Día 95

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No puedo creer que haya cedido, Martinus y yo nos vamos a mudar. Esto simplemente es una locura total. Lo pensé estos días y creo que es lo mejor, conoceremos gente nueva y para Martinus será muy bueno. No he visto nuestra nueva casa porque Martinus quiere que sea una sorpresa, sólo se que debe ser hermosa pero no tanto como él.

-No te arrepentirás, te lo prometo- dijo Martinus besando mi frente.

-Eso espero, ya no quiero tener ningún problema o al menos no tan graves, sólo quiero estar contigo, eso me hace feliz.

-Yo te haré muy feliz amor- respondió acariciando mi mejilla.

-Lo sé, sé que Martinus Gunnarsen me hará muy feliz.

Los dos salimos para arreglar algunas cosas. Ya quería que seamos mayores de edad, era muy molesto estar tomando un taxi a cada momento. Este día arreglaremos todo sobre la mudanza y el colegio, iríamos a uno nuevo así que necesitábamos algunos papeles. Martinus haría lo primero y yo lo segundo para ahorrar tiempo, al terminar nos reuniríamos en casa para empezar todo lo necesario.

-Te veo en unas horas amor- dije dándole un beso -Portate bien-

-Solo tú sacas al chico loco y salvaje que llevo dento- guiño su ojo acompañandolo con una sonrisa.

-Mejor me voy porque esto se va a descontrolar- me acerqué a su oreja -y no quiero que sea aquí, te espero en casa-

-Iré corriendo- dijo Martinus bajando su mano por mi cintura.

Los dos fuimos a nuestro destino. No fue nada del otro mundo para mi, tome lo que necesitaba y salí lo más rápido que pude. Martinus ya debía estar esperándome. Tome un taxi exigiéndole al conductor que acelerará, quería a Martinus en ese momento. Llegué a casa y salí corriendo para verlo.

-Martinus ya llegue- grite para que me escuche sin importar en que habitación este. Deje mi cartera sobre una mesa y mi chaqueta también.

Escuché sus pasos y lo vi.

-Demoraste mucho, me quedé dormido esperándote- dijo molesto.

-Lo lamento, no me atendieron rápido- trate de excusarme.

-Con una disculpa no sacas nada- dijo cruzado de brazos.

¿Qué? Este no es el Martinus que yo conozco.

-Lo lam..- me di cuenta de lo que iba a decir y me detuve -No se que hacer para enmendar mi error- respondí incómoda.

-Cuatro deseos- dijo acercándose a mi desafiante.

-¿Qué? No lo entiendo-

-Quiero que me concedas cuatro deseos.

-Esta bien, sólo no quiero que estés molesto conmigo- Martinus sonrió. No entendía nada.

-Buena chica.

-¿Vas a decirme que hacer o no?- pregunte.

-Si pero no ahora, los aprovecharé muy bien.

-Como tú digas.

Sin más Martinus subió a la habitación. Lo seguí porque supuse que arreglaríamos todo para la mudanza.

-Martinus ¿vamos a guardar las cosas en cajas?- pregunté abriendo la puerta.

-Si, por poco lo olvido. Nos iremos el siguiente viernes, tenemos tiempo.

-Comenzaré a guardar las cosas- dije cerrando la puerta.

Baje a buscar las cajas que habíamos conseguido  para guardar todo lo que pudiera. Pensar que dejare todo esto atrás era una locura para mi a pesar de que no he pasado aquí más de tres meses, tengo muchos recuerdos aquí que son buenos y malos pero aún así será difícil olvidarme de este lugar.
Pasaron las horas y ya tenía algunas cajas llenas, una sobre otra en un rincón para que sea más fácil llevarlas. De pronto sentí unas manos en mi cintura, Martinus.

-Pensé que estabas dormido- dije rompiendo el silencio.

-Si pero ahora siento que tengo mucha energía- seguía sin quitar sus manos de mi cintura y ahora empezó a bajar.

-Podemos ir a correr- dije tratando de alejarme de él pero no podía porque me encontraba arrinconada con las cajas.

-Me encantas- susurró en mi oído acercandome más a él. -Ya se cual sera mi primer deseo-

Me estremeció escucharlo -Dime cuál es y lo haré-

-Desnudate frente a mi- respondió tocandome el pecho. No entendía porque pero me sentía incómoda con lo que sucedía.

-¿Ahora?- pregunté aunque la respuesta era obvia.

-Por favor- dijo sentándose sobre el sofá. Pude notar su erección, no había pasado tanto tiempo desde la última vez que lo hicimos pero Martinus se veía necesitado, sin más que decir me paré frente a él.

-Lo que tu digas- susurré. Primero solté mi cabello luego me quite la camiseta que traía y el short rojo que traía.

-Continua- dijo mirándome de pies a cabeza.

Respire ondo y desabroche mi brasier y lo último que me faltaba. Nunca pensé hacer eso pero lo estaba haciendo. Martinus se levantó para mirarme detenidamente. Se colocó detrás de mi y se acercó hasta mi cuello, podía sentir su respiración perfectamente. -Sabia que eras perfecta pero no tanto- susurró y de una forma inesperada me dio una palmada en el trasero haciendo que suelte un pequeño grito. Sus manos estaban recorriendo todo mi cuerpo, desde mis pies hasta mi cabello en un silencio total. Me atrajo hacia él aún de espaldas haciéndome sentir su erección. -Siempre me pones así- dijo besando mi cuello. No decía nada pero ya empezaba a relajarme. Gire para ver a Martinus y poder besarlo. No esperamos más y se empezó a quitar su ropa.

-Espera- dijo mientras yo besaba su cuello.

-¿Pasa algo?- pregunté pero Martinus me levanto, podía sentir su erección entre mis piernas pero no dentro de mi. Empezó a caminar y vi a donde se dirigía, al baño.

-Siempre quize hacerlo aquí- dijo cerrando la puerta. Dejo caer el agua fría sobre mi. Yo odio el agua fría pero al sentir su cuerpo contra en mío se me olvidó. No se como pero cada vez que lo hacíamos era mucho mejor que la anterior, Martinus era como un dios.

30 días junto a Martinus (Marcus Y Martinus)(Marcus And Martinus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora