Real. → K. Taehyung

once

–Jin, yo quería ir a tu casa.– me quejé haciendo un puchero. Mi novio pasó un brazo por mi cintura, y me acercó más a su cuerpo. Estar así con él en el sofá mientras mirábamos televisión era uno de mis pasatiempos favoritos, pero luego de lo ocurrido en el baño, quería estar en cualquier parte menos en mi casa.

Me sentía vigilada.

Rió leve y besó mi cabeza.– Estoy contigo. No dejaré que nada te pase.

–¿Tienes idea de la cantidad de veces que oí esa frase en películas de terror?

Ambos reímos.– ¿Y si sólo fue un ave?

–Kim Seok Jin.– volteé mi cabeza para mirarlo a los ojos.– ¿Crees que no sé diferenciar un silbido de ave a uno de humano?

–Yo puedo silbar igual que un canario.– aseguró con una confianza que no tenía idea de dónde había sacado, pero estaba segura de que sólo intentaba tranquilizarme, y eso para mí estaba perfecto.

Seguido de eso, comenzó a silbar. No sonaba nada parecido a alguna especie de ave que yo conociese, pero aún así logró hacerme reír.

–Esta película ya me aburrió.– me quejé recostándome en su pecho. Pude sentir como éste se movió en cuanto Jin rió.

–No le prestaste nada de atención en todo lo que va.– respondió con calma.

–No me gustan las de ese tipo.

–Tranquila,– mi cuerpo tensó de inmediato al notar que esa voz no era la de Jin.– a mí tampoco me gustan.– susurró esta vez en mi oído, y de inmediato me alejé de un salto.

Lo miré, y sólo era mi novio mirándome con confusión.

Él rió, aún confundido.– ¿Qué te pasa?

–¿Qué acabas de decir?– pregunté sin acercarme. Mi corazón latía muy rápido, y mi respiración también era agitada.

–Que a mí tampoco me gustan.– respondió mientras me miraba como si estuviese loca.

Solté un suspiro de alivio mientras mi cuerpo volvía a relajarse. Sólo había sido una falla en mis oídos.

Por más que su voz se pareciese... No. Debía dejar de pensar en esas locuras.

Volví a acercarme a mi novio, aún sin sentirme demasiado en confianza.

¿Y si eso me volvía a ocurrir?