﴾ 17 ﴿

54 8 1
                                    

- Buenos días, lo molesto un segundo... - sacó la foto de su bolso para mostrarsela al hombre que acaba de frenar.-  ¿Lo ha visto? - el desconocido negó con la cabeza.- Gracias. -en leve reverencia, lo dejó continuar su camino.

Hace horas que Taehyung se encuentra allí parado, hablando con toda persona que pasa sin obtener respuesta. Algo no me convence, no me parece confiable andar averiguando como si nada algo tan delicado como lo es encontrar a Min Yoongi.

Decidí ir junto a él y tomar su hombro izquierdo.

- Tae, vamos al hotel.

- No. -me observó con sorpresa e incomprensión.- ¿No era que querías encontrarlo también?

- Claro que sí. -tomé su brazo con firmeza.- Pero no sabes con quién hablas, ¿qué tal si son secuaces de ese tal DH o buscan hacer daño?

- N-no lo he pensado así... -acomodó con nerviosismo unos mechones de cabello que caían en su rostro.- De acuerdo.

Guardó nuevamente la fotografía en su bolso y comenzamos a caminar hacia una pequeña estación en la esquina donde Seokjin se encontraba comprando refrescos. Sonrió cuando nos vió llegar y nos entregó un batido a cada uno. El regreso fue bastante silencioso, el ambiente entre el mayor y yo no era el más cómodo, sabía que al llegar me esperaba el sermón. 

Mi teléfono comienza a vibrar en el bolsillo delantero del jean.

- ¿Sí? -atiendo.

- Jimin, iremos a cenar. ¿Necesitan refrescarse o podemos encontrarnos allí? -la voz del castaño sonaba del otro lado.

- No lo sé, espera.- tapé el teléfono y observé a los demás.- Dicen que irán a cenar, ¿quieren ir directo o necesitan pasar por el hotel? -pregunté.

- Dile que pase la dirección y nos encontramos allí.- respondió Jin. Tae solo asintió emocionado.

- Jeon... -hablé regresando a la llamada.- Pásame la dirección por mensaje y nos encontraremos allí.

Continuamos el viaje con el pequeño desvío hacia el restaurante. En el trayecto, mientras Taehyung iba de tienda en tienda y persona en persona preguntando por Yoongi, el mayor aprovechó para hablarme de lo ocurrido.

- Debes entender que no puedo hacer nada contra el instinto y eso lo sé, sólo pido discreción.- agregó.

- Lo sé. Es que... -rasqué mi nuca.- Me brota, ¿sabes? El hambre insaciable se apodera de mi razón. 

- Sólo ten cuidado. DH conoce tu marca ya, no lo atraigas. -sonrió para finalmente entrar al destino.

Taehyung frenó junto a mi y acarició mi mejilla sonriendo felizmente.- Gracias. -susurró.

Asentí suavemente y entré detrás de él. Ya se encontraban en una mesa Namjoon y Jungkook, con los respectivos lugares apartados. La cena del día eran pastas con salsa y vino. El lugar era algo oscuro pero cómodo, las luces tenues cuadraban perfectamente con las paredes rojizas dando una sensación cálida al ambiente. Las mesas de madera oscura y sillones tapizados para sentarse, candelabros pequeños sobre la mesa y algunos más grandes en los pasillos, la barra en el medio conectando con la cocina a un lado. 

Luego de unas cuantas botellas de vino, noté que los omegas se encontraban algo pasados de copas. Como alfas protectores, decidimos que debíamos volver. Los alcoholizados iban delante, abrazandose y hablando incoherencias mientras nosotros tres los observábamos unos pasos más atrás. 

Mi mirada se desvió unos segundos cuando un joven extraño pasó junto a nosotros. Tomé el hombro de ambos alfas, ya que me encontraba en el medio y reaccionamos a la par, cada uno en su tarea de proteger sus parejas. Con el envión de girar sobre mis pies comencé mi transformación, y justo a tiempo ya que el desconocido se encontraba a punto de atacar con sus dientes. 

