en cuenta de que ambos a penas tienen dieciséis y están  estudiando para convertirse en héroes profesionales; pero no se podía hacer mucho. Después de todo, era su instinto el que se hacía presente.

Debía ser tomado.
Debía ser marcado.
Debía tener cachorros.

Y quería que Katsuki fuera el que se encargara de todo aquello.

Lazo [BnHA] BakuTodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora