Capítulo 8

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-Eh, ¿me vas a seguir toda la tarde?

Estaba en la terminal, sentada, leyendo, esperando a que el camión que nos llevaba al pueblo saliera de su andén, cuando sentí que alguien se había sentado a mi lado por el rabillo del ojo vi que se trataba de Zach Parrish.

-¿Quién dice que te estoy siguiendo? -Replicó. Lo miré y arqueé una ceja. -Bien, sólo quería asegurarme que estás bien, después de todo creo que fue mi culpa que cayeras por las escaleras. Demonios, ¡me diste un susto de muerte!

Solté un bufido en mi mente.

-Bueno, pues... ya estoy perfecta. Gracias por tu extraña preocupación. -Dejé de lado la lectura y exclamé con una fingida sonrisa, dicho esto regresé a las letras.

-¿Qué estás leyendo?

Su presencia estaba colmando mi paciencia, había rodado metro y medio abajo por las escaleras y todo fue su culpa, ¡ahora me sentía adolorida por todas partes! Lo que quería ahora era golpearlo, sí, darle un buen puñetazo en su linda cara blanca.

-¿Te han dicho que eres... uhmm cómo te explico, irritante e insoportable?

Sonrió por lo bajo y volvió a alzar la vista con una sonrisa mucho más grande.

-Todo el tiempo. Mi madre me lo repite todos los días.

-Ah, bueno, pues tu madre tiene razón y deberías... no sé... considerar dejar de serlo.

-¡La ladrona de libros! -Gritó haciéndome sobresaltar cuando deje a la vista la portada.

-Bien, sabes leer, ¿qué mas?

-Vi la película, al final...

-No no no no no no no no ¡CÁLLATE! -Grité tapando su boca con mi mano. -No quiero saber que pasa al final, no ahora, no deberías hacer eso, ¿qué te pasa!

Soltó una sonora carcajada y las pocas personas que estaba ahí nos miraron, supongo que ya llevaban un rato mirándonos pero yo apenas lo noté.

-No iba a hacerte ningún spoiler. Ni siquiera he visto la película, y no estoy seguro de si tenga una. Tranquila. -Explicó pasivamente y le propiné un buen golpe en el brazo. Estoy segura de que no le dolió en lo más mínimo, pero él fingió que sí.

-Tienes lindos ojos, ¿de qué color son? ¿verdes? Sí parecen verdes. -Lo miré achinando los ojos. -Oye, no hagas eso, así no se aprecia bien su color.

-Zach...

-¿Sí?

Estaba a punto de decirle que me dejara sola, que su voz me irritaba y que su sola presencia hacía miserable mi existencia. Pero me contuve, al final de todo él no hacía nada malo, al menos no creo que fuera tan parlanchín con el solo objetivo de molestarme.

Le sonreí.
Muy falsamente.

-Hablas demasiado.

-Sí. Eso dicen mis profesores.

Volví a mi libro y entonces no lo escuché más. Ya no estaba hablando. Lo miraba sin que él lo notara, estaba jugando con sus dedos, con la cabeza baja. De repente se levantó y se fue.

Lo seguí con la mirada. No me sentí feliz por que se fuera, creo que una parte de mí en realidad no quería que se fuera y ahora lo miraba en plan de "¿Por qué te vas? Vuelve". Al mismo tiempo que se alejaba.

Tenía las espaldas anchas y aunque llevaba una chaqueta de mezclilla no ocultaba el hecho de que los brazos se le notaban fuertes y muy trabajados, al igual que las piernas en ese pantalón Levi's.

PacienciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora