🥀Capítulo 9

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-Tienes visitas, White.

El partido de cartas, queda suspendido momentáneamente, mientras Willow abre la reja con ese inmenso juego de llaves que la acompaña siempre. Alexa y yo intercambiamos miradas y la conversación de hace un par de días, queda disuelta. No estoy preparada.

-No.

Alexa me mira sorprendida, pero para Willow, no es ninguna extrañeza mi negativa. Llevo mucho tiempo haciéndola. Pero esta vez, no hay respeto por mi decisión.

- Henderson dijo que era urgente, así que lo siento pero vas a acompañarme.- eleva las esposas.- Pero tranquila, va a gustarte.

Lo dudo. Me pongo de pie y dejo que haga todas sus maniobras antes de ponerme las esposas alrededor de mis muñecas y, así poder comenzar el recorrido por los pasillos. El tiempo se detiene por instante, cuando veo a Valery hincada frente a los barrotes, vomitando sangre. Aparto la vista en cuanto las demás guardias acuden a ayudarla. Al parecer, si se está pudriendo por dentro, como se lo he repetido últimamente.
Mi atención cae sobre Lisseth, pero no pierdo mucho tiempo en ella. Sólo conseguiré que comience a gritarme inminencias y no tengo ningún ánimo de soportar eso. Tengo suficiente con el temblor en mis piernas y el corazón frenético por saber que voy a ver a Jacob.

-¿Vamos al patio?- pregunto, extrañada al darme cuenta de la ruta.- Creí que tenía una visita.

-Y así es. Pero solicitó que fuera en el gimnasio.

-¿Hay un ginmasio?- no puedo evitar la voz chillona

-Claro, y una piscina climatizada.- se burla.

Salimos al gran patio y cruzamos la primera división, de la que nunca he pasado. Justo en la esquina del segundo patio, se encuentra el sitio que supongo, utilizan para hacer ejercicio. La malla oscura que rodea el lugar, me impide ver a Jacob, pero sé que está ahí. Willow me quita las esposas y se aleja sin decir más.
El patio, cuando todas las reclusas están encerradas, se ve mucho más grande y solitario. Me acerco a la malla y a pesar de que el olor a orines se intensifica, el particular aroma fresco de Jacob, me envuelve por completo. Lleva ropa deportiva y un curioso gorro negro le aplaca el cabello. Observa todas las instalaciones con un gesto de desagrado y puedo notar como sus manos se vuelven puños. Al llegar a mí, todo su rostro se ilumina.

-Betthany.- de unos cortos pasos llega y me abraza con fuerza.

Le devuelvo el gesto y consigo calmar el temblor de mis manos. Cuando nos separamos, pienso que va a sacar el tema, pero no lo hace. Y eso, me deja una extraña sensación en el estómago.

-Sé que no eras la mejor en combate, pero supuse que necesitabas desahogarte un poco. Así que conseguí el permiso para pasar un momento contigo en este lugar. Sé que no es lo mismo, pero lo importante es que tu te liberes un poco de todo el estrés…

Vuelvo a lanzarme a sus brazos y cierro los ojos para evitar que las lágrimas me delaten. Jacob es lo mejor que existe en este mundo. No necesita más explicaciones.

-Venga, no tenemos mucho tiempo.- sella el momento con un suave beso en la frente.- Primero, calentaremos un poco.

Nos separamos y por más incomodidad que creía tener, sonrio inmensamente. Dejándole ver, lo bien que me hace. Sólo él. Imito los movimiento que hace y nos reimos de la nada. Estuvimos en una increíble sala de entrenamiento y ahora, estábamos en el patio de una prisión. Oh, maldita vida.
 
 






 
Caigo al piso, pero Jacob tensa sus brazos para que el golpe sea mucho más suave de lo que debería. Mi respiración agitada me causa cierto dolor en el pecho, pero no quiero parar. Me pongo de pie y Jacob se aleja un poco, trotando mientras estira ambos brazos. Está sudoroso y semidesnudo. Primero fue el gorro, después la sudadera, y para cuando comenzamos el combate cuerpo a cuerpo, fue la camisa. Pero no me molestaba. Le estaba muy agradecida por guiarme en cada parte del ejercicio, como al principio de todo. No recordaba nada de lo que me había intentado enseñar en mi entrenamiento y realmente me avergonzaba, pero a él parecía no importarle mostrármelo todo de nuevo.

Fiel DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora