tres

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He vuelto a tener el mismo sueño, pero nuevamente terminó de otra forma.

"Pronto iré por ti, cariño."

Hasta ahí iba normal. Pero luego se acercó y me acarició como en el sueño de ayer, pero esta vez sonrió.

Una preciosa y tierna sonrisa rectangular.

"No te asustes, por favor."

***

–¿Negra o blanca?– preguntó Seokjin, mi novio, mientras me enseñaba dos camisas que sostenía en cada mano.

–El negro es tu color.– respondí con seguridad mientras sonreía.– ¿A dónde irás?

–A dónde iremos.– corrigió.– ¿Ya no lo recuerdas?– hizo un puchero mientras bajaba los brazos. Se veía muy tierno.– Iremos a cenar por nuestro primer aniversario, mañana.– recordó mientras dejaba las camisas sobre el pequeño sofá que se encontraba delante de la cama.

Mi mente estaba tan perdida esos últimos días.– Oh, sí... Claro que no lo olvidé.– mentí con una sonrisa nerviosa.– Sólo bromeaba.

Me miró con detenimiento un momento, pero luego se relajó.– ¿No quieres ir a comprar algo de ropa?

–En realidad, no... No tengo ánimos de salir.– respondí mientras escondía mis manos en las mangas de mi sudadera.– Además, debo tener algo bonito en el clóset, seguramente.– sonreí a labios cerrados.

Sonrió y se sentó frente a mí, en la cama.– ¿Por qué siento que esto es una indirecta para que vaya a comprarte un bonito vestido?– sonrió coqueto.

Fruncí el ceño.– ¡Nada que ver! Sólo... Sólo no tengo ganas de salir de aquí.– él aún parecía no creerme.– De verdad.

Por varios segundos nos quedamos mirándonos como un par de bobos enamorados, hasta que él suspiró sonoramente.

–Eres tan hermosa, Byun Ya Ri. ¿Por qué no nos casamos?

El tono tan casual en el que lo dijo, hizo que un revoloteo se formara en mi estómago.

–¿De qué hablas?– reí y le di un suave golpe en el hombro. Su cuerpo estaba cada vez más cerca del mío.– Ya sabes lo que opino del casamiento.

Él hizo un puchero.– ¿No quieres casarte, ni aunque sea conmigo?

Negué con la cabeza.– Las bodas arruinan las parejas. Siempre lo he dicho, y hay claros ejemplos en mi familia, Jin. Tú y yo estamos bien así.

Suspiró decepcionado, pero luego de un rato sonrió de una forma pícara, como si una idea hubiese aparecido en su mente de repente.

–Ahora que lo pienso...– comenzó a hablar sin dejar de sonreír.– Ha sido un tiempo.

Entendí de inmediato a qué se refería, pero decidí jugar un poco.– No sé de qué hablas, Kim.

–Ya sabes...– una de sus manos comenzó a acariciar mi muslo desnudo.– viéndote sin pantalones, con mi sudadera, y tan despeinada... Realmente yo no puedo resistirme más.

Lancé una carcajada.– ¿De verdad esto te parece sensual?– le pregunté señalandome a mí misma. Él asintió con energía.– Creo que n...– fui callada por sus labios. Se separó enseguida y me sonrió con inocencia.– ¿Y eso?

–Vamos, Yari...– dijo casi suplicante. Sólo llevábamos tres días sin tener sexo, pero aparentemente, para él parecían ser años.

Sin pensarlo más me colgué de su cuello, y comencé a besarlo con fuerza. Después de todo, yo también lo deseaba.

Todo iba bien. No había ningún pensamiento en mi mente en ese momento, más que lo mucho que me encantaba Jin y todo lo que tuviera que ver con él.

Pero durante el acto, al abrir los ojos, no fue mi novio al que vi encima mío.

Era él. El chico de ese sueño.

Abrí los ojos como platos, y por reacción inmediata le di un empujón, haciendo que cayera tumbado a mi lado, en la cama.

–¡Tú!– me paré de la cama sin dejar de mirarlo, e intenté cubrir mi cuerpo con mis manos, aunque fuera inútil.

El chico parecía divertido con la situación, ya que colocó una mano detrás de su cabeza, mientras me miraba sonriente.

Ahí me percaté de que estaba completamente desnudo, al igual que yo.

–¿Pero cómo...?– ni siquiera podía formular una oración completa, debido a lo confundida que me sentía.

¿Por qué mierda estaba teniendo sexo con ese tipo, cuando hacía sólo unos segundos, mi novio estaba en su lugar?

Y lo más importante, ¿¡Quién mierda era él!?

–Vaya que llevaba tiempo deseando esto...– habló con una expresión de satisfacción. Esa voz grave y profunda que había oído tantas veces en ese extraño sueño, ahora estaba hablándome en persona. ¡Él estaba en mi cama, desnudo!

Cerré los ojos con fuerza, y los volví a abrir, deseando que todo fuera sólo una visión.

Y funcionó.

–¿Hice algo mal?– preguntó un preocupado Jin, desde el lugar donde creí haber visto a ese desconocido.

Negué rápidamente con la cabeza mientras sentía como las lágrimas llenaban mis ojos. No entendía qué acababa de pasar. ¿Estaba volviéndome loca, acaso?

Real. → K. TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora