Habían pasado tres días desde el regreso de Aiko, Natsu e Igneel. La rubia había ido a tres misiones con Lageel y Scarlet, de las cuales habían salido victoriosos, y había servido para que la Dragneel adquiriera experiencia como maga.
Laxus sugirió que Aiko debía exhibir su magia, como lo habían hecho todos en algún momento. Pero como no podía hacer eso sola, el actual maestro se acercó con una urna llena de nombres de hadas, y al sacar uno, su compañera fue Mirajane.
—Ara Ara~ Tendré que exhibir mi magia de nuevo, que vergüenza— murmuró la albina, siempre sonriente. Todos podían notar un ápice de oscuridad en sus ojos, pero tratándose de Mirajane era mejor no hablar.
Y por seguridad, se encontraban en el amplio patio de entrenamientos de Fairy Tail, a las afueras de Magnolia. Todos estaban allí, e incluso a Asuka, Scarlet y Romeo se les había otorgado la tarea de catalogar la magia de Aiko.
—No te preocupes, es sólo exhibición— dijo Mirajane, usando su Satan Soul.
—De acuerdo— respondió Aiko, siempre sonriente.
La sonrisa de Mirajane y la de todo el gremio, excepto la de Lageel y Scarlet que ya la habían visto, cambió por una mueca de impresión al ver que Aiko cerró los ojos. Su ropa se quemó, pero en su lugar, una fina capa de fuego la cubrió formando un vestido corto, escotado y sin mangas. La marca del gremio brilló y volvió a ser del color naranja usual. Su interminable cabellera rubia se prendió en fuego, desatando la trenza que lo había recogido durante los últimos días.
—Nada mal— dijo Natsu debido a la impresión, sonriente.
— ¡Comiencen! — indicó Laxus luego de una cuenta regresiva
La primera en atacar fue Mirajane, que fue directamente con una patada al rostro de Aiko. La maga del Fénix se cubrió con un brazo y no retrocedió ni un centímetro. Por el contrario, estiró su pierna hasta que ésta impactó en el estómago de Mirajane, quien salió volando hacia el otro extremo del lugar. Raiza se preocupó por su madre, pero al ver que se ponía nuevamente de pie, se relajó.
—Buen golpe, pequeñaja— el sonido de la voz de Mira no sonaba para nada amigable, de hecho hasta su sonrisa se había vuelto sombría.
—Mira, no— dijo Laxus, corriendo frente a la albina y tomándola de los hombros.
— ¡TÚ NO TE METAS, DREYAR! — gritó Mira, dejando a Laxus helado y sin palabras.
Aiko fue a salvar al maestro, pero una mirada fulminante por parte de cierta demonio le dijo que no se metiera, aunque de igual manera lo hizo. Laxus recibió un empujón de parte de Mira y ésta se volteó hacia la Dragneel.
La Strauss golpeó a Aiko en el vientre, mandándola a volar. Pero la rubia era un hueso duro de roer, así que se puso de pie, para luego agacharse.
—Sky Fire: Ignition— murmuró la chica, y una gran horda de fuego nació de la mano de la rubia y fue directo a por Mirajane. La albina esquivó el ataque utilizando sus alas, pero no esperaba que el fuego le siguiera.
Aiko comenzó a caminar por el camino encendido que había dejado su ataque, y en cuestión de dos segundos estaba intercambiando golpes con Mira. La albina se elevó aún más, pero no esperaba que Aiko pudiera seguirle utilizando el fuego. La rubia corría en persecución de Strauss e intercambiaban golpes cada vez que se alcanzaban.
Mirajane se hartó del combate cuerpo a cuerpo, así que formó una bola gigante de magia oscura y se la lanzó a Aiko. La Dragneel salió disparada hacia abajo y aterrizó de lleno en el piso.
—Mamá— llamó Raiza en cuanto Mirajane se estaba descontrolando
La albina se deshizo del Satan Soul con una sonrisa y bajó al suelo para ayudar a Aiko a levantarse.