Me abalancé sobre él y quedamos tomando los brazos ajenos, haciendo fuerza con nuestra parte superior y sosteniendonos con las piernas. Empujando lo más posible al contrario intentando derribarlo. Me había tocado un buen rival esta vez: su fuerza era similar a la mía. 

Sus ojos se encontraban clavados en los míos en un pésimo intento de intimidarme. Luego de mantener la mirada, guiñé mi ojo izquierdo y logré tumbarlo, aprovechando su sorpresa. Me senté sobre él, aprisionando sus brazos con las rodillas y sus piernas con las mías, apretando bajo mi garra su peludo cuello mientras la otra amenazaba con arrancarle los ojos. Se retorcía debajo de mí, intentaba dar en mi piel con sus largas uñas.

- Dime para quién trabajas. -ordené.- ¡Dime quién mierda te ha enviado! -gruñí haciendo más presión sobre su cuerpo.

- No t-te lo diré, ¿crees que soy idiota? -alardeó en una sonrisa mientras intentaba zafarse.- Mi jefe no te p-permitirá llegar a objetivo. Para él eres una apestosa pulga.- lanzó un escupitajo hacia mi pecho.

- Entonces no sabe con quién está tratando... -sonreí engreidamente antes de rasgar su garganta en un sólo movimiento y enterrar mis garras en su rostro.

Su chillido de dolor fue lo último que oí de su parte. Giré para correr hacia los omegas, que se encontraban dentro del restaurante esperando que sus alfas acabaran. Los tomé en cada brazo y corrí hacia fuera dando un gran salto para acabar en un balcón de los departamentos que había por allí. 

- No se muevan. -ordené, antes de amagar con saltar.

No haría falta ya que los demás se habían encargado perfectamente de los mafiosos y se encontraban recobrando el aliento contra la pared. La gente comenzaba a asomarse de las casas, de los autos e incluso del establecimiento donde habíamos cenado. Volví a tomar a los omegas y salté hacia el resto del grupo. Regresé a mi apariencia normal y tomé a cada alfa por su mano para levantarlos del suelo.

- Comprendo que seas una raza legendaria y seas más fuerte, ¿pero no te cansas? Aish.... -se quejó el mayor frotando su espalda baja debido al dolor.

- Ocurre que ustedes están fuera de forma y si quieren cumplir esta misión, deberán acostumbrarse. -comenzamos a caminar.- Al parecer, no nos dejarán tranquilos. Quieren a Yoongi tanto como nosotros.

- ¿Cómo lo sabes? -preguntó el menor.

- El idiota al que asesiné me ha dejado en claro que no nos dejarán el plato servido. -guardé mis puños dentro de los bolsillos del jean y mi barbilla bajo el cuello del abrigo, dando pasos más veloces.


La ira me empezaba a consumir, ¿hasta cuándo tendría que lidiar con esos imbéciles? No tienen nada de divertido siquiera, es decir, la sorpresa del ataque está pero lo demás... Demasiado débiles, demasiado arrogantes para ser la nada misma. Son garrapatas aferradas a su perro, succionando expectativas de ser malvados. Sólo quiero tomar a Min, colgarlo a mi hombro y regresar en paz a mi maldita casa. 

Una punzada en mi pecho me hizo frenar en seco y retorcerme, apretando con fuerza mis brazos contra mi cuerpo, gritando dolorosamente y frunciendo mis ojos para no llorar.



Una chispa. Un rayo de luz blanca. Un parpadeo. Me encontraba en un bosque helado, con árboles secos y sin rastro de vida. Un aullido a lo lejos, corría... Corría hacia él. Cabello verde y cuerpo desnudo, en la nieve, de rodillas y dando espasmos por el frío pese a que se abrazaba a sí mismo. Llanto, llanto y más llanto. 

- Jimin...- Entre sollozos susurraba mi nombre.- Jimin.... Jimin...

Me acerqué a él para agacharme detrás. Quise tomarlo en brazos pero comenzó a balancearse y llorar en descontrol.

- Estoy muriendo. -susurró.

Y antes de que pudiera tocarlo, desapareció. 


• Blood  « pj x my »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora