🥀Capítulo 22

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Jacob.

Entro al auto y dejo la bolsa de comida en el asiento del copiloto. Apuesto que Betthany tendrá mucha hambre. Después de todas las emociones del día, sería algo muy lógico pensar así. Detengo la llave a medio camino, necesito solo un segundo para recapacitar. Fue una tortura tener que volver al trabajo despues de haber discutido con ella. Sus palabras se habían hecho un doloroso hueco en mi pecho y enloquecí por un momento, arruinando todo lo que conseguí con tanta voluntad. Pero ya estaba todo bien y sé que si le pido disculpas, va a querer huir conmigo, justo como se lo plantee. Ella y yo. No me ama, pero con un poco más de esfuerzo de mi parte, sé que lo hará. Enciendo el auto y acelero, para salir a la avenida. Ya no quedan dudas. Voy a escaparme con Betthany, para así empezar de cero. Sin Mantwayer, sin Ralph, sin la policía, sin pasado. Entre más me acerco a mi casa, la emoción me invade con más intensidad. Quiero ver a Betthany, necesito verla. La pantalla de mi celular se ilumina, dejando ver un mensaje.

Número desconocido:

“Necesitamos hablar.”

Ralph. Estoy seguro. Bloqueo mi celular, dejando en el olvido ese mensaje. No quiero tener que ver con esas personas. Son basura. Como él. Mantwayer. El hijo de puta que no la merecía, y que mucho menos merecía que tuviera un fruto suyo. El recuerdo de esa vieja noticia me marea. Ella es demasiado para una porquería cómo él. Un hijo de Mantwayer, es simplemente un demonio que yo no le permitiría tener, por eso agradezco el incidente que le pasó a Beth.

-Todo pasa por algo.- murmuro

Estaciono en la entrada de mi casa y bajo del auto. Ni bien entro a la casa, me dirijo al sótano. No. Tiro la bolsa de la comida y saco mi arma, preparado para disparar. La maldita puerta está abierta.

-¡Betthany!- la llamo, inútilmente.

Bajo las escaleras, iluminándome con la luz de mi celular. No puede ser. Deseo que haya escapado sola, pero los golpes en la puerta me deja en claro que no fue así. 

-¡Maldita sea!- grito, con toda la furia que guardo dentro.- ¡Hijos de puta!

«Mantwayer»

«Mantwayer»

«Mantwayer»

-Te voy a buscar, y cuando te encuentre…- lanzo mi celular contra una de las cajas que hay guardadas.- voy a matarte. ¡Voy a acabarte lentamente!

A mis espaldas, cruje un escalón, pero no soy lo suficientemente rápido como para esquivar el golpe en la espalda. Ruedo los últimos seis peldaños y cuando llego al suelo, me pongo de pie, recuperando el aire que he perdido. Uno de los hombre me lanza una patada que consigo sortear, para después sujetar su pierna y darle un golpe contundente en la rodilla, que le causa un gran dolor. Voy a lanzarle un golpe en el estómago, cuando dos más aparecen a mi lado, sujetándome. Forcejeo para poder soltarme, pero otros tres se hacen presentes. Alcanzo a golpear a otro, antes de que se me lancen encima, para poder inmovilizarme. Patadas. Golpes en el rostro. Son demasiados. Me hago pequeño en el piso, esperando a que se detengan.

-Tienes suerte que no tengamos permiso de matarte.- se burlan.

Toda mi vista se nubla y comienzo a marearme. Ya no siento el cuerpo, pero puedo jurar, que estoy escupiendo sangre. ¿Qué esta pasando? los golpes violentos no cesan, hasta que ya me estoy perdiendo. No sin antes escuchar una última burla.

-¡Esto es un pequeño y cálido regalo de Mantwayer!
 
 









 
Mi alarma comienza a sonar y gruño fastidiado. ¿Quién demonios inventó esas mierdas? Estiro el brazo, tratando de alcanzar mi despertador, pero no lo alcanzo. El sonido, fuerte y repetitivo, me pone de muy mal humor. Es lo último que necesito ahora.
Abro los ojos lentamente y me sorprendo al darme cuenta de donde estoy. Con mucho esfuerzo me siento en la cama, pero termino doblándome del dolor. El padecimiento, me remonta hasta mis días de entrenamiento. Solo que en lo mental, era peor. Porque Alessandro Mantwayer estaba detrás de esto. Se llevó a Betthany y no sé con que intenciones. ¿Iba a asesinarla? O quizás, era lo contrario. Las palabras de Betthany me enferman. Si por un momento, él se atreve a ponerle un dedo encima… no. De un movimiento brusco, me arranco las agujas de los brazos. Necesito irme. La puerta se abre de golpe, dejando pasar a Paul.

-¿¡Qué haces!?- me riñe

Lo ignoro y me deshago del respirador que tengo en la cara. Paul intenta volver a acostarme, pero no lo dejo. Grita, llamando a la enfermera. Lo maldigo en voz alta y le ordeno que me deje en paz. Forcejeo, a pesar de que mi cuerpo se retuerce del dolor. Siento que me voy a moror, lo juro.

-¡Te molieron a golpes!- me grita, molesto.- Te encontré medio muerto en tu casa.

Armo mi rompecabezas en orden. Recordando cada golpe, insulto y broma. Mantwayer. Betthany. Todo el calor de mi cuerpo, se dirije directamente hacía mi cabeza, haciéndola sentir pesada. La sensación es tan abrumadora, que quiero golpear algo. Pero debo ser paciente, sobre todo si quiero recuperar a Betthany. Si, debo tranquilizarme y pensar todo lo que haré. Aunque, al ver a Paul, ya sé por donde debo comenzar.

-Llama al jefe, quiero darle una información muy importante.- le pido.

Me mira atónito.

-¿De qué hablas? ¿Dónde está Betthany?

Cierro los ojos con cansancio y respiro unas cuántas veces. Paul y sus estúpidas e innecesarias preguntas. Solo debo decirle lo que me convenga.

-De eso se trata. Voy a darle cierta información.

-¿Qué clase de información?- se tensa

Sonrío un poco y me acómodo entre las almohadas, con mucha precaucion. Tratando de no hacer un mínimo ruido, por el crujido de mis costillas. Al diablo el descanso.

-Voy a decirle quién tiene a Betthany. Y quizás, si la conversación se va por ese camino, termine contándole más cosas.- le explico.

-¿Vas a hacer eso? ¿De verdad?

¿Lo voy a hacer? ¡Claro que si! Mantwayer y Betthany pensaron que se podrían burlar de mi, pero les demostraré lo equivocados que están. Los encontraré, mataré a Mantwayer y a la pequeña Betthany... a ella me la llevaré yo. Como se planeo desde el día uno.

-¿Y vas a ser completamente honesto o solamente vas a decir lo que te convenga?

Me es inevitable no ensanchar mi sonrisa. Lo que lo enfurece, y termina por salirse de la habitacion, cerrando la puerta con una fuerza desquiciada. Oh, Mantwayer. No debiste volver de la muerte y Betthany, no debiste seguirlo al infierno. Así de sencillo.

Fiel DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora