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< Parte I >

Las calles eran apenas iluminadas por la luna llena, aunque era casi imperceptible. Caminaba sin rumbo en busca de algo que saciara mi insufrible sed. Hacía días que no bebía de ese líquido rojo que tanto me gustaba, pues era lo único que calmaba mis ganas a decir verdad.

Hacía tiempo que ya no quería asesinar a simples humanos que, por desgracia del destino, se cruzaban en mi camino. Pero no podía contenerme, mi hambre, mi sed y mis energías lo necesitaban quiera o no, era algo difícil de soportar, al final de cuentas no obtenemos la misma fuerza alimentándonos sólo con animales.

Entre los árboles del bosque donde me encontraba descansando por mi larga caminata, la luz de un automóvil en la carretera iluminó mis pupilas. Sin dudarlo, trepé hasta la copa llena de hojas y esperé tenerlo debajo de mi. Cuando llegó el momento adecuado, me lancé al vacío cayendo sobre el vidrio delantero de aquel vehículo, en el cual viajaba una pareja joven.

" En verdad lo siento mucho." Pensé, antes de romper el vidrio y tomar por el cuello a la dulce chica que miraba con desesperación mis enormes y blancos colmillos que se asomaban de mis encías. Giraba para observar fugazmente a su novio, quien la sujetaba con firmeza por el brazo para no dejarla a mi disposición. Ambos gritaban mientras la chica lloraba con miedo en sus ojos.

- Te ruego, por favor. Déjala ir... -suplicaba su novio.- Tómame a mi en su lugar, pero no le hagas daño. No me lo podría perdonar. -lloraba desconsoladamente.

- Lo siento, pero no vivirás para contarlo tampoco. -lo miré demostrando lástima con mi mirada. Mi parte cuerda aún estaba allí, permitiéndome pensar con algo de claridad.

- ¿Por qué haces esto? ¡Bicho asqueroso! Te denunciaré, ya verás. ¡¡Ahora suéltala!!! -gritaba desesperado.

- ¿Me has llamado bicho asqueroso? -saliva comenzó a chorrear de mi boca y mis ojos tomaron un color negro oscuro en su totalidad. Mis colmillos se alargaron aún más, mis uñas crecieron clavándose en el cuello de la joven, y mi poca cordura se había ido al carajo.- Pues vive tú con esta maldición entonces, bastardo humano.

Enterré mis dientes en la clavícula de la novia, esa que se dejaba ver debido a su desacomodada ropa. Soltó un grito desgarrador que fue música para mí. Odiaba que me insulten y más cuando estaba pensando seriamente en dejarlos ir. ¿Acaso creen que quiero vivir así?
Sin soltar su piel, desgarré la zona y parte de su pecho, logrando así que se comience a desangrar en mis brazos. El rostro del novio estaba paralizado, los ojos fijos en mi boca, observando cómo parte de su amada colgaba de mí.
Sonreí de costado y me acerqué a su estómago, mordí sintiendo el crujir de la carne entre mis dientes. El placer inundó mi cuerpo, me hizo estremecer hasta soltar un pequeño gemido suave. Pasé mi lengua por la piel que tenía en mi boca tras oír su último susurro.

- J-Jae.. C-Corre... -respiraba agitada.- T-e a-

Solté una pequeña risa y apreté aún más, hasta desprender la deliciosa porción. Cuando su corazón dejó de palpitar y su cuerpo hizo peso en mí, comprendí que mi víctima había muerto ya. La dejé caer bruscamente sobre los vidrios rotos y quedé observando al, que al parecer, se llamaba Jae.

- N-No... -dijo con un hilo de voz, sin quitar la mirada destruida del cadáver de su novia. Con sus manos sobre el volante, su rostro sudado y las lágrimas que caían sin cesar, muy lentamente desvío la vista hacia mí, que ya me encontraba a escasos centímetros de él.

- Su sangre era dulce, ¿sabes? Una de las más ricas hasta hoy... Su piel suave fue un placer para mi paladar... -comencé a susurrar mientras me adentraba al automóvil, tomando asiento a su lado. Acaricié su cabello a la par en la que olfateaba su cuello.

- Vete. -habló entre sollozos.

- Olía realmente bien. Lástima que esté muerta, ¿no?

- ¡¡Hijo de puta!! ¡¡¡Eres un monstruo!!!

- Lo sé. 

Me senté sobre sus piernas, tomé su parte trasera de la cabeza con mi mano derecha y la otra, recorrió su rostro y secó sus lágrimas. 

- A pesar de eso, voy a parar con tu sufrimiento. -sonreí.

Antes de que gritara nuevamente, besé sus labios con toda suavidad para succionar el inferior hasta que comenzó a saber a hierro.
La sangre me estaba enloqueciendo, y continué hasta arrancarle la mandíbula de un bocado. Viendo como sus ojos se iban apagando, sus últimas lágrimas caían y su lengua colgaba del rostro.

- Eres rico...

Devoré su rostro, siguiendo con su cuello y luego su pecho. Lo abrí con mis propias manos, y como aún tenía apenas un leve pulso, decidí tenerle un poco de piedad. Lo tomé entre mis manos, bajé del automóvil y caminé hasta el primer árbol al costado de la carretera, para dejarlo al pie del mismo y regresar. Tomé a la chica, abrí su pecho también y procedí a dejar su muerto corazón junto con el de su novio.

- Al menos, sus corazones siguen juntos...

• Blood  « pj x my »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora