Mudarse a otra ciudad porque tu padre fue trasladado en su trabajo es algo muy común en estos tiempos. Claramente mamá y yo debíamos ir con él.
Por suerte papá arreglo todo y las fechas eran perfectas para que yo no tuviera ningún problema con mis estudios, un alivio para él y una desgracia para mi. Me imaginaba tener unas largas vacaciones adelantadas que no me hubieran molestado en lo absoluto.
El día que tuve que ir a mi nuevo colegio llego y como todos los nuevos estudiantes estaba muy nerviosa por que no sabía si iba a encajar o no.
—Hija, debemos irnos o llegaremos tarde —gritó mamá desde la puerta.
—Sólo un segundo —buscaba los audífonos de mi celular pero no los encontré.
Bajé dandome por vencida, el día ya empezó mal. No me tomaba tanto tiempo arreglandome, tal vez es por eso que nadie se fija en mi aunque tampoco me importa mucho. Una simple crema hidratante y protector solar era suficiente para mi.
Subí al auto contemplado mi nueva mochila, era la mejor que había tenido en mi corta vida, hasta el momento me agradaba estar en Noruega. En mi país no encontrabas nada bueno así de fácil. Mi outfit no era nada llamativo; tampoco quería que lo fuera.
Mamá y yo no salemos hablar, no me molesta porque prefiero guardarme las cosas que suceden en mi vida y ella ya lo entendió desde que se lo dije cuando tenía trece años.
Llegamos. Sentí un hormigueo en todo mi cuerpo, ser la nueva nunca es fácil a menos que sea bonita. Baje del auto tratando de verme lo más confiada posible ocultando mis inseguridades aunque las miradas no tardaron en llegar.
—Cuídate, recuerda que no puedo pasar por ti —agregó cuando cerré la puerta del auto.
—Lo sé —en esos momentos me arrepentí de no haber traído mi sudadera, pude haber cubierto mi cara con la capucha pero no, tuve que elegir este suéter que no ayuda.
Caminé apartando la mirada de los demás, no me sentía nada cómoda.
Corrí cuando ya nadie se encontraba y fui directo al salón que por suerte lo encontré muy fácil. Tenía un problema, no estaba nadie. Mire mi celular y faltaban trece minutos para que las clases inicien, seguro están dando vueltas por las instalaciones. Lo haría también pero no me gusta caminar sola.
—Muy bien jóvenes, ahora vamos a presentarnos porque veo a nuevos alumnos —todos ya habían llegado y la profesora igual.
Como era nueva no sabía quién más lo era, para mi todos lo eran. Quería matarme en ese momento.
Empezó una chica que se había sentado adelante. Estábamos yendo en orden, joder. Mis manos empezaron a sudar, no quería arruinarlo y que todos me juzgarán.
Siguiente estudiante. Un chico alto, delgado y muy guapo a decir verdad comparándolo con los demás que habían en el salón, era el único simpático para mi pero no debía preocuparme, cinco lugares estaban libres, eso significaba que faltaban cinco personas. Todavía tengo esperanza.
—Ahora tu Burnaby —no pude evitar reír. Nunca había escuchado ese nombre por suerte nadie lo noto.
Lo raro era eso ¿Cómo conocía sus nombres? O tal vez ya fue su maestra antes no lo se, es lo que odio de ser nueva. No sabes nada de nada.
Y así siguieron hasta que llegó mi turno. Trate de no aburrirme pero lo único que quería saber de ellos es su nombre, nada más. Era obvio que teníamos la misma edad a excepción de Ivar que está repitiendo este año. No me importaba que les gustaba o que hacían en su tiempo libre, yo mismo lo iría descubriendo.
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30 días junto a Martinus (Marcus Y Martinus)(Marcus And Martinus)
RomanceMartinus conoce a una chica de la cual se hace muy buen amigo de ella o mejor dicho más que eso. Sólo tienen un problema. Martinus tiene un pequeño secreto que lo cambiará todo y deberá decirle adios pero... ¿Para siempre o sólo por un tiempo indefi...