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- ¡Qué rayos Jimin! 


Oí a lo lejos antes de comenzar a levantar mis párpados, notando mis hombros sacudirse con fuerza y comenzar a reconocer el rostro de Taehyung frente al mío. Sus ojos brillaban con gran preocupación siendo levemente presionados por sus cejas inclinadas hacia abajo, realmente estaba asustado. Continuaba moviéndome frenéticamente hasta que tomé sus brazos con suavidad. Con ambas manos apretó mis mejillas sin dejar de observarme fijamente.

- ¿Estás bien? -preguntó.

- N-no lo sé.- acaricié mi nuca, tronando apenas mi cuello. Suspiré.- ¿Qué ocurre?

- Has tenido una pesadilla. -dice, antes de acomodarse en el asiento del automóvil.

- ¿A quién le rogabas regresar? -habló Seokjin, al volante.- Pedías desesperado porque volviera alguien...

- Fue extraño. -respondí, reincorporándome tomando mis rodillas entre mis brazos, apoyando mi mejilla en ellas para observar hacia la ventana.- Era un pequeño niño ahogándose en la oscuridad, lo salvé del mar y comenzó a llamarme por mi nombre. -hice una pausa.

- ¿Eso solo? -soltó Namjoon, observándome por el retrovisor.


Negué con la cabeza, recordando con nostalgia aquel hombre sobre mis piernas.


- Una nube negra nos envolvió y se transformó en un chico con cabello verde y castaño. Suspiraba mi nombre, me llenó de impotencia no poder... -sequé unas lágrimas que comenzaron a caer por mis mejillas cuando levanté mi rostro.- No poder protegerlo.

El ambiente se tornó tenso, nadie hablaba, nadie emitía comentario al respecto. La nostalgia inundó mi pecho y comencé a llorar desconsoladamente sin saber qué me ocurría. No era alguien a quien conociera realmente, pero gritaba mi nombre. Me rogaba estar con él, cuidarlo... Amarlo. Mi corazón parecía no querer despegarse de aquel sueño, mi mente me guiaba a sus imágenes y mi interior, aquel lobo que llevaba en el alma, me indicaba que comenzaba a despertar de su sufrimiento y me suplicaba correr hacia él. Tomar aquel cuerpo, amarrar nuestros instintos.

Pero... ¿Por qué? ¿Quién era aquél ser tan fascinante? 


- Jimin... ¿Qué sientes? - Jeon apareció entre los asientos, sobando mi espalda que daba espasmos debido al llanto.

- Quiero... -negué nuevamente.- Necesito estar junto a él, cuidarlo. Necesita de mí. Mi lobo necesita de él. -afirmé.


El castaño observó a Jin, quien nos observaba por el retrovisor ahora. Su mirada se clavaba en mi con demasiada seriedad. Mis vellos se pusieron de punta con tan sólo pensarlo.

- Es imposible. -reí.

- Jimin... - habló el mayor.- Tu alfa despertó.


Comencé a reír, negando y tapándome el rostro con ambas manos.


- Jimin. -retomó.- Quien esté llamándote, realmente necesita de ti. Puede ser tu predestinado.

- Seokjin, es imposible.- reí con fuerza.- ¿No lo ves? Ni siquiera conozco a mi pareja destinada, ni siquiera... -las palabras no brotaban de mi boca, las fichas del juego comenzaban a acomodarse pero parecía una locura.- No es posible, chicos. 


El silencio volvió a reinar entre nosotros. Continuamos el viaje sin emitir sonido, no se oía más que la música brotando del estéreo. Pareciera que todos supieran lo que mi cerebro estaba haciendo, que necesitaba reflexionar a fondo sobre todo lo ocurrido. Continuaba siendo algo totalmente loco de sólo pensarlo pero, por el otro lado, se veía muy lógico. Es decir... He oído hablar de la fuerte conexión entre alfa y omega; que una vez juntos, cualquier necesidad es percibida por el contrario. Lo que me ronda en la mente sin cesar es el hecho de que no tengo ningún vínculo con un omega, con nadie a decir verdad. Más allá de mis cercanos, ¿quién podría depender de mi ahora? Llevo días viajando, cabe agregar... No hubo posibilidad de formar lazos... 

El único omega que ha hecho palpitar mi corazón, fue Min Yoongi. Pero es imposible, a partir de años atrás no supe más de él hasta ahora, que estoy... Buscandolo.



- Llegamos a la frontera con Daegu, saquen sus pasaportes. -ordenó el mayor, sacándome de mis pensamientos.

Frenando lentamente en la cabina del límite en la carretera, Seokjin entregó los pasaportes y documentaciones del grupo, algo de dinero y continuamos camino cuando la documentación fue devuelta. El paisaje comenzaba a cambiar, el lago se despedía de nosotros una vez comenzamos a subir el gran puente. Los árboles ya no eran pinos solamente, había de todos los tamaños, formas y especies. Algunas liebres correteaban al costado, los pájaros cantaban volando en las alturas y el aire fresco nos daba la bienvenida a la ciudad. Los edificios se asomaban a lo lejos, las nubes se paseaban por el cielo azul y el sol al costado nos acompañaba en el camino.

Observaba por la ventanilla aquel precioso paisaje, disfrutando la calma y respirando el aire. Cerrando mis ojos para apreciar la brisa, rogando llegar al destino con prisa para ya librarme de tantos altibajos y descansar en mi cama nuevamente. Mi respiración serena se vio interrumpida por una fuerte punzada en el pecho que me hizo apretar mi rostro y fruncir los párpados. Fue una sensación de bombeo, donde mi mente se tornó negra y blanca en microsegundos. Llevé mi mano al lugar, apretando mi ropa de forma desesperada y abrí los ojos a la par en que una voz lejana se hizo presente en mi cabeza.


"Sálvame, Jimin."

• Blood  « pj x my »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora