Capítulo 56: The truth

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Entré al hospital corriendo junto a la camilla, junto a Zach. Abrió los ojos en cuanto escuchó el ajetreo y el ruido, pero parecía perdido sin saber en dónde se encontraba. A lo lejos vislumbré a James, su padre, les indicaba a los enfermeros por dónde ir. Cuando giraron en una esquina el me detuvo por los hombros.

—Necesito que esperes aquí, ¿vale? —Me dedicó una leve sonrisa y no pude evitar preguntarme: ¿cómo es que podía sonreír en una situación así?

—¿Se pondrá bien? —Le pregunté titubeando.

—Sí, se pondrá bien.

Tal vez él sabía lo que pasaba y lo grave que era lo que estaba pasando su hijo y por esa razón podía afirmarme sin mentiras en sus ojos que Zach estaría bien. Y eso me hizo sentirme mejor y tranquilizarme.

Asentí.

—Debo ir a revisarlo, ¿okay? —Volvía asentir y él se alejó a paso veloz.

Me senté un momento en un asiento y esperé... Esperé y esperé.
Y sentí una gran confusión porque toda las paredes y muros enormes de indiferencia y odio que había construído con tanto trabajo se empezaba a caer a pedazos por el hecho de que estaba enfermo, solo me quedaba esa sensación de miedo y terror de cuando se desmayó en la puerta de mi casa, me había dado un susto de muerte y empezaba a creer que jamás podría acostumbrarme a su ausencia definitivamente, solo la idea de pensarlo me hacía querer llorar.
El timbre de mi teléfono me sacó de mis pensamientos. Era mi padre, quería saber donde estaba. "He venido al cine con Becca. No se enfaden, no regresaré muy tarde".

Tenía que mentirles, no quería explicar todo el asunto de Zach en ese momento, no era el lugar. 
No sé cuánto tiempo pasó hasta que James se acercó a mí.

—¿Cómo está? —Le pregunté al mismo tiempo que me levantaba. 

Él me dedicó una sonrisa casi paternal.

—Débil. —Dijo —Apenas tuvo la suficiente fuerza para escaparse del hospital e ir a buscarte.

Me ruboricé, supuse que Zach le había relatado lo sucedido.

—¿Puedo... Verlo? —Pregunté tímida.

—Lo mejor sería que lo dejáramos descansar un poco.

Asentí con la cabeza desilusionada.

—Esperaré entonces.

Por su mirada intuí que pensaba que sería inútil hacerme cambiar de opinión así que no le quedó más que asentir con la cabeza e irse.

Esperé más y más tiempo ahí, casi me quedaba dormida con las lágrimas estancadas en mis ojos cerrados, si los abría empezarían a correr como cascadas.

Una voz suave me hizo despertar y cobrar la compostura. Era James mirándome con sus ojos castaños como los de Zach, inclinado a mí.

—Sr. Parrish... —Le dije con un hilo de voz. 

—Quiere verte. —Reconoció con voz suave y una media sonrisa. Se le veía tan cansado y un poco preocupado.

Asentí con la cabeza e hizo que lo siguiera. Las piernas me temblaban y las manos me sudaban, después de muchos días iba a cruzar palabras con él, casi parecía una eternidad.

—¿Cómo está? —Le pregunté mirando el frío piso de hielo. Los hospitales jamás me habían gustado.

—Cansado —Admitió.

Negué con la cabeza.

—Me refiero al cáncer.

Suspiró.

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