🥀Capítulo 31

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Abro los ojos de golpe al sentir los aterradores espasmos de la pesadilla; una en la que Alessandro terminaba con un disparo en el pecho y Jacob con la cabeza en dos pedazos.
Me enderezo rápidamente cuando siento la acidez en mi garganta, no quiero arruinar otras sábanas y pasar vergüenza. El piso se mueve con fuerza debajo de mis pies, así que me dejo caer sobre la cama, inhalando el aire fresco con desespero, tratando de evitar a toda costa que las emociones me ganen la partida. Jacob estaba vivo, pero seguramente muy mal herido, por eso la habitación estaba repleta de su sangre y mi familia corría peligro, al igual que Alessandro. Todos estaban a la deriva y si yo no hacía lo que se me ordenó… pasaría lo de mi sueño.
Los ojos comenzaron a picarme de solo pensarlo.

-¿Te sientes bien?- Alessandro apareció a mi lado, tomándome desprevenida.- Toma este vaso de agua, te va a ayudar.

Evito mirarlo fijamente y me limito a beber el agua que me ha ofrecido, terminándomela de un gran sorbo.
Le agradezco cuando le devuelvo el vaso y cierro los ojos con fuerza para disfrutar de la frescura que deja en mi boca. El mareo se ha desvanecido y la acidez de mi boca también, pero no tuve suerte con el agujero en el estómago, que solo tenía la función de recordarme que la llamada fue real, al igual que las amenazas y el peligro. No estábamos solos en este sitio, nos rodeaban los enemigos que querían acabar con alessandro y yo no podía permitir que eso sucediera, aunque la idea de hacerme la heroína me enfermaba. Alessandro se movió hasta arrodillarse frente a mi, poniendo sus manos sobre las mías.

-Creo que lo mejor será que llame a un médico.- habla preocupado.- No quiero que te sientas peor.

-¡No! Yo no quiero un médico.- le sonrío para que su inquietud reduzca.- ¿Mis padres han vuelto?- le pregunto, haciéndole una seña para que se siente a mi lado.

-No, pero el chófer me ha mantenido al tanto y parece ser que han decidido cenar fuera, así que supongo que llegaran tarde.- me sonríe picaro.

-¿Eso es seguro?- finjo una pequeña tos al final de mi pregunta, para ocultar el termor que siento.

-Llevan a un par de guardespaldas, todo estará bien.- me tranquiliza, pero sin pasar por alto mi inesperada actitud.- ¿Te pasa algo?

Ladea su cabeza hacia la izquierda, recargando su precioso y perfecto rostro en la palma de su mano, luciendo realmente intrigado.
Me recargo sobre mis rodillas para no caerme al frente y miro atraves de la ventana como el sol comienza a ocultarse de la luna, dejándome en claro que las horas pasaban y no en vano. Voy a decírselo, tengo que hacerlo o de lo contrario me veré obligada a ir directamente dentro de la boca del lobo y no sé si podré sobrevivir a eso. Alessandro era alguien muy capaz y a pesar del enojo que experimentará, va a sacarnos del problema, sólo él es capaz de eso y más. Me pongo de pie y doy un par de vueltas en mi sitio, buscando las palabras para explicarle la realidad tan peligrosa que estamos pasando.

-Mia, sé que me ocultas algo, pero si no me dices…

-Es sobre Ralph.- lo interrumpo con voz entrecortada.- Todo esto es sobre él.

No pierde su postura, pero si la calidez de sus ojos, dejando ver la furia que sentía de solo pensar en ese hombre. Tenía que decírselo, definitivamente.

-Lamento lo que tuviste que pasar por su culpa.- mira hacia otro lado, perdido en sus pensamientos.

-Eso no importa ahora.- pongo los ojos en blanco, exasperada conmigo misma por no habérselo dicho ya.

Se pasa las manos por el rostro, pareciendo agotado por lo que fuera que se le volvió a la cabeza, y en esos simples movimientos que requirieron mi total atención, pude notar la pequeña luz roja que le apuntaba el hombro derecho. Me volví hacia el ventanal, tratando de ver más allá del muro, pero fue inútil, porque mi vista no daba para poder distinguir al dueño del arma. Estaban cerca, lo suficiente para hacernos daño y no dejaría que eso pasara, menos a Alessandro.

-Solo te necesito a ti.- me pongo frente a él, cubriéndole el cuerpo lo más que pueda.- Sin médicos, ni padre o mi hermoso e hiperactivo hermano, sólo a ti, mi querido Manwayer.- extiendo la mano para acariciarle el rostro.

Fiel DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora