Día 7

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-¡Espera! -lo escuche decir varias veces pero no lo hice.

Maldecia mi propia existencia por haber dejado la puerta de mi casa con seguro. No podía entrar porque no dejaba te temblar además que tampoco encontraba las llaves.

-Debemos hablar -me detuve por completo frente a la puerta dándole la espalda. Tenía miedo y en esos momentos no quería hablar- te lo pido -suplicó. Limpie mis lagrimas antes de quedar frente a él.

-Lo siento -no tenía ni la menor idea de que decir para arreglar esto. Todo había acabado para mi.

-No lo hagas -se acercó más a mi, tres pasosnos separaban pero retrocedi hasta quedar junto a la puerta- ¿Acaso fue un error? -ni yo mismo lo sabía.

-No lo se -No podía ni mirarlo. Esperaba que se fuera después de escucharme.

Asintió- entra a casa -colocó sus manos en los bolsillos. No dude e hice lo que me pidió.

Logre abrirla y entre- adiós -ni yo misma logre escucharme pero él al parecer lo hizo porque también respondió.

Corrí directo a mi habitacion. Debería sentirme feliz por haber besado a Martinus pero se sintió como un peso. No quería que nuestra amistad termine pero si él pensaba que era lo mejor lo entendería. Quería dormir, no esperaría a papá y sabia que si me encontraba dormida no me iba a despertarme.

(...)

Suplique a mamá que me llevara en su auto pero se negó. No quería encontrarme con Martinus. Salí más temprano de lo habitual para no verlo y empecé a caminar de prisa. El inconveniente que tenía era que no podía evitarlo por siempre, estaríamos horas sentados juntos. Fui al baño hasta que falten dos minutos para empezar la clase y no tener que hablarle.

Faltaban tres y salí de mi escondite, puse mi mochila en el hombro. Camine despacio mirando a todos lados. Entre sin decir nada mientras sacaba mi cuaderno.

-Pensé que ya no vendrías, te esperé pero no saliste de casa.

Actuaba como si nada hubiera pasado, no entendía como podía hacerlo pero tal vez era oo mejor y yo sólo exageraba. Pensándolo bien, sólo fue un beso, en este tiempo a eso ya no se le toma importancia.

Le mostré una sonrisa, era lo mejor- lo siento sólo que me quede dormida.

-Lo importante es que llegaste.

Las horas pasaron y al parecer ya estábamos como si nada de eso hubiera pasado. Volvíamos a casa juntos como todos los días.

-¿Te parece si hacemos juntos la tarea? -no estaba segura. No quería pasar tanto tiempo a solas con Martinus.

-Si a ti te parece está bien pero en mi casa.

-No tengo problema.

Lo invite a pasar pero nos dirigimos a mi habitación. Nunca se la había mostrado y estaba nerviosa porque no recuerdo si la limpie y todo está en orden.

-Te advierto -lo señale- si encuentras algo fuera de lugar no quiero que se lo digas a nadie.

-Claro, será nuestro secreto -guiño su ojo.

Abrí la puerta dejándome ver mi habitación. Mire que todo estuviera en orden y casi lo estaba.

-¿Por qué tienes la sudadera sobre tu cama? ¿Acaso duermes con ella? -no podía, simplemente no. Estaba demasiado roja para pensar en que decir y sabía lo que trataba de insinuar.

-Estaba por ponerme la hoy pero no encontré unos zapatos que queden bien con esta y la tiré sin pensarlo.

-Lástima, creí que era por otra cosa.

30 días junto a Martinus (Marcus Y Martinus)(Marcus And Martinus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora