El Rescate del Hada Cautiva (Parte II)

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Ambos estaban allí, abrazados, besándose. Al fin se sentían completos, volviendo a ser uno sólo.

—Te amo— dijo Natsu, entre un beso y otro. Lo repitió incontables veces, sin cesar, sin creer que tenía a su esposa allí, entre sus brazos.

—Yo te amo más— respondió Lucy mientras acunaba el rostro de su marido entre sus brazos.

Lo miró a los ojos y se perdió en el color oliva de los orbes de su dragón. Él, se perdió en los cristales achocolatados de su hada.

—Y yo los amo más a los dos— interrumpió Aiko, mientras una lágrima caía felizmente por su mejilla hacia abajo.

Sus padres corrieron y hacia ella y la abrazaron.

—Estoy orgullosa de ti, hija— susurró Lucy en el oído de su niña, mientras la abrazaba y acariciaba su cabello.

Happy, Charle y Wendy corrieron hacia Lucy y la abrazaron, mientras lloraban. Loke sonreía por haber visto nuevamente a su dueña.

—Mi niña, ¿cómo has estado? — preguntó Lucy a Wendy cuando la mujer había dejado de sollozar

—Muy bien, Lucy-nee-san— respondió la DS del viento mientras miraba a Lucy, examinándola. La rubia la miró con cara de "cuéntame el chisme" —Me casé con Romeo-kun y tenemos una hermosa hija llamada Juliet— hizo saber, y a Lucy se le arrancaron unas lágrimas.

—Es bueno volver a verte, Lucy— comentó Igneel mientras abrazaba a su nuera

—Lo mismo digo, Igneel-san— respondió la mujer, sonriendo.

Los aplausos pausados detrás de ellos indicaban que alguien había llegado. Y era alguien que no era amigo.

— ¡Heeeeeeeermoso! — dijo melosamente una muchacha de la edad de Aiko, de cabellos rubios y ojos café. Vestía una armadura un tanto ostentosa y sin revelar nada de su cuerpo. Sus orbes no tenían ningún brillo distinto al de la malicia y su presencia se hacía casi repugnante.

—Rowena— murmuró Aiko, poniéndose a la defensiva. Lucy sacó una de sus llaves que estaban perfectamente escondidas en su ropa, era la de Sagitarius.

— ¿Así es como recibes a tu hermana, Aiko? — dijo la muchacha llamada Rowena mientras avanzaba un par de pasos hacia el grupo.

La cara de Natsu se desencajó. ¿Hermana? ¿Acaso Lucy había tenido gemelas? No, definitivamente no, Aiko le hubiera dicho.

—Dejaste de ser mi hermana en cuanto te uniste a Tártaros, Rowena— contestó Aiko, con mucha ira.

—Nunca me aceptaste como tu hermana, Aiko— contestó la otra rubia, venenosa.

Aiko levantó una pared de llamas entre Rowena y el grupo, no perdería su tiempo en ella.

—Dryce… Dryce, ¿me escuchas? — llamó la rubia menor a través de su lácrima con intercomunicador.

Fuerte y claro— respondió el Fullbuster, se le oía agitado, probablemente venía corriendo —Nos encontramos con el tal Clark del que nos hablaste así que viene con nosotros, tardaremos un poco— aclaró el muchacho, mientras aparecía por uno de los lados de la celda de Lucy acompañado de Scarlet, Lageel y Clark. Puso cara de "¿Qué diablos? ¿Era aquí?" en cuanto vio la rubia cabellera de su mejor amiga.

— ¡Dryce! ¡Ven acá rápido! — gritó Aiko extendiendo sus manos hacia el chico al ver que su pared de fuego estaba siendo neutralizada por Rowena.

Dryce dejó votado su intercomunicador y corrió hacia Aiko, tomando ambas manos de la muchacha, y luego cambió de posición a una parecida a la de los pasos de vals. Se miraron a los ojos con determinación y sin apartar sus miradas, comenzaron a recitar un conjuro.

Sálvenla por favorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora