Capítulo 5

244 24 3
                                    


Al día siguiente ya no pensé más en él. Ni siquiera estuve atenta a si se subía al bus.
Ya era viernes y eso me mantenía de buen humor, de hecho era la única razón por la que estaba de buen humor.
Antes de ir a clases fui a la cafetería y compré un yoghurt, me retrasé al menos cinco minutos y cuando entré al salón el profesor de álgebra no estaba, aún no llegaba. Ocupé mi lugar y más tarde el representante del grupo anunció que no llegaría.
Mi día iba cada vez mejor.
En la clase de historia, solo escuchamos al profesor hablar y hablar, realmente a nadie le interesaba lo que el señor decía, y, cuando éste notó que nadie le prestaba atención, se sentó y esperó a que su hora terminara.

Al final de la escuela, ningún maestro había dejado tarea. Así que podría disfrutar mi fin de semana sin ningún estrés.
Caminé hacia la terminal y tomé el bus de regreso a casa.
Justo cuando ya estábamos avanzando, se detuvo, al parecer alguien subiría también.
Y para mi sorpresa o... desgracia era aquel chico. Pasó la vista por los lugares checando cuáles estaba desocupados, murmuré un "ay no" así que antes de que viera el lugar vacío que estaba al lado mío puse mi mochila en el asiento, pero lo que hice fue en vano, pues me vio y sonrió al mismo tiempo que se dirigía hacia mí.

Demonios.

-¿Está ocupado? -preguntó.
Me quité un audífono y pregunté "¿Qué?" Como si no lo hubiese oído.

-¿Está ocupado? -repitió y yo reí en mi mente.

Uuuy, sí Vania, eres terrible.

-Sí, mi mochila está ahí. -Respondí un poco indiferente.

-Jaja, oh vamos. -Tenía su mochila colgando de uno de sus hombros, podía notarse que no llevaba gran cosa en aquella mochila Vans deslavada, puede que solo llevara una libreta y algunos cuantos bolis, tal vez un día la mochila fue color azul, sí, azul rey.

Tomó la mía y se sentó; puso ambas mochilas sobre sus piernas. Negué con la cabeza. ¿Por qué se sentaba precisamente aquí, cuando más atrás había suficientes asientos libres, y lo mejor, al lado de la ventana. A todo mundo le gustaba sentarse al lado de la ventana.

-Oye, sin rencores ¿no? Me refiero a lo de ayer, ya sabes. -Me miraba con una leve sonrisa. Apenas su boca se curveaba ligeramente.

-Ah, sí, no te preocupes, de todas formas me lo quedé yo. -Resoplé como si no tuviera importancia, de hecho no la tenía.

Se rió una vez más y continuó.

-Por cierto, ¿cuál es tu nombre?

-Vania... -Negué apresuradamente con la cabeza para corregir -Nirvana.

-Guau, Nirvana ¿Nirvana Cobain o Nirvana Novoselic?

¿Eh... se estaba burlando de mi nombre? Obviamente sí, ¿no?

-Nirvana Rose, de hecho. -Contesté tratando de sonar ofendida.

Frunció el entrecejo como si tratara de descubrir si lo que le decía era verdad o no.

Lo cierto era que -como ya lo han de haber notado -papá era un gran fan de Nirvana y Guns'NRoses, Rose en nombre de Axl Rose. En parte por eso esas dos bandas eran mis bandas favoritas, o sea, si mi nombre era Nirvana Rose, lo más razonable era que me gustaran. Me gustaba el rock tanto como a papá.

-¿Es en serio?

-¿Qué?

-Tu nombre.

-Eh, sí. Nirvana Rose Andry.

-Vaya, qué lindo nombre.

-Lo sé, gracias.

-Juro que de haber sabido tu nombre te hubiera dejado el suéter sin protesta alguna.

PacienciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora