8.

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Olivia.

-¡Olivia! -gritaban mi nombre y sentía que me abofeteaban.

Abrí los ojos y vi las caras de Laurita, Justin, Connor e Ian. Estaban arrodillados a mi lado, ¿qué coño pasaba? Justin me dio otra bofetada, no muy fuerte, pero joder que había dolido.

-¿Estás bien? -tan solo de ver el rostro de Laurita, fingiendo estar preocupada, me daban nauseas. Hipócrita.

-¿Qué se supone que hago aquí tirada en el suelo? -pregunté confusa.

-Te has desmayado -contestó Ian.

La verdad, no me sorprendía que hubiese pasado.

-Ayudadme a levantarme.

Me sentía muy débil, mis piernas flojeaban. Todo me daba vueltas. Justin se dio cuenta y me agarró por la cintura para que no cayese de nuevo.

-Ve a descansar, mañana nos vemos -Laurita se despidió muy fría y se fue. Yo hice una mueca de desagrado. Había discutido con ella, no quería ni verla.

Connor abrió la puerta del coche, metió mi mochila en la parte trasera y se sentó, Ian ocupó el lugar de copiloto y yo, con ayuda de Justin, junto a Connor.

El camino era muy silencioso. Yo estaba con la cabeza apoyada en la ventana mirando hacia mis pies. Todavía iba con la equipación puesta y seguro que olía a tigre. Qué vergüenza. Mirando mis zapatillas empecé a recordar lo que había pasado en el entrenamiento.

Las lágrimas caían por mi mejilla, ¿por qué me trataba así? yo siempre acataba sus normas, la obedecía y entrenaba duro...Realmente no entendía su actitud...

Habíamos discutido varias veces, pero jamás como lo habíamos hecho ese día. Para mí había sido demoledor.

Sequé las lágrimas rápidamente y, sin ni siquiera enterarme, habíamos llegado ya a casa. Bajamos del coche, cogí mi mochila y la puse en mi hombro. Cada vez me sentía más débil. Connor me agarró por la cintura y me llevó hacia su casa. Me senté en el sofá y eché la cabeza hacia atrás, sólo quería que pasase ese maldito día y al día siguiente empezar con un día nuevo. Las palabras de la entrenadora retumbaban en mi cabeza.

¿En realidad yo era un estorbo? ¿era una gandula?¿Había dicho que tenía el culo gordo? Apreté los ojos, fuerte, para evitar las lágrimas, tenía que ser fuerte. No debía de llorar.

-Ten -Justin me tendió un bocadillo de mortadela-. Necesitas comer -lo cogí evitando su mirada.

-Muchas gracias -mordí el bocadillo. Tenía un hambre atroz, pues sólo había hecho dos comidas al día.

Recordando que había ido a comer con Justin, abrí los ojos como platos.

-Mi moto -miré hacia Justin-. Tengo que ir a por ella. Mañana tengo que ir al instituto -me lleve la mano en la frente. Acto seguido, me levanté rápido y tuve que volver a sentarme de nuevo, debido al gran mareo que me había dado-. Mierda -murmuré.

-Quédate aquí, los chicos irán a por ella no te preocupes -puso una mano en mi hombro,

No me agradaba la idea de que cogiesen mi moto, pero visto lo visto, no tenía ni fuerzas ni para discutir. Por lo tanto, rendida, les di las llaves de la moto y se fueron.

Al terminar de comerme el bocadillo, nos pusimos a ver una película de acción en la tele. Al poco tiempo de empezar, me levanté con cuidado del sofá para no volver a marearme ,ya no tenía que estar más molestando a Justin. Era hora de marcharme

Invicto.© EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora