El baile de graduación es el día más esperado por todos los estudiantes.
No sólo por qué saben que finalmente dejaran de ver a los maestros, sino también por qué van a vivir un día inolvidable, el baile de sus sueños.
Vestidos, limusinas, trajes, maquillaje, peinado, etc.
Típicos problemas en un día tan fantástico como ese.
—¿Lista? —Ariana subió la mirada encontrándose con el rostro de Elizabeth. Su mirada tranquila y serena lograba hacer que la pequeña castaña se sintiera mejor.
Sus nervios estaban jugando con su cordura y eliminando la tranquilidad que debía conseguir para garantizar su día perfecto.
Ambas chicas se miraron una vez más en el espejo.
Ariana llevaba un vestido blanco con con cuello, esté tenía era transparente y tenía encaje de flores en la parte superior, era abierto el pierna derecha dejando ver una minifalda con el mismo encaje que arriba, pero de una manera mucho más estilizada y elegante.
Su cabello estaba recogido en un rodete en la parte inferior de su cabeza y el maquillaje era impecable.
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Elizabeth había optado por un vestido de dos colores. Blanco en la parte superior y azul marino en la inferior. Tenía cuello al igual que él de su amiga, pero éste, a diferencia del de la castaña, llevaba un escote en el centro de su pecho y estaba decorado con pedrería. Además de llevar una flor a la altura de su abdomen.
En la espalda podía apreciarse un escote al igual que en la parte delantera, con el mínimo detalle que en la longitud de su columna se trazaba una línea con la tela que lograba que la figura de la joven fuera aún más esbelta.
Al igual que su pequeña amiga llevaba el cabello recogido en un rodete alto. Su maquillaje era simple y natural, logrando resaltar la bellezas de su rostro y su vestido.
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—Es hora de irnos— la castaña finalmente se armó de valor y decidió salir de aquella habitación.
Ambas entablaron una amena conversación acerca de lo bien que la pasarían aquella noche prometiéndose a si mismas a no arruinarla por nada en el mundo.
