Salí rápidamente tras de Alejandro, dejando al ex hippie detrás con cara de póker. No podía pensar en él ahora, mi futuro se estaba escapando por la puerta del restaurante.
Me levanté y no me importó correr con mis carísimos Manolos de quién sabe cuántos dólares.
Una vez fuera, observé que Alejandro iba camino a un coche, donde un chofer lo esperaba. En ese momento, me surgieron muchas preguntas: ¿Y si se iba para siempre después de haberme visto con Julián? ¿Y si pensaba que yo tenía algo con ese sujeto? ¿Desde cuándo llamo a Julián por su nombre de pila?
Borré eso último y empecé a gritar como desquiciada, no podía perder esta oportunidad de recuperar al amor de mi vida. Porque de algo estaba segura: Alejandro era el amor de mi vida.
― ¡Espera! ―mis gritos se convirtieron en aullidos― ¡Espera!
Alejandro se giró hacia mí con mirada seria, pero cálida. Comencé a reírme cuando logré su atención, estaba feliz porque él estaba celoso. Sí, celoso por mí.
―Hola―saludé una vez estuve cerca de él. Olía muy bien, extrañaba su perfume caro―. Viniste...
―Sí, vine―dijo sin más―. Pero creo estabas ocupada.
― ¿Qué? Dios, no. Él no es nadie. Sólo un ex hippie que conocí en el aeropuerto. Creo que está acosándome―argumenté divertida―Viniste...
Mi corazón se detuvo cuando él abandonó todo rasgo serio y sonrió; se dirigió hacia mí y me abrazó fuerte. Ahora, por fin sabía a qué se refería la gente cuando hablaban del hogar. Nunca me había sentido tan protegida en mi vida como lo estaba siendo en este momento.
―Vamos.
Tomó mi mano y caminamos hacia el restaurante nuevamente. No quise observar mucho hacia mi antigua mesa por miedo a chocarme con los brillantes ojos de Julián. Ahora estaba con quien quería.
Chocamos con el ascensor y no pudimos controlar lo que nos sucedía. Tomó mi nuca y aprisionó mis labios, los chupó y succionó fuertemente. Mis vellos se erizaron debajo del vestido y agradecí tener la vestimenta adecuada, pues ese vestido resaltaba mis pobres atributos.
―Estás hermosa.
―Tú estás hermoso―contesté.
El ascensor se detuvo y caminamos hasta mi habitación. Nos adentramos juntos. La cama sólo sería el primer lugar donde nos amaríamos. Había muchos sitios interesantes donde podríamos hacer el amor. No perdería oportunidad de demostrarle a mi amor que yo era la mujer que él necesitaba, que yo podía darle todo lo que él quisiera y que jamás necesitaría buscarlo fuera de mi cuerpo.
Los rayos de sol se dejaron ver con facilidad a la madrugada. Chocaron con mi cuerpo, ahora frío por la ausencia de quien, la noche anterior, me había protegido, besado y amado de mil maneras. ¿Cómo olvidar lo sucedido anoche? Sin ninguna duda, sería algo inolvidable.
Me di vuelta evitando que la luz chocara con mis sensibles ojos, que aún no se acostumbraban a la luz del día. Confirmé la ausencia de Alejandro. Pero en su lugar una nota yacía, la tomé y leí cuidadosamente y con miedo.
"Fui por el desayuno.
A."
No podía dejar de sonreír como boba por esa simple nota. Desayunar nuevamente con él me hacía mucha ilusión. Por ello, me levanté y me di una ducha rápida, aunque me apenaba desprenderme del olor de mi hombre. Porque sí, era mi HOMBRE.
Tomé un camisón limpio y con pronunciado escote para esperarlo. Me tendí en la cama nuevamente intentando parecer casual.
No sé cuánto tiempo esperé, pero un timbre de teléfono me despertó del sueño que me invadió minutos después de acostarme a esperarlo. Sin duda, no era mi teléfono.
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¿Problemas en el Paraíso? (Historia interactiva)
RomanceAmalia, una exitosa abogada de Nueva York, regresa a la isla que la vio nacer persiguiendo un sueño. Una vez allí, cada decisión que tome la llevará un poco más cerca de un antiguo amor o le permitirá conocer a un nuevo e intrigante hombre. Se encue...