XLIII

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—Dinos todo lo que sabes— espetó Camila observando con detenimiento a Selena.

La había encontrado en la fiesta, en el último lugar que podía imaginar. Al parecer su teatro de la desaparecida había llegado a su fin, pues cuando la vio estaba feliz mientras se besaba con uno que otro chico.

Sin embargo eso no era lo más divertido, al parecer su pareja, Abel, creía que su “chica” se sentía mal y por eso no había ido con él.

Una risa irónica salió de sus labios, no parecía preocupada en lo absoluto. No era algo tan raro en ella, sus actitudes siempre fueron las de una persona fría y calculadora.

—¿Por qué se supone que debería hacerlo? Ariana no es mi amiga, es más, nunca lo fue— una bofetada cayó sobre la mejilla de ella. Camila estaba harta de escuchar las tonterías que salían de su boca, pero debía hacerlo, por lo menos hasta encontrar lo que buscaba.

—Camila, por favor— los ojos de Shawn se encontraron con los de ella logrando tranquilizarla.

—No tengo idea de donde pueda estar, Ryan y yo dejamos de hablar hace mucho, la última vez que lo vi fue días después de que ellos fueran a la fiesta de Kylie, hablé con Ariana, le advertí acerca de Ryan, le dije que se alejara de él, pero no me hizo caso— Camila bajo la mirada soltando a Selena del fuerte agarre dejando que su cuerpo caiga al suelo manchando así la tela de su barato vestido— Yo no sé dónde pueda estar, sólo sé que si en verdad fue él quien la secuestró no tienen tiempo que perder, ella corre peligro a su lado—

°°°

El auto se estacionó detrás de unos arbustos que lograban hacer de camuflaje que la ocultaban de la vista frontal donde se encontraba una cabaña algo abandonada.

El estilo era rústico y estaba muy alejada de la ciudad, tal vez habían pasado dos horas desde que salieron de Florida.

Camila ya había puesto la denuncia en contra de Ryan por ser el principal sospechoso de la desaparición de Ariana, Selena fue la testigo clave para que aceptarán la denuncia.

Ahora la Policía también estaba tras los pasos de él.

Justin y Liz intercambiaron una mirada de preocupación. Elizabeth se quitó el vestido largo quedando con unos jeans negros y un polo blanco descubierto en la espalda. Se puso su casaca de cuero y caminó al lado de Justin, quien ahora admiraba a su amiga por venir preparada, a diferencia de él quien sólo estaba con unas Bermudas y una polera que Elizabeth le dio.

—Camila vendrá en 30 minutos con la Policía, debemos esperar antes de entrar— Elizabeth tenía la vista oculta entre las ramas, un lugar estratégico desde dónde podía observar la cabaña, pero quienes estaban en ella no podían saber que ellos estaban ahí.

La cabaña estaba rodeada por muchos hombres afuera de ella quienes custodiaban la permanencia de quienes estaban dentro.

Pero todo eso escapaba de la imaginación de aquellos jóvenes, quienes ni en sus peores pesadillas podían pensar en lo que se encontrarían adentro.

—Yo no pienso esperar treinta jodidos minutos para que la Policía, no cuando mi pequeña esta ahí al lado de ese enfermo sufriendo quien sabe que clase de torturas— y sin esperar a que Liz expresara su punto de vista, Justin ya estaba en entrando a dicho lugar por la ventana trasera.

Estaba cegado sí, cegado por la preocupación y la tristeza de estar a punto de perder a su pequeña Ariana, por qué sí, era suya, desde el momento en que ambos cruzaron miradas ambos habían marcado al otro, tal vez para siempre.

Porque él era suyo, su corazón y su mente le pertenecían a ella, nadie más podía ocupar esos dos lugares de la manera en que ella lo hacía.

°°°

La castaña abrió sus ojos lentamente, estaba adolorida, sentía como si hubieran desgarrado todo su ser en un fallido intento por acabar con su vida.

Y así era, Ryan la había violado como si quisiera matarla, la había follado de una manera brutal y sin compasión, sin pensar por un momento en lo que ella sentía.

Por qué sí, había un dolor mucho más grande que el físico, Ryan había destruido su alma.

Miró a donde su cabeza le permitía, por lo que podía ver estaba en una habitación blanca y vacía, ya que nadie más la acompañaba en ese momento.

Como olvidarlo.

Ella sabía que nadie la encontraría, seguía con su verdugo, quien se encargaría de hacer su vida miserable cada día de su vida.

Let me call you crush ↬A.G.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora