diecinueve

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Desperté agitada, mi muñeca derecha dolía.

Y al mirarla, noté marcas en ella.

¿Pero cómo?

***

5 p.m.

Jin salió temprano y yo sabía que no volvería hasta dentro de una hora. Tenía cosas que hacer.

Apagué el televisor y conecté mi celular a los parlantes. Debía hacer algo de limpieza, y sin música no podría.

Comencé limpiando las ventanas, y luego pasé a quitar el polvo de los muebles en la sala.

Pero me llevé el susto de mi vida cuando, mientras limpiaba el espejo del baño, vi a ese tipo de pie detrás de mí.

Volteé de inmediato, con el corazón latiendo a mil por hora.

Pero no había nadie allí.

Sólo es mi imaginación. Sólo es mi imaginación.

Acabé de limpiar el baño, y luego sólo me faltaba la cocina, ya que mi habitación solía limpiarla dos veces a la semana, y no era necesario hacerlo este día.

Fue mientras guardaba los platos que sentí unas manos rodear mi cintura. Rogaba con todas mis fuerzas que fuera Jin, pero por dentro sabía muy bien que no era así.

En un sólo movimiento logró voltearme hasta quedar frente a frente. Tenía la misma altura de mi novio, por lo que no debía alzar demasiado la cabeza para poder observarlo fijo.

—¿Ya lo pensaste?— preguntó con una mirada severa. Como si estuviese enfadado.

Negué con la cabeza, mientras sentía mi cuerpo temblar.

Necesitaba librarme.

Sonrió de lado y se alejó.— ¿De verdad me dejarás acabar con él?— preguntó interrumpiendo mis pensamientos de huída.

¿Acabar con él? ¿Hablaba de Jin?

—T-tú...— comencé a tartamudear.— Vete. Ahora.

Rió leve y volvió a acercarse a mí.— No iré a ninguna parte. Tú eres mía.

Negué con la cabeza frenéticamente y apreté los ojos con fuerza.— No eres real. No puedes ser real.

Sentí sus dedos apoyarse suavemente en mi barbilla, y abrí los ojos.

Él seguía allí.

—Cariño, tú me hiciste real.— respondió con tranquilidad.

Real. → K. TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora