Epílogo

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Díez años después...

—Quiero que hables con Roosevelt, él es una pieza clave en el equipo, debemos aumentar nuestra producción aún más. —la castaña terminó de revisar los papeles una vez más mientras al otro lado de la línea lograba un escucharse un breve y clara afirmación. —Sí, el viaje a Los Ángeles también está programado. Alexandra irá, no olvides de preparar nuestros pasaportes y preparar mi Jet, odio tener que viajar en un avión comercial. —tras decir eso último, Ariana colgó el teléfono mientras guardaba aquellos papeles en portafolio de piel listo para ser colocado dentro de su costoso bolso de Armani color negro.

Bebió por última vez aquella copa de vino blanco la cual fue dejada sobre la mesa mientras a la vez se levantaba dispuesta a salir de su oficina.

Caminó hasta por lo largo del pasillo deteniendose de inmediato cuando sus ojos chocolate se posaron sobre una puerta color lila con unas pequeñas mariposas falsas sobre ella.

Ariana sonrió ampliamente colocando su mano en la perilla para luego girarla con delicadeza dejando ver aquella gran habitación de ensueño que ella misma había decorado para esa persona especial que cada día se encargaba de hacerla felíz.

—¡Mami!—exclamó la pequeña saliendo se su escondite, era una bella niña con cabello oscuro que caía en ondas naturales por su pequeña figura, cuyos ojos eran de un penetrante tono canela.

Era muy parecida a Ariana físicamente, ambas llevaban un belleza natural, no sólo en el exterior, sino también en su interior.

—Mi amor, te extrañe mucho preciosa. —se colocó de cuclillas para estar a la altura de la niña, sin importarle siquiera ensuciar aquel costoso traje blanco que llevaba puesto. —¿Quieres ir al parque hoy? —sonrió ampliamente mientras la pequeña asentía y daba saltitos por toda la habitación.

Ariana sólo sonrió, tomó algunas cosas para su hija y ambas salieron de la mansión.

En el camino se podía escuchar algunas canciones pegadizas en la radio y no había duda alguna en que ambas se las sabían. Eran temas antiguos, Ariana siempre cantaba aquellas canciones desde que tenía conocimiento de ellas, Alexandra la había escuchado y a su vez aprendido de ellas, ahora ambas cantaban esas canciones en el auto entre risas y sonrisas.

—Bueno ya llegamos. —Ariana aparcó su auto junto a otros similares.

Estaban en el parque exclusivo de Bervely Hills y Alex lo sabía. Tras presionar un sólo botón unas pequeñas escaleras se extendieron del auto de para prevenir caídas, ya que era un auto que funcionaba con tecnología de imanes para ayudarlo a flotar.

La pequeña niña no pudo contener más su emoción y salió corriendo en busca de aventuras, Ariana sólo negó con la cabeza y bajó de una manera más tranquila mientras se encargaba de asegurar su auto.

Caminó lentamente a medida que buscaba a su hija con la mirada.

Un hombre alto, de espaldas y encapuchado estaba junto a ella, Ariana no lo pensó ni un segundo y lo primero que hizo fue ir a su lado para alejarla de ese extraño.

—Alexandra, te estuve buscando ¿Te encuentras bien? —sus ojos rápidamente escanearon a la pequeña, ella sólo sonreía mientras asentía con la cabeza.

Ella giró su vista a aquel hombre, provocando una gran sorpresa en ella.

Unos ojos color miel, ya antes conocidos por ella, chocaron con los suyos y al parecer él estaba igual que ella.

No había cambiado mucho, lo poco que se podía ver con la capucha daba a notar un hombre con cabello castaño, labios en forma de corazón perfecto y un rostro con tanta precisión que parecía haber esculpido por los mismos dioses.

Igual que hace tantos años...

—Mamá, este chico es Justin Bieber, ese cantante del que te hablé la otra vez, fue muy amable y me dio esto. —señaló una pequeña paleta la cual llevó de inmediato a su boca mientras tomaba fuertemente la mano de su madre.

—Ve a jugar a los juegos, cariño. Elizabeth está ahí junto con Vanesa. —Alexandra saltó con gran emoción y sólo fue corriendo para saludar a su mejor amiga dejando a aquellos chicos, el uno frente al otro.

—No sabía que tenías una niña. —sonrió Justin mientras observaba a la pequeña niña jugar en los columpios. —Ella se parece mucho a ti, es tan tierna que con sólo una mirada son capaces de robarte el corazón. Ambas me robaron el corazón. —Ariana sólo río mientras bajaba la mirada, se sentía como adolescente de nuevo, ella misma había creído no volver a sentirse así nuevamente. —Supe que te casaste, Mac Miller, el prestigioso hijo de los Miller, dueños de una cadena de hoteles en todo el mundo. Te felicito. —el castaño sonrió sinceramente mientras ahora sus ojos estaban sobre ella, de la misma manera en que años atrás la había visto.

—Veo que sabes mucho de mí, pues entonces también debes saber que hace unos meses él falleció. —bajo la mirada un poco. Le afectaba hablar de aquello, Ariana en verdad amó a Mac, él era la persona más maravillosa para ella, siempre mostrándose atento, educado, humilde y caritativo con todos, había sido un buen hombre, hijo, esposo, padre y hermano. —Yo sólo supe algunas cosas de ti, la empresa y mi hija me tiene a tiempo completo. No puedo darme el lujo de revisar las noticias de la prensa rosa. —

—Te ha ido muy bien Ariana ¿Sabes? Desde que te fuiste me quedé pensando ¿Porqué fui un completo idiota al dejarte ir? ¿Porqué no te detuve? ¿Porqué me resigne a perderte, Ariana? Pero la respuesta era simple, tenía miedo. —Ariana sólo escuchaba a Justin quien sacó un cofre de madera, algo similar al de ella mientras se lo entregaba en sus manos. -Yo siempre te escuché, oí tu versión de la historia, dejé que me criticaras. Ahora es momento de que tú también lo hagas. Nunca escuchaste mi versión de nuestra historia, recuerda que el lobo siempre va a ser el malo, si la Caperucita es quien cuenta el cuento. —Ariana miró en completo estado de shock mientras recibía aquel cofre.

Ahora los papeles se invertian, estaba viviendo la misma historia de hace diez años, pero desde una perspectiva diferente.

Justin sonrió un poco y sin pudor alguno beso sus labios con cierta timidez para luego mirar a la castaña por última vez y alejarse se ella, dañado pasé a lo que podía ser el fin o el comienzo de una nueva historia...

Let me call you crush ↬A.G.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora