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Él siempre había trabajado en universidades privadas, hasta incluso había tomado el lugar de su padre muchas veces en la empresa que este tenía, que se encontraba de lo más confiado comenzando un nuevo año en lo que sería la universidad en donde llevaba más de dos años trabajando como profesor de tres de las más importantes materias en lo que era la rama de administración y finanzas.

Para ChanYeol era placentero ver cada año desde que había ingresado a aquella universidad a sus alumnos con cara de horror, de desesperación y de sufrimiento cada vez que él comenzaba con los exámenes y con los desarrollos de diferentes tipos de ejercicios frente a todos. Sabía que sus alumnos terminaban odiándolo por ello, pero le importaba eso una mierda, él era feliz haciéndolos sufrir, y más viendo como algunos se le ofrecían para que le subiera una mugrosa décima y pasaran uno de sus ramos.

Claramente como profesor con ética nunca acepto algunas de aquellas propuestas por más ganas que a veces le dieran de follar, sólo suspiraba con enojo e iba a reportar al alumno que se le ofrecía para no quedar él como el que se aprovechaba de la situación, los reprobaba a aquellos con una sonrisa en la cara viendo y escuchando a veces los insultos que estos le regalaban.

Para pasar lo que era administración y finanzas con él, debían tener el valor de soportarlo unos tres o incluso, unos cuatro años si se querían graduar los que reprobaban alguna materia, como él era el que prácticamente manejaba esa carrera.

Tomó asiento en su escritorio observando como de a poco los que serían sus nuevos alumnos iban entrando al aula de forma curiosa observando todo a su alrededor mientras buscaban un lugar para sentarse. Se percató como ya alumnas comenzaban a murmurar sobre él, sobre lo atractivo que era, sobre su ropa, etc., cosas de niñas, según él como de chicos ya que, no había quedado fuera de la vista de algunos quienes le mandaban sonrisitas. Estaba por ponerse a hablar sobre quien era él y que iba a impartir este año, que era lo que enseñaría, y cuáles eran las tres ramas que impartiría dentro de lo que era el primer año de la carrera, cuando la puerta del aula de clases se abrió una vez más dejando ver a un chico sin expresión en el rostro, cruzando por encima de él el aula y, escogiendo un asiento de los últimos, cosa que le hizo fruncir algo el ceño y hacer una mueca de molestia bastante evidente para todos, pero al parecer para el chico que recién había ingresado a su aula de clases, no.

—Oye tú, el chico que acaba de entrar al aula, podría hacerme el favor de pararse y presentarse de manera correcta, porque no creo estar pintado aquí, ¿o sí? —Le habló y preguntó al chico de cabellos negros y piel pálida que se encontraba al parecer metido en su mundo ya que, ni lo miró y mucho menos le contestó, algo que lo hizo fruncir el ceño aún más de lo que ya lo estaba.

Él odiaba a los que se hacían los rebeldes, y aquel chiquillo ya se estaba ganando su odio al empezar del año, el primer día de clases.

—Oye! —Le llamó nuevamente acercándose esta vez hacia él, viendo como todos los demás alumnos los quedaban mirando con sorpresa y algo de miedo en sus rostros. —Te estoy hablando.

Movió el brazo del chico y notó que este no lo escuchaba porque se encontraba distraído con sus audífonos escuchando música. <<Adolescentes>> pensó y vio como ahora el chico se sonrojaba en frente de él y se echaba un poco atrás en su silla.

—L-Lo siento, yo... em...—Titubeo y él negando con la cabeza sonrió alejándose.

Bien, espero y no pase lo que acaba de pasar con el señor aquí presente. Me presentaré, soy el profesor encargado de tres ramas de lo que es administración y finanzas, soy el profesor Park ChanYeol. Tengo veintiocho años de edad, Y, no, no soy de esos profesores que aceptan sobornos o que los tuteen por su nombre, a mí me dicen profesor y me respetan, también quiero que sepan que, no me gustan los atrasos en mi clase. —Comenta viendo al pelinegro quien lo miraba y mordía sus labios causando una suave sonrisa en él, al creer que este ya creía que estaba en su lista negra agendado. —Daremos inicio a un semestre con mucha teoría y con muchos ejercicios algo básico para lo que será el segundo y tercer año de esta profesión, o claro si es que llegan a reprobar podemos agregar unos cuatro años a esta carrera ¿estamos de acuerdo?

Escuchó suspiros de algunos estudiantes con frustración, otros comentando sobre la carrera y a otros, bueno, a otros simplemente metidos en su mundo fijándose en el chico a quien él había regañado unos minutos atrás. Él no los culpaba ya que, en verdad el chico no era alguien que pasase desapercibido, hermosa piel blanca bien cuidada, ropa ajustada, y bonita cara, era obvio que llamaría la atención siendo como era.

Algo tímido él creyó, pero le restó importancia volteándose a escribir el contenido que verían este año, en donde comenzarían y en donde acabarían.

El primer semestre contaba con contabilidad en donde tendrían que hacer balances, ver cuentas, resolver formularios y tener en cuenta que un error en el ejercicio los haría reprobar. La segunda rama era computación en donde tendrían que aprender a usar el programa indicado para realizar ejercicios y operaciones de mayor amplitud, aprender a hacer contratos de trabajo y/o redacciones de cualquier documento. Aunque claro en esa rama influiría de primeras otro profesor, él los tomaría en mitad de año. La tercera rama era normativa tributaria en donde aprenderían a ver los impuestos, los sueldos de los trabajadores las competencias laborales, etc., etc. El año se venía difícil, lo sabía y sonreía al saber que más de un estudiante se acercaría a él lloriqueándole por algún trabajo extra, por alguna décima o para que le explicase una vez más la resolución de algún ejercicio.

—Los que terminan de anotar eso en su cuaderno podrán salir después de que pase la lista, los debo conocer así que, por favor sáquense los audífonos antes que les quite yo mismo el celular y no se los devuelva, ¿comprenden? —Avisa aclarándose la voz y comenzando a mencionar a cada uno por su nombre, llegando al nombre de aquel chico que de primeras le había ignorado.

<<Vaya con que Oh SeHun te llamas pequeño>>

Repitió en su mente sintiendo unas pequeñas ganas de ver una vez más aquel sonrojo en aquel chico que le había visto y había titubeado, cosa parecida que paso cuando todos comenzaron a salir del aula dejándolo solamente a él junto al chico de cabellos negros que aún no salía de su asiento, cosa que le pareció realmente rara, ya que, debido a cómo fue su primer encuentro, este debió haber sido uno de los primeros en salir de aquella aula.

—SeHun—Lo llamó y vio como este se paraba y se acercaba hacia él, mirándolo de forma curiosa y un tanto tímida. Iba a decir algo más, pero fue interrumpido por aquel chico.

—Lo siento por la mala impresión al principio de la clase, estaba tan metido pensando en tonterías que no lo vi profesor Park, esperó que aún no me haya agregado a su lista negra.... En fin, era eso, quería disculparme con usted, que tenga buen día.

Expresó el chico despidiéndose de él, dejándolo totalmente sorprendido, con la boca abierta y con un nudo en la garganta. Puesto que, en su vida, uno de sus alumnos había hecho aquello, los modales de SeHun eran.... demasiados correctos para ser exactos, su actitud.

Nunca se había sorprendido tanto como lo había hecho aquel día y eso que debía ir a otros dos salones más.

Aquel día, había sido su primer día de clases en la universidad, aquel día en donde curiosamente se había interesado en aquel chico de hermoso rostro y de muy buenos modales.

Aquel llamado Oh SeHun.

The Teacher Park ChanYeolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora