13. La bocota de Salem

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James pateó la puerta del cuarto, adentrándose de forma dramática

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James pateó la puerta del cuarto, adentrándose de forma dramática. Avery lo miró un par de segundos, para luego ignorarlo por completo. Abrió su baúl, sacando de él un uniforme limpio. El azabache se acercó, cerrando la puerta tras él.

― ¿Podrías explicarme qué diablos te pasó? ―cuestionó tomando asiento en la cama.

La pelirroja bufó, arrojando una camisa sobre las colchas y comenzando a desabotonarse la mojada.

―Fui a recuperar un pergamino que hice con Roxanne, era una lista sobre un chico ideal. Albus la tenía ―explicó dejando caer la camisa al suelo―. Así que me adentré en la Sala Común de Slytherin, en su cuarto y finalmente en el baño de los prefectos.

James asintió, por eso las chicas estaban buscando a un tortugo. Llevaban distrayendo a su hermano todo el mismísimo día.

― ¿Te caíste en la bañera? ―bromeó.

―No, técnicamente Albus me tiró ―se encogió de hombros.

Mientras ella se colocaba la camisa, James se echó a balbucear. No era posible de que Albus la haya tirado, no sonaba como algo que él hiciera.

― ¿Y luego?

Avery tragó en seco.

― ¡Nos besamos! ¿Feliz? ―chilló.

James colocó ambas manos en su cabeza, abriendo su boca de forma incrédula. Avery se había besado con Albus, ¡El maldito Alvery era real! Sus ojos se fijaron en el chupetón que realmente destacaba en la piel blanca de Avery.

―Se besaron, pasó a mayores, ¡Un chupón! ―gritó emocionado.

La pelirroja le saltó encima, tapándole la boca con su mano.

― ¡Cállate, no es algo que se grita! ―susurró alarmada.

― ¿Qué dices? ¡Claro que sí, es Alvery! ―sonrió su amigo, empujándola.

James se paró de un salto, haciendo un baile de victoria bastante extraño, se paseaba de un lado a otro mientras tarareaba. Las mejillas de Avery se tornaron rojas, incluso comenzó a arrojarle prendas intentando ocultar su risa.

― ¡Ya basta, Sirius! ―se carcajeó ella.

― ¡Es una fecha histórica, Williams! ―gritó, arrojándole un brasier―. ¡Haremos una fiesta, tú te encargas de traer a mi hermano y yo de arrojar el castillo por la ventana!

Avery negó, su amigo estaba completamente demente.

― ¿Te crees gracioso? Porque esto no lo es, James.

El azabache dejó de saltar sobre la cama de Jess y frunció el ceño. Avery tomó asiento en el suelo, evitando la mirada de su amigo. Le costaba respirar tranquila, sentía un gran peso encima, como si todo lo que hizo hubiera estado completamente mal. James se arrodilló junto a ella, tomándola del mentón y obligándola a verlo.

Trouble » Albus PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora