2. La mirada

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Como es costumbre, cuando llego hay muy pocos estudiantes en la academia. Se creería que a los “niños ricos” nuestros padres nos quieren lo más pronto fuera de casa pero la realidad es que lo que ellos hacen es evitar que estemos solos en casa, aburriéndonos o deprimiéndonos, porque sí. Generalmente la depresión nace del aburrimiento y de ahí sus ganas de suicidarse porque creen que son inútiles para todo. Estúpidos, si intentaran hacer algo con todo ese puto tiempo que pierden gastándose en comentarios auto destructivo, de seguro el mundo avanzaría mejor. Aunque bueno, luego está la depresión que viene cuando te estresas demasiado, cuando muchas personas te discriman y blablabla. Cuestión de carácter, así le llamo yo. Me pregunto si ellos creen que son los únicos que tienen problemas así. En fin, cada quien con su mierda ¿no?

Voy a la parte trasera del edificio donde reciben clases de arte las señoritas de la academia. Nadie se atreve a acercarse, nadie se atreve a hacer nada ahí o claro, nadie que no sean chicos malos. Ugh, esa expresión me da tirria. No son chicos malos ni chicas rebeldes, son imbéciles que buscan llamar la atención. Yo, soy buen estudiante, atractivo y con talento para todo, y me mantengo haciendo las mismas cosas que hacen los "chicos malos". Como en ese momento, que saco un cigarrillo y lo llevo a mis labios para encenderlo. Succiono el humo y lo expulso.

Ni siquiera sé cuando empecé a hacer aquello, a actuar de mala manera. Supongo que me cansé de siempre ser un ejemplo para todos y por extraño que parezca, muchos saben que no soy quien aparento ser la mayor parte del tiempo.

—Oh, vaya. ¿Qué tenemos aquí? —me giro tranquilo, sé quien es. Me cruzo de brazos dejando el cigarrillo en mis labios.

—Es el presidente —es Hyukjae y su grupito de maleantes. Como siempre, el imbécil del pelinegro no lleva el uniforme completo, huele a jabón. A su lado, Jong Jin o como algunos lo llaman JJ y atrás de ellos están los otros dos de los cuales no recuerdo su nombre.

—No pueden estar aquí —digo quitándome el cigarrillo de los labios. Hyukjae se acerca con una sonrisa ladina, nunca hemos tratado. Se podría decir que el día anterior fue lo más cercano a una plática que tuvimos ayer. Me quita el cigarrillo de los dedos y se lo lleva a la boca.

—Tú tampoco, cariño. Pero aquí estás —me guiña un ojo, me hace a un lado y pasa con su séquito. Uno de ellos saca una bolsa negra, de la misma sacan una botella transparente con un líquido marrón rojizo siendo contenido.

Hyukjae se sienta en el pasto, del bolsillo de su chaqueta saca una caja. Lleva una pastilla blanca que estaba dentro de ésta a su boca y se la traga con un poco de licor porque eso es lo que es. Pongo los ojos en blanco.

—No pueden drogarse aquí, es prohibido.

—También fumar y tener sexo. Supe que ayer estuviste con Minah —vuelve a llevarse el cigarrillo a los labios para darle una calada. Bota el humo por la nariz y sonríe, mostrando sus perfectos dientes blancos.

—No estábamos en horario laboral.

—Nosotros tampoco —veo que los demas repiten lo de Hyukjae. Fuman, beben y se toman una de esas pastillas—. Son las...—mira su reloj— siete y cincuenta.

—Sólo faltan diez minutos —frunzo el ceño.

—Ya, mierda. Déjanos en paz —gruñe uno de ellos. Ya se le han dilatado las pupilas, estoy seguro que tomó algo más fuerte que Hyukjae.

—Uh, qué débiles son al principio —dice Hyukjae poniéndose de pie.

—¿A dónde vas, Spencer? —pregunta el otro chico. Tiene el cabello un poco largo y parece asustado cuando nota que el imbécil tiene intenciones de irse.

❝Bad Habits❞ 「EunHae」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora