ALMA DEL FENIX

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DEDICADO A MISAKIDRAGNEEL GRACIAS POR TU COMENTARIO PENCE QUE HA NADIE LE GUSTABA LA HISTORIA .

—Deja de llorar, no seas estúpido— dijo Igneel, golpeando con un dedo reptilesco a Natsu

— ¡Está muerta! — gritó una vez más, limpiando sus lágrimas

— ¡Pero volverá, imbécil! ¡Y será más fuerte que tú y yo juntos! — agregó el dragón, dando por zanjado el tema

Adentro del templo, una masa de cenizas estaban en el piso, siendo rodeadas por un aro de fuego. Daba la impresión de que el fuego estaba protegiendo aquél montículo de ceniza como medida cautelar. Y en algún otro lugar, Aiko se encontraba sentada en el piso, con las piernas cruzadas. Su cuerpo ya no estaba envuelto en llamas y su rubio cabello caía despeinado por delante de su cuerpo, cubriendo sus pechos y demás partes que no deberían ser vistas. Era una ventaja tener el cabello tan largo.

Debes mantenerte tranquila, ¿de acuerdo? — murmuró Eclair, recibiendo un asentimiento de cabeza por parte de Aiko

—Vale…— susurró Aiko como respuesta

El Fénix es un ave legendaria. Nacida de las llamas, renacida de las cenizas provocadas por el proceso irrevocable llamado muerte. Tu cuerpo actualmente está consumido hasta las cenizas en un templo sagrado en el que solo los privilegiados pueden entrar. Has muerto. Estás muerta. No volverás a vivir. Estás atrapada en un mundo distinto, un mundo en el que no hay secretos. Libérate de todo el pudor. Dime tus miedos…— los ojos de Eclair dejaron de ser de color café y se tornaron de color naranja

—No tengo miedos— respondió Aiko, con sus ojos cerrados

¡MIENTES! — gritó la pelicastaña, causando que Aiko se asustara — Una simple humana como tú no puede no tener miedos. ¡Eres una humana! ¡Eres simple y predecible! — Eclair tenía una sonrisa en su rostro, producto de ver las reacciones de Aiko

— ¡No tengo miedos! — reafirmó la Dragneel, frunciendo su ceño aún con los ojos cerrados

¡SI LOS TIENES! — gritó Eclair, dejando a la rubia sin aliento

—Perder a mi madre, a mi padre, a mi abuelo…— murmuró la muchacha, resignada a decir la verdad

No te oigo— habló la mujer, con tono fuerte

— ¡TENGO MIEDO DE PERDER A QUIENES AMO! — gritó Aiko, ya harta de la situación. Apretó fuertemente sus ojos y un par de lágrimas se arrancaron de sus ojos.

¿Y qué harás para no perderlos? — inquirió Eclair con una sonrisa burlona

— ¡ME CONVERTIRÉ EN LA MEJOR MAGA QUE HAYA PISADO EL ESTÚPIDO MUNDO HUMANO Y TE CALLARÉ LA ESTÚPIDA BOCA DE UNA ESTÚPIDA VEZ! — gritó finalmente la rubia, poniéndose de pie sin abrir los ojos.

Los ojos de Eclair se abrieron desmesuradamente.

Momon quedó impactado al ver a Aiko.

Las llamas alrededor de la Dragneel habían vuelto a aparecer, con la diferencia de que ahora se elevaban a cerca de cinco metros sobre ella; su cabello ondeaba mientras se prendía en fuego. Las llamas, como por acto de protección, envolvieron su cuerpo, cubriendo la desnudez de la muchacha, formando una especie de vestido sin mangas, cortísimo. La marca del gremio brillo, encendiéndose con fuego. Las llamas aumentaron un metro más en cuanto Aiko abrió sus ojos… Y aquellas llamas altísimas, fueron tomando poco a poco la forma de un fénix. Las llamas emitieron un grito, el grito de un fénix. Y entonces, después de eso, las llamas volvieron de golpe al cuerpo de Aiko, desapareciendo cada rastro de flamas de su cuerpo.

Sálvenla por favorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